López de Silanes: «Mejorar el nivel de formación de los empresarios ayudaría a Europa y España a salir mejor de la crisis»
El prestigioso economista ha señalado que «la formación educativa de los empresarios impacta sobre la productividad de sus negocios hasta cinco veces más que la de sus empleados»
Florencio López de Silanes, uno de los más prestigiosos economistas del mundo, en una entrevista publicada por la UBU, asegura, apoyándose en estudios realizados en empresas de setenta países, que la formación educativa de los empresarios impacta sobre la productividad de sus negocios hasta cinco veces más que la de sus empleados.
Florencio López de Silanes Molina, mexicano con raíces riojanas, ha impartido en la Universidad de Burgos una conferencia, en una cena de benéfica para recaudar fondos destinados a exiliados ucranianos, así como una serie de clases magistrales a alumnos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales saldadas con atronadores aplausos más propios de un éxito deportivo que de una clase de Economía.
López de Silanes ha analizado la crisis económica provocada por la invasión rusa a Ucrania, las posibles repercusiones para la economía europea que pueden acarrear las sanciones a Rusia, el papel de China, el amenazante incremento de la inflación o la relación entre la formación de los empresarios y la productividad de sus negocios.
La invasión de Rusia a Ucrania «está provocando unas graves consecuencias a la economía mundial y está llevando a Europa a reflexionar sobre el abandono de su producción industrial, derivándolas a países en los que la mano de obra resulta más barata», señala el ponente, a la vez que lanza la pregunta «¿Cree que Europa debe replantearse su estrategia industrial?». «Hasta cierto punto sí. Muchos de los países del mundo se replantean frecuentemente su estrategia industrial. Europa no ha cometido errores muy diferentes a los de otras economías avanzadas. En Estados Unidos también ha habido una desindustrialización que ha tenido sus consecuencias y lo mismo ha sucedido en otros países. Esta estrategia de hacer externalizar algunas producciones buscando una mano de obra más barata tiene dos ejes. Uno que ha jugado bien para Europa y otro que ha sido más perjudicial, aunque este segundo no está tan conectado con Rusia. El primero es que ese proceso de externalización ha ocurrido de los países del oeste de Europa hacia los del este del continente y, al menos, ha quedado dentro de la UE y eso no resulta problemático en general, aunque pueda tener ahora problemas por la conexión de estos países con Rusia. El otro gran polo de descentralización industrial que hizo Europa, pero también Estados Unidos, migrando parte de su producción hacia Asia tendría consecuencias mucho más trágicas si el problema fuera con China. Entonces sí estaríamos hablando de una seria disrupción».
Silanes incide en que «el mayor problema para Europa tiene que ver con que Rusia y Ucrania son proveedores de bienes e insumos imprescindibles y el gran shock que viene es que Europa se vea privada de todos los insumos procedentes de Rusia, que entraban a la producción europea, lo que afectará gravemente a los costes. Ahora bien, España tiene la fortuna de no depender tanto de los grandes insumos rusos. No dependen del gas o del petróleo ruso, aunque sí de otros del sector de los alimentos como el grano procedente de Ucrania».
En cuanto a las consecuencias de una prolongación del conflicto bélico, el profesor señala que «Rusia es claramente un proveedor de insumos para el oeste. En tanto se rompan esas cadenas y exista un encarecimiento de los insumos, las economías europeas serán las primeras afectadas y las empresas, también las españolas, verán cómo pierden competitividad. Hay que tener en cuenta que la sustitución de todos esos insumos se producirá a medio plazo. No es fácil sustituir las cadenas de suministro en un año. Posiblemente ese traslocamiento lleve varios años. Por otro lado, los consumidores sufrirán un aumento de los costes y de la inflación en su canasta básica».
Presión sobre Rusia
Pero, ¿hasta dónde se puede presionar a Rusia sin ahogar totalmente la economía de una potencia nuclear a la que Estados Unidos define como su principal preocupación? Silllanes apunta que «la presión es muy delicada, fundamentalmente en términos geopolíticos, ante el temor de una propagación de la guerra y su extensión a otros países». Y sobre el provecho que puede sacar China de la actual coyuntura, señala que «China busca trasladar el eje económico central hacia el este y tratar de juntar fuerzas de los dos retadores en el ámbito internacional. En tanto Rusia puede depender de China ésta puede tener una mano más amplia y favorecer a Rusia. En términos geopolíticos y económicos puede resultar una alianza muy favorable para ambos. Lo que no le compremos ahora a Rusia se lo puede comprar China. Esa cooperación puede ayudar a trasladar ese eje económico. No olvidemos que para China el tema central es Taiwan y ahora el país asiático está observando cómo se mueve el 'experimento' de Rusia en Ucrania y viendo que tan cerradas están las filas de occidente para enfrentar una posible transgresión. Desde ese punto de vista estamos en una época de aprendizaje político, pero también de traslado de capacidad de producción y de mercado económico».
Paralelismo con la crisis de 2007-2008
López-Silanes quiere dejar claro que «no estamos ante una crisis de la gravedad de la de 2008. Hasta ese año no habíamos visto una crisis de esa magnitud desde la caída de 1929. En términos de impacto financiero, de producción y en el comercio internacional, las caídas financieras durante los primeros 18 meses fueron de igual magnitud que las habidas en 1929, que fue la más grande hasta entonces. Esa fue realmente una gran crisis. En la actual llevamos únicamente dos meses y según cómo evolucione puede volverse más amplia. Afortunadamente, Rusia, siendo importante, no es un mercado extremadamente relevante ni para Europa ni para el resto del mundo, que puede pasar sin el mercado ruso y, aunque con mayor dificultad, de sus insumos. Por ahora, el pacto en producción, comercio y caída de los mercados de valores está resultado limitado, pero si el conflicto se expande, entonces sí podríamos entrar en otro panorama mucho más complicado y muy difícil de prevenir».
Sobre las medidas a tomar para combatir la inflación apunta que «a este monstruo de la inflación lo llevamos alimentado ya año y medio y la crisis provocada por la invasión rusa a Ucrania es otro impulso más en la escalada inflacionaria en una trayectoria que comienza con la salida de la pandemia y la falta de conexión entre la demanda y la oferta a nivel mundial, con el aumento de los flujos de dinero acumulados durante el periódico pandémico que otorgan una mayor capacidad adquisitiva a la población, los cheques concedidos a los consumidores en Estados Unidos de manera blanca... todo ello son presiones inflacionarias que se suman a la falta de insumos para afectar a la producción general y, sobre todo, a la canasta básica de alimentación. En Europa estamos en un escenario general entre el 5 y el 8% de inflación y en España en niveles aún más altos. La pregunta es cómo va a reaccionar el Banco Central Europeo. La Reserva Federal americana, sus expertos en política monetaria y macroeconomía, dicen que la inflación se les ha ido de las manos y que existe un retardo importante en la predicción del shock inflacionario, creyendo que iba a ser transitorio y reconociendo que la Reserva Federal no ha actuado con la celeridad debida. Ahora es muy difícil volver a encerrar al monstruo en la botella y los bancos centrales, incluso los más eficientes y transparentes, tienen mucha dificultad para conseguirlo. Si el Banco Central Europeo lograra hacerlo sería buenísimo, pero hasta este momento lo que cabe esperar es estar atento a los resultados de la Reserva Federal de EEUU que va más avanzada en este proceso. No obstante, las economías están muy conectadas y es muy difícil frenar la inflación únicamente en un área si crece en el resto».
Tipos de interés en alza
El mexicano coincide en que la subida de los tipos de interés es la única manera de hacer retroceder a la amenaza inflacionaria. «Es la medida política de la que disponen los bancos centrales, que tienen que actuar de una manera muy clara para intervenir en los mercados. Pero hasta hace dos meses esto no estaba tan claro y ha habido una serie de análisis que ya han decidido a la Reserva Federal a tomar la decisión, aunque tal vez llegue demasiado tarde. En ocasiones las expectativas de inflación terminan convirtiéndose en realidad. Es como una profecía que se cumple por sí misma, pero controlar las expectativas de inflación es algo muy complicado».
Formación empresarial
Por último el ponente habla de la relación que existe entre el nivel de formación de los cuadros directivos y del personal de una empresa y su nivel de productividad y señala que «ahora que, debido a la guerra, nos encontramos con un problema de desabastecimiento que está y seguirá subiendo los costes y con ello las empresas europeas van a sufrir una disminución de su competitividad, las empresas deben ver qué otras medidas pueden adoptar, explorar qué herramientas tienen en sus manos para elevar sus niveles de competitividad. En ese sentido, nuestros trabajos de las últimas décadas marcan que existen varios caminos en los cuales Europa y España todavía podrían avanzar. Uno de esos procesos es reformar el ambiente institucional para que resulte mucho más fácil la creación y el crecimiento de las empresas»
«Eso desde el ámbito institucional, pero hemos visto que si bien ese ambiente favorecedor para la creación de empresas es muy importante, también existe una diversidad muy grande de productividad entre las empresas del mismo sector y del mismo país. Unas diferencias que no pueden atribuirse, por lo tanto, al ambiente regulatorio que les afecta, sino que se deben a algo intrínseco a las empresas que hace a algunas muy productivas y a otras menos productivas. Lo que hemos logrado medir en nuestras últimas investigaciones con mis coautores en las universidades de Harvard, Brown y Bocconi es que una gran parte de esta diferencia de productividad se explica por el capital humano que conforma cada empresa. El capital humano de los trabajadores es importante y explica parte del crecimiento o decrecimiento de la productividad. Pero más allá de la formación de los trabajadores, el verdadero impacto sobre la productividad, según nuestras mediciones superior en cuatro o cinco veces al del nivel de educación de esos trabajadores, es la capacidad, la formación, de la persona o personas que manejan la empresa. Lo que hemos logrado documentar con evidencia mundial analizando empresas de casi setenta países es que un gran explicativo de las diferencias en productividad es la formación de quien lidera la empresa».
Respecto a la influencia de los gobernantes y sus políticas educativas en el nivel de formación de los dirigentes de las empresasm, Sillanes pone como ejemplo la comunidad castellano y leonesa :«En Castilla y León, el nuevo Gobierno regional ha comenzado suprimiendo la Viceconsejería de Universidades, algo que parece contradictorio con lo que acaba de exponer. Cada vez tenemos mejores formas de medir y probar empíricamente estas relaciones y nos damos más cuenta del impacto del capital humano en la productividad. Políticas que ayuden a mejorar el nivel educativo superior no solo son muy positivas, si no que al final se pagan solas. Un aumento de los recursos invertidos en la Universidad aumentará la productividad y aquellas medidas tendentes a elevar la formación, sobre todo de los que dirigen las empresas, tendrán un impacto positivo en el crecimiento importante del PIB nacional y ayudarían a la creación de empleo y al crecimiento de la inversión. La política educativa es algo que no obtiene resultados inmediatos y el problema clásico de la política es invertir en lo que se ve rápidamente porque llegan las elecciones. Pero lo que demuestra la investigación es que en aquellos países que invierten en educación a largo plazo obtienen beneficios muy claros en la productividad de sus empresas».