Los titos caldearán la fría mañana de San Antón

Este martes se servirán 20.000 raciones de titos para miles de burgaleses que harán honor a San Antón y a una tradición de 515 años de antigüedad

La bendición de los animales volverá a dejar imágenes curiosas a los pies de la Iglesia de Santa María la Real y Antigua de Gamonal

Los titos caldearán la fría mañana de San Antón Buena parte de los cofrades han estado preparando los ingredientes que echarán este 17 de enero a las perolas. IAC

Como cada 17 de enero, la Cofradía de San Antón se convierte en la cocina de los miles de burgaleses que acuden, haciendo honor a la tradición, a por su ración de titos. No en vano, este año se cumplen 515 años realizando este gesto de solidaridad, que en su origen venía a alimentar al peregrino hambriento.

Con un ojo sobre las calderas y otro en el cielo, los cofrades prestarán atención a que a que las nubes no descarguen agua. Es lo que más les preocupa porque es lo único que puede hacer que los titos se encallen y se echen a perder. El frío hará acto de presencia, como lo hace siempre, pero los cofrades esperan que la lluvia respete a su santo, como viene haciendo durante los últimos años. De hecho, el cocinero José Luis Martínez tiene que echar la vista atrás más de una década para recordar una chaparrada que impidiese el reparto con normalidad de los titos.

La cofradía de San Antón alimentará 20.000 paladares que rendirán tributo a una tradición que cumple 515 años

Para que eso no ocurra, lo mejor es repetir el protocolo a seguir, sin alterar la tradición. Así, las cantidades de ingredientes para llenar las 17 calderas, de entre 600 y 800 litros, serán los mismos. “No se pueden echar más”, explica Justo Pérez, prior de la Cofradía de San Antón. 10.000 kilos de titos, 200 de ajos, 200 de cebolla, 1.500 guindillas, 1.500 pimientos morrones, 10 kilos de pimentón (5 de dulce y 5 de picante), laurel, sal y 200 litros de aceite de oliva, darán como resultado 20.000 raciones de un plato tan básico como histórico.

Han sido tres días de preparación para que este 17 de enero, los miles de burgaleses que hacen religiosamente su espera ante las puertas de la Cofradía de San Antón, puedan llevarse a casa sus raciones de titos calientes. Todas se agotarán, como lo hacen siempre, explica el cocinero, José Luis Martínez. De hecho, en la recta final de la cola, a eso de las 15.00 horas, toca dosificar las raciones que se sirven para que todos, mucho o poco, puedan hacer honor a una tradición que ha vivido un importante crecimiento.

Minuciosamente, los cofrades han picado los ingredientes durante tres días. IAC

Minuciosamente, los cofrades han picado los ingredientes durante tres días. IAC

Pero todo arrancará mucho antes para los cofrades. A las cinco de la madrugada se pondrán en pie para comenzar a preparar los titos, esperando que el agua no haga acto de presencia. El frío y las heladas son inevitables, por lo que al calor de las calderas no preocupa en exceso. Y mientras las calderas hacen borbotones con los titos, al otro lado de la calle Vitoria, se celebrará la tradicional misa, que vendrá seguida de la bendición de los animales. El abad de la Iglesia de Santa María la Real y Antigua de Gamonal, Domiciano Juarranz, saldrá, a eso de las 13.00 horas, a salpicar de bendiciones a las mascotas de los orgullosos dueños que esperarán a los pies de la iglesia.

El futuro de la tradición

Para la Cofradía de San Antón, el 17 de enero es su día grande y lo es, entre otras cosas, por la visita de los escolares. Unos 800 niños de varios colegios de la zona (Fernando de Rojas, Valcárcel, Marceliano Santamaría, San José Artesano…) visitan los preparativos de los cofrades, distinguidos con pañuelos de colores. De esta forma, los niños aprenden la tradición por San Antón, algo que los cofrades agradecen con algunos obsequios. “Se lo pasan de maravilla. Es lo más bonito del día”, sentencia Pérez.