Bebé Miradas cumple seis meses con 60 niños en su programa de observación

El proyecto piloto de detección temprana del autismo ha recibido una media de 11 casos nuevos por meses desde que arrancó en abril

Los niños han llegado derivados de la muestra de investigación seleccionada y de pediatras que han detectado algún síntoma de alerta

Se han detectado 8 casos de bebés con alteraciones del desarrollo, pero no quiere decir que sean casos de TEA o de trastornos pues puede ser un simple retraso

El proyecto piloto para la detección precoz del autismo Bebé Miradas, impulsado por Autismo Burgos en colaboración con el Hospital Universitario de Burgos y el Ministerio de Sanidad, cumple seis meses. Tras las pruebas de principios de año, el programa de observación y vigilancia arrancó el pasado abril, y él participan ya 60 bebés, con edades comprendidas entre los 2 y los 36 meses. Una cifra importante que garantiza la continuidad de la iniciativa en 2018, aunque solo sea por completar la tanda de 14 consultas por niño prevista en el programa de investigación.

El equipo compuesto por un neuropediatra, con Montesclaros Hortigüela y David Cornejo a la cabeza, y un profesional de Autismo Burgos ha atendido a una media de once casos nuevos por meses. No todos los bebés que se han incorporado al programa lo han hecho con dos meses, ha explicado Javier Arnaiz, director técnico de Autismo Burgos, así que unos pasarán por las 14 consultas previstas (un mensual de 2 a 6 meses y otras a los meses 9, 12, 15, 18, 24 y 36), y otros solo por las fases que correspondan a su edad.

Se trabaja con niños con alto riesgo de TEA o de trastorno del desarrollo, pero también con niños “sin riesgo”

Los bebés ha llegado remitidos por pediatras o bien procedentes de la muestra inicial realizada para el piloto. Se escogieron niños con alto riesgo de presentar un trastorno del espectro autista (TEA) o con alto riesgo de trastornos de desarrollo por incidentes en el embarazo o riesgo pediátrico. El último grupo de control lo componen niños sin riesgo. Eso sí, Arnaiz ha asegurado que el programa de observación y vigilancia está abierto a la incorporación constante de nuevos casos en los que los pediatras puedan detectar síntomas de alerta.

El objetivo último de Bebé Miradas es trabajar en la detección precoz del autismo, también de cualquier trastorno del desarrollo, para iniciar una intervención temprana. Una vez más, Javier Arnaiz recuerda que el autismo no se cura, pero con una intervención adecuada sí que se puede reducir su impacto, haciendo que los síntomas se presenten con menor intensidad, se minimicen las consecuencias, se facilite un desarrollo cognitivo más óptimo y que, en definitiva, al afectado con TEA mejore en su integración social y personal.

Síntomas de alerta

Para avanzar en la detección temprana, Bebé Miradas apuesta por las pruebas de eye-tracking o seguimiento visual, pues como síntoma de alerta en el TEA se encuentra la fijación de la mirada. Se trata de un visionado de vídeos, nada invasivo, que permite ver cómo fija la mirada el bebé, si sigue estímulos sociales. Cabe recordar que, con dos meses, el niño ya utiliza la mirada como instrumento de comunicación. Sin embargo, a partir de los nueve meses, un niño con TEA lo deja de hacer, y fija la firmada en estímulos no sociales.

El seguimiento visual se demuestra como un síntoma de posible retraso o trastorno, pero no concluyente

El trabajo realizado hasta el momento ha permitido constatar que el seguimiento visual es eficaz para detectar patrones de mirada diferentes en los niños que presentan alguna alteración en su desarrollo. Es un síntoma de un posible retraso o trastorno, no concluyente, pero que ayuda a poder iniciar una intervención preventiva. Javier Arnaiz ha insistido en que diagnosticar el autismo antes de los 24 a 36 meses “es muy difícil”, pero si se puede trabajar en una intervención preventiva, sobre la base de indicios, siempre será positivo.

De los sesenta niños que han pasado desde abril por el programa de observación y vigilancia, se han detectado ocho casos que requieren de intervención. Javier Arnaiz matiza que no son casos de niños con TEA, sino de niños que han presentado algún síntoma de alteración en el desarrollo, o que no responden a determinados estímulos como se espera. A los padres se les han dado una serie de pautas sencillas para potenciar que los bebés centren su atención, mejoren su comunicación con la mirada o respondan a estímulos sociales.

Se trabajan sus habilidades de comunicación, de juego y sociales, como un refuerzo, y se va evaluando su evolución, con un seguimiento permanente. Detectar síntomas de alteración o retraso en el desarrollo no significa ni que el niño tenga un trastorno de desarrollo ni que pueda ser un caso de TEA. Cada bebé evoluciona a su ritmo y muchas veces esas alteraciones o los retrasos acaban superándose sin problemas; el paso del tiempo dirá si alguno de los casos detectados se concreta en TEA.

Futuro

El proyecto tiene consultas cerradas para 2018

Bebe Miradas ha nacido como proyecto piloto pero con la intención de convertirse en un recurso habitual de Atención Primaria y hospitalaria. Aunque habrá que buscar recursos económicos para continuar con la financiación, el trabajo está garantizado para 2018, y se espera contar con resultados definitivos en 2019, demostrando la utilidad del proyecto. Una detección precoz, con una intervención preventiva, ahorra sufrimiento a la familia, permite ahorrar gastos en pruebas y orientar el tratamiento antes y con mejores resultados.