Pies en polvorosa para un Colacho que volverá en un año

Como cada año, el Colacho huye de Castrillo de Murcia y el Santísimo Sacramento bendice a los niños nacidos en el año

Miles de personas se congregan en la pequeña localidad para celebrar una fiesta muy singular y llena de colorido

Este año, el Colacho saltó sobre cerca de un centenar de niños dispuestos en los colchones distribuidos por el pueblo

Pies en polvorosa para un Colacho que volverá en un año Los espectaculares saltos volvieron a atraer a miles de personas a Castrillo de Murcia. BC

Sol de justicia atemperado por las escasas nubes del raso azul y la brisa del este. El repique de campanas marca el inicio de la procesión. Las seis de la tarde. El golpe del Atabalero indica que ya está todo listo para que el Colacho huya. Es el domingo siguiente al día del Corpus cuando se celebra la fiesta del Colacho, declarada de Interés Turístico Nacional. Castrillo de Murcia ha vivido esta tarde su fiesta grande y el salto de ‘El Colacho’ sobre los niños nacidos en el año para ahuyentar de ellos el mal.

La fiesta data del siglo XVII, momento en que comenzó y que se ha mantenido ininterrumpidamente hasta nuestros días. Los vecinos del pueblo adornan sus casas con sus mejores galas para recibir el paso de la procesión. En algunas casas se disponen unos altares, donde clérigos y atabaleros realizan una pausa y bendicen el agua y el vino.

Los abades, el atabalero y el prior son las personas que gobiernan los festejos, todos ellas de la Cofradía del Santísimo Sacramento. La procesión también está integrada por las niñas que han recibido en el año la Primera Comunión que tiran flores a los niños tumbados. El recorrido que se realiza en procesión comienza en la iglesia del pueblo (situada en la parte más alta de la localidad) y hace un recorrido hasta volver nuevamente a la iglesia.

Mucha expectación

Expectantes observan a los bebés que van a ser saltados. BC

Expectantes observan a los bebés que van a ser saltados. BC

Algo más de 3.000 personas se han dado cita a las 18:00 en este pueblo, que se llena de gentes venidas desde todos los puntos del planeta en esta fiesta tan singular que consiste en rememorar la victoria del bien, que representa Cristo Eucaristía, sobre el mal, encarnado por un espeluznante y grotesco personaje vestido de colores chillones y con una máscara: El Colacho.

La fiesta es una mezcla de la tradición religiosa y la pagana organizada por la Cofradía del Santísimo Sacramento desde un lejano 1621. Como en toda fiesta religiosa, el bien, la fuerza de Dios, triunfa sobre el mal, sobre el diablo. Por eso, el Colacho se aleja del pueblo; se oculta temporalmente el mal para salvar la vida de gracia de los niños y darlos protección de por vida frente a las fuerzas ocultas del maligno.

Carreras

Días antes del domingo del Corpus Christi, el Colacho con el zurriago en la mano y las terreñuelas, campa a sus anchas por las calles de Castrillo de Murcia para arrear a los mozos y mozas del pueblo que le insultan para provocarlo. El esperpéntico personaje responde con latigazos a diestro y siniestro. Pero esta tarde, en la procesión con el Santísimo, El Colacho, ya sin máscara, ha huido despavorido, vencido por Cristo y ha saltado, de nuevo, por encima de los niños nacidos en el año, quedando de este modo libres de su influencia maléfica y recibiendo la bendición del Cristo que los hace posesión y protección suya.

Las madres colocan a sus bebés para en el colchón. BC

Las madres colocan a sus bebés para en el colchón. BC

Cada año, un centenar de niños y niñas acostados sobre los colchones esperan el salto. Las madres, sobre todo las madres, impacientes, tratan de tranquilizar a los bebés que no pueden llegar nunca a imaginar lo que va a pasar. Esta tarde, los pequeños jugueteaban antes del salto. Otros aguardaban en los colchones blancos que se diseminaban por las calles, cubiertos con sábanas y colchas de colores y profusamente decorados, y flanqueados por los niños de Primera Comunión.

Bendición

El sacerdote bendice a los niños y recobra el bien para todos. Cristo triunfa sobre el mal. Ayer fue el día de la representación de teatro “La boda de las desdichas”, de Javier García Montero, a cargo del grupo de teatro Encaje, de Burgos, de las últimas vueltas por las calles y del espectáculo nocturno.

La mañana de hoy comenzó con el toque de maitines y la vuelta del Atabalero y del Colacho. Y tras la misa de la mañana la colación de orejuelas y vino. Al final de los saltos se procedió a los nombramiento de entrantes, la procesión cívica a la era de San Juan y el pregón a cargo del maestro Ricardo Herrera, así como a la actuación del grupo folclórico de ‘Coros y Danzas de María Ángeles Saiz’. Para la jornada de mañana lunes, queda la misa por los cofrades difuntos, la tradicional partida de morrillo y el toque de oración que precede a la última vuelta del Colacho.