Entre el terror y el humor: los comercios de Burgos que se suman a celebrar Halloween
Las calles burgalesas se llenan de decoración en los días previos a Los Santos. No solo las grandes marcas decoran sus escaparates, cada vez más los pequeños comercios se suman con ingenio a una tradición que gana fuerza año tras año
El otoño ha llegado a Burgos y las calles del centro lucen un toque llamativo pero cada vez más habitual: calabazas naranjas, esqueletos colgantes y luces tenues que anuncian que Halloween ya está aquí. Una tradición importada que, lejos de quedarse en los escaparates de las grandes cadenas, ha calado con fuerza en el pequeño comercio burgalés.
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Basta con recorrer calles como San Pablo, San Juan o la Avenida del Cid para comprobarlo. Tiendas de iluminación, ópticas e incluso tiendas 'frikis' han decidido sumarse a la fiesta del miedo con creatividad y humor. Lo que antes parecía un guiño pasajero, hoy se ha convertido en una cita más del calendario decorativo para muchos negocios locales.
«Cada año intentamos que quede más llamativo. Es divertido y eso atrae a la gente», explica Gabriel, propietario de Moviltronic, uno de los comercios que más se implican en la ambientación. En su local, las brujas, los muertos, las calaberas y los murciélagos se mezclan con las maquetas de madera y la robótica educativa, entre otros. «Decoramos tanto que hay personas que se han ido con mal cuerpo, tanto niños como adultos», confiesa entre risas. «En la tienda anterior, tenía un sótano donde montaba todo lo de Halloween a oscuras y una clienta bajo y me dijo que me iba a denunciar, imagino que del susto que se llevó».
Esta anécdota resume bien el espíritu con el que muchos comerciantes de Burgos afrontan estas fechas: con ganas de sorprender, de conectar con la gente y de diferenciarse en una ciudad donde el comercio local lucha por mantener su espacio frente a las grandes superficies y las compras online.
Y es que no son solo las multinacionales quienes visten sus escaparates de negro y naranja o con decoración terrorífica. Si bien las grandes marcas también aprovechan la fecha para lanzar promociones, sorteos y ofertas especiales, sin embargo el encanto del comercio de proximidad reside en la imaginación y el toque personal. Muchos de estos negocios elaboran sus propias decoraciones, reutilizan materiales de otros años o incluso implican a familiares y amigos para montar un ambiente que combina el humor con lo macabro.
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«Se nota que la gente se para más, hace fotos y comenta… eso ya merece la pena», comentan los propietarios de los locales de Burgos. Aunque Halloween no sea una tradición nuestra, se ha convertido en una excusa para decorar, atraer miradas y disfrutar. Más allá del marketing o las modas, la decoración de Halloween se ha convertido en una nueva forma de que el pequeño comercio salga a la calle, se reinvente y reivindique su papel como parte viva de la ciudad.
Y es que en la capital burgalesa, entre sangre y fantasmas colgantes, lo que late en el fondo es, la voluntad de los comerciantes locales de seguir dando vida y un toque de susto a las calles que dan identidad a la ciudad.
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