PROSAME cumple 25 años con la vista puesta en la integración laboral

La Asociación pro salud mental de Burgos hace un balance positivo de su cuarto de siglo en atención a personas con enfermedad mental

Entre los grandes retos está conseguir que los usuarios cuenten con un puesto de trabajo, clave para la promoción de su autonomía personal

La entidad cuenta con una amplia gama de servicios a través de sus centros ocupaciones, sus centros de ocio y las viviendas supervisadas

PROSAME cumple 25 años con la vista puesta en la integración laboral El 25 aniversario se ha celebrado con una gran fiesta. PCR

Cuenta con un centro especial de empleo y desarrolla programas formativos y de empleabilidad. Sin embargo, uno de los grandes retos a los se enfrenta PROSAME sigue siendo la integración laboral. Es la reflexión que realiza la gerente, Conchi Martín, con motivo del 25 aniversario de la creación de la Asociación pro salud mental de Burgos. Reconoce que, si bien llevan “mucho tiempo” reivindicando la necesidad de favorecer que las personas con enfermedad mental puedan tener un empleo, “tenemos que lanzarnos más de lleno” para conseguir ese objetivo. Y las administraciones juegan un papel muy importante.

A través de sus políticas especiales de empleo, e igual que se hace con otros colectivos, las instituciones deben promover la contratación de personas con enfermedades mentales, reservando puestos en ayuntamientos, delegaciones, servicios públicos… Es uno de los primeros pasos, mucho más accesible que la empresa privada. Y, mientras, desde PROSAME se contribuye con ese “pequeño” centro especial de empleo ‘La Brújula’, y con los proyectos formativos que se ofrecen en los centros ocupaciones, principalmente en el ‘Vela Zanetti’.

Martín asegura que es el momento de dar un fuerte impulso al proyecto de inserción laboral

La integración laboral es uno de los imprescindibles para conseguir el resto de los objetivos que se marca la asociación. Cuando en 1990 se puso en marcha PROSAME, recuerdan, se buscaba mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad mental, defender sus derechos, favorecer su integración social y comunitaria y promover su autonomía personal. Orientados a esos fines han estado los recursos desarrollados y los programas creados, pero pueden quedar cojos si no existe la posibilidad real de que una persona con enfermedad mental tenga un empleo, como parte de un proyecto de vida “normalizada”.

Camino difícil, pero satisfactorio

Aunque el reto que todavía queda en este ámbito laboral, Conchi Martín hace un balance “bastante bueno” de estos 25 años de la asociación, que han celebrado con una fiesta en el Espacio Tangente. “Se han conseguido muchos recursos” en el ámbito sociocomunitario, aunque “el camino ha sido difícil”. Muchas eran las necesidades del colectivo de personas con enfermedad mental y sus familias, y poco a poco se han ido cubriendo, con el amparo de las administraciones, reconoce Martín. En estos momentos cuentan con 325 socios y ofrecen una amplia gama de servicios, que cubren todo el abanico de necesidades.

En los centros ocupaciones se realiza atención directa de mañana, se ofrece servicio de comedor, se trabaja en la inserción laboral, en la rehabilitación, se organizan terapias y talleres, se promueve la autonomía personal… Mientras, el centro de ocio está orientado a desarrollar actividades de ocio y tiempo libre, como el cine-fórum, las manualidades, las salidas culturales o las excursiones. Además, PROSAME cuenta con cinco viviendas supervisadas, cuatro en Burgos y una en Villarcayo, y con servicio de atención a familiares (terapias, asesoramiento, respiro familiar…).

La gente todavía se acerca con miedo a la enfermedad  mental y la asocia con la violencia

Conchi Martín explica que están trabajando para aumentar el número de viviendas supervisadas, dado que es uno de los recursos clave dentro del proyecto de autonomía personal, y es también uno de los que más demandan los usuarios. Al mismo tiempo, la gerente de PROSAME destaca el trabajo realizado en la delegación que tienen en Villarcayo, la única de la provincia. Sin embargo, Martín reconoce que las buenas sensaciones de este 25 aniversario se ven algo empañadas por la necesidad de continuar luchando contra el estigma social que rodea a la enfermedad mental.

El estigma

Si bien es cierto que los enfermos mentales cada vez están más integrados social y culturalmente, muchos prejuicios siguen vigentes. Hay gente que les tiene miedo, que asocia automáticamente problema mental a violencia, que los minusvalora… Se ha trabajado mucho para que la sociedad cambie su visión del colectivo, reconoce, pero aún no se ha dado con la forma correcta. “Tal vez necesitemos otros 25 años más”, comenta la gerente. Y es que las enfermedades mentales son muchas y variadas, lo que dificulta su conocimiento social.