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Los burgaleses hemos podido retomar paseos y ejercicio Sati Otero | EFE
Añoranza de pueblo

Añoranza de pueblo

El medio rural se ha desvelado como un lugar mucho más amable para soportar la cuarentena social, ahora nos toca cumplir las normas para que nos permitan viajar y recuperar la libertad que nos ha robado la covid-19

Lunes, 4 de mayo 2020, 08:19

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Muchos suspiramos estos días por nuestros pueblos. Incluso esas jornadas de frío, lluvias y tormentas, añorábamos la sensación de libertad que se respira en el medio rural. La certeza de que simplemente salir a la puerta de la calle ya aporta más que cualquier paseo por la ciudad. Y esas sensaciones se agudizan con la llegada del buen tiempo, de los días soleados y las altas temperaturas, pues la primavera se ha instalado sin que nos hayamos casi dado cuenta, pero no se disfruta igual desde la ventana ni con los paseos autorizados. Todo es más verde en el campo.

Así que sí, muchos sentimos envidia de la gente que vive en los pueblos. Y más que la vamos a sentir. El confinamiento en los pequeños municipios se ha llevado de una forma mucho más relajada, con menos restricciones. Además, mientras en la ciudad nos hemos tenido que conformar con tener una ventana con vistas, un balcón o, los más afortunados, un patio, en los pueblos se disfruta de zonas de esparcimiento propias (patios, jardines, fincas...). Y se ha respirado aire, mucho aire, pese al confinamiento que nos ha traído el coronavirus.

Ahora, además, se valora que nuestros pueblos avancen más rápido en el plan de desescalada del Gobierno central. Si la iniciativa de la Junta de Castilla y León sale adelante, es muy posible que las fases de desescalada se apliquen atendiendo a la situación epidemiológica de las zonas básicas de salud, y no solo a la evolución de contagios por provincia. Eso podría suponer que los urbanitas sigamos medioconfinados, con restricciones y limitaciones de movimientos en nuestro día a día, pero en la llamada España Vaciada vayan recuperando la normalidad.

Así que, aunque solo sea por el egoísmo propio de conseguir que nos permitan desplazarnos para ir a descansar a las segundas residencias (algunos solo queremos poder volver a ver a nuestra familia), seamos responsables y cumplamos a rajatabla las normas del desconfinamiento. La España Vaciada nos espera, pero no a cualquier precio, no si hay riesgo de contagio, porque si ponemos en peligro a nuestros pueblos nos condenamos como comunidad. Con la pandemia hemos aprendido a valorar las bondades del medio rural, ahora toca protegerlo para estar todos protegidos.

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