Acogimiento familiar: experiencias que cambian vidas

El acogimiento familiar permite a los menores procedentes de entornos difíciles conocer que existen otros tipos de familia, donde reciben cariño y comprensión

Para los padres la experiencia también merece la pena. Su mayor preocupación no son los problemas, sino el momento de despedirse de los niños acogidos

Cruz Roja celebra un encuentro de familias de acogida burgalesas, con actividades formativas y lúdicas para mayores y pequeños

Acogimiento familiar: experiencias que cambian vidas Padres de acogida participan en un encuentro de Cruz Roja. PCR

Acoger a un niño que proviene de un entorno familiar con dificultades es una experiencia que cambia la vida, no sólo del menor, sino también de la familia que lo recibe. Es duro, porque a los problemas habituales de una casa con niños se le une la complicada situación en la que viven los acogidos, pero merece la pena. Las familias sienten que están contribuyendo a algo grande, ayudando a niños muy necesitados de amor y cariño, colaborando a la reconstrucción de otras familias que no pasan por su mejor momento, y todo ello sin que les cueste nada, gratis.

Al menos esta es la experiencia de Nuria y Óscar, una pareja de Miranda de Ebro, que lleva participando en el programa de acogida de Cruz Roja Española desde hace unos 7 años. Hasta el momento, alrededor de 12 niños han pasado por su casa. Nuria reconoce que a veces es difícil hacer la cuenta así, “a bote pronto”, puesto que algunos niños son “de ida y vuelta”, es decir, han estado con ellos durante fines de semana, vacaciones o pequeños periodos de tiempo. Ahora, la pareja tiene dos niñas acogidas desde hace año y medio y atiende a tres hermanos que, están en un centro de acogida, pasan con ellos las vacaciones y los fines de semana.

“Decir adiós duele, duele mucho, pero compensa”

Nuria y Óscar  comenzaron de casualidad. Ella trabaja como profesora en un centro escolar y allí conoció a una niña cuya situación familiar no era buena. Con el consentimiento de la madre, la pequeña empezó a pasar las tardes con ellos, merendando y haciendo los deberes; luego trajo a su hermano y, al final, Nuria y Óscar se acabaron ocupando también de darles de cenar, de bañarlos y de atenderles durante el fin de semana… hasta que se pusieron en contacto con ellos los servicios sociales. Fue después de esta experiencia cuando la pareja decidió que querían ser una familia de acogida.

“Era una labor muy bonita, nos veíamos capaces de hacerlo y, además, nos dimos cuenta de que los niños habían aportado mucho a nuestras vidas y a nuestros hijos”, asegura Nuria. Y es que la pareja tiene dos hijos biológicos, que “están encantados con la labor que hacemos, nos respaldan y nos ayudan” y que, cuando comenzaron  hace 7 años, estaban en plena adolescencia, de ahí que Nuria comente que la experiencia fue muy interesante para ellos, dado que les sirvió para  conocer otras realidades y descubrir que  “había niños que no tenían la suerte que ellos sí tenían”. 

Por la familia de Nuria y Óscar han pasado niños de todas las edades. La más pequeña tenía nueve meses cuando llegó y se marchó con año y medio, así que pudieron enseñarle a hablar, a andar… El mayor, 11 años. Lo peor, reconoce Nuria, es decirles adiós, porque se les coge mucho cariño, si no fuera así “no lo estarías haciendo bien”. “Duele, duele mucho, pero compensa”, insiste. Es verdad que tienen que afrontar los problemas que los niños traen de casa pero, con paciencia, comprensión y cariño se lleva bien, y es que a la mayor parte de los menores lo que les falta es precisamente amor.

Encuentro

Siempre se necesitan familias de acogida y con la nueva Ley de Protección a la Infancia, más

Nuria y Óscar participan esta mañana del III Encuentro Provincial de Familias de Acogida, organizado por Cruz Roja Burgos con el objetivo de facilitar un espacio para el intercambio de experiencias y la formación. De hecho, la cita de hoy lleva por título ‘Cu, Cu…tras!!! Si no te cuidas, no podrás cuidar’, en la que una psicóloga aportará claves para que los padres se cuiden emocionalmente, mientras los niños pasan una jornada de juegos y se relacionan entre ellos. En estos momento, en Burgos se cuenta con 30 familias de acogida, pero se necesitarían muchas más.

Marta Tovar, responsable del proyecto ‘Familias de Acogida’ de Cruz Roja Burgos, recuerda que, con el anteproyecto de Ley de Protección a la Infancia, los niños menores de 6 años tendrán que ir a familias de acogida, con lo que las necesidades aumentan. Además, las familias son voluntarias y reciben a aquellos niños a los que piensan que mejor pueden atender. Siempre es más fácil encontrar un hogar para un bebé o un niño de corta edad que para los más mayores o adolescentes, de ahí que haya lista de espera de menores y de familias en lista de espera.

En estos momentos, hay 13 menores esperando por una familia, pero son todos mayores de 8 años y algunos incluso grupos de hermanos (tienen hasta un caso de cuatro hermanos). Marta Tovar asegura que el mayor miedo de los padres de acogida no son los problemas que pueda traer consigo el menor, sino la despedida. Ese sentimiento de pérdida cuando tienen que decirles adiós que, por otra parte es el mismo para los padres biológicos cuando sus “pequeños” dejan el nido, insiste Tovar. Desde Cruz Roja intentan hacerles ver que la experiencia de vivir una temporada con una familia “normal” es para los niños tan positivo que todo lo demás carece de importancia.