Los alcaldes vuelven a lamentar el retraso de la presa de Castrovido

Según los datos técnicos, buena parte de las últimas crecidas del río se hubieran evitado si la presa estuviera ya terminada

Si se cumplen las últimas previsiones, la obra concluirá en 2017 y la infraestructura estará en marcha en 2018

Los alcaldes de la zona también exigen una limpieza integral de los cauces y C’s, un Plan Hidrológico Especial

Los alcaldes vuelven a lamentar el retraso de la presa de Castrovido Las obras de la presa van a buen ritmo. GIT

“Con la presa de Castrovido ya terminada, esto no habría pasado”. Así al menos lo entiende Marta Arroyo, alcaldesa de Salas de los Infantes, una de las localidades más afectadas por la crecida protagonizada por el Arlanza en las últimas jornadas. Un episodio que, lamentablemente, se viene repitiendo con demasiada asiduidad y que demuestra, una vez más, que la presa es “totalmente necesaria”.

En los últimos veinte años, las crecidas del Arlanza han provocado situaciones de riesgo y daños millonarios, mientras la obra de la presa, planteada fundamentalmente para regular el cauce del río, se perdía en una maraña de dimes y diretes, paralizaciones y accidentes que no han hecho sino impedir un control más exhaustivo de las crecidas que sistemáticamente azotan a la cuenca.

“Da rabia” que después de tantos años todavía no se haya acabado una infraestructura que, para más “inri”, se encuentra a apenas unos kilómetros de Salas, subraya Arroyo, quien confía en que los trabajos puedan culminar de manera efectiva a lo largo de 2017 tras el impulso recibido en la última legislatura. Una opinión que comparte la regidora de Tordómar, Inmaculada Sierra, quien asegura que, “con las medidas adecuadas”, una situación que es incontrolable” se podría “paliar“. Sierra está convencida los “efectos serían menores” con Castrovido en marcha, así que toca “tomar nota”.

Las avenidas son “incontrolables” pero con la presa los “efectos serían menores”

En la misma línea se expresa Dositeo Martín, responsable de UCCL en la comarca y portavoz de la Comisión de Seguimiento de las obras de la presa, que asegura que “este año se ha hecho muchísimo trabajo” y el hormigonado de la represa está a punto de culminar. En ese escenario, Martín también confía en que el proyecto cumpla las últimas previsiones lanzadas por el Ministerio y la obra pueda culminarse el año que viene. “Esperemos que el cambio de Gobierno no afecte” a la planificación, ya que, de hecho, el proyecto tiene la declaración de “interés general”.

En este sentido, y tomando como referencia los datos de regulación planteados en el proyecto de la presa, se podrían haber evitado “el 90 por ciento de las crecidas vividas en Salas en los últimos 20 años” si la presa estuviera ya en funcionamiento, un porcentaje que se va reduciendo a medida que avanza el cauce, pero que en el caso de Lerma, podría alcanzar “el 50 por ciento”, explica Martín.

Limpieza de los cauces

Pero las peticiones de los alcaldes de la cuenca del Arlanza no se circunscriben de manera exclusiva a la finalización de las obras en Castrovido, sino que van más allá. Muchos son los regidores que han exigido de manera reiterada a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) una limpieza más profunda de los cauces, un trabajo que, en el caso de Salas, sí se ha realizado de manera paralela a la construcción de la presa.

No así aguas abajo, donde la maleza ha provocado muchos problemas en los últimos años, en los que la CHD ha actuado de manera hasta cierto punto intermitente y no ha procedido a realizar una actuación integral. Al menos eso es lo que reivindican los alcaldes de la zona, entre ellos, la propia Inmaculada Sierra, que insisten en que dicha intervención hubiera aliviado un poco algunos de los últimos episodios de riadas. Además, Ciudadanos reclamaba ayer mismo un Plan Hidrológico Especial para el Arlanza.