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El consumo de cannabis entre los jóvenes de Castilla y León se aproxima ya al del tabaco

El consumo de cannabis entre los jóvenes de Castilla y León se aproxima ya al del tabaco

El Comisionado Regional para la Droga y entidades contra la drogadicción advierten de la baja percepción de riesgo y la aceptación social de los porros pese a su peligrosidad

El Norte

Valladolid

Domingo, 15 de abril 2018, 12:48

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El consumo de cannabis entre los jóvenes de Castilla y León se aproxima ya al de drogas legales como el tabaco, aunque la evolución a la baja en los adolescentes de entre 14 y 18 años ha sido positiva en los últimos años. No en vano, los jóvenes que alguna vez han fumado 'porros' ha pasado de suponer el 20,3% en 2008 al 7,7% en 2015, es decir, 12 puntos menos. Frente a ese dato, está otro más preocupante como que la diferencia entre los estudiantes de 14 a 18 años que han fumado tabaco en el último mes y los que han consumido cannabis en ese mismo periodo de tiempo es de 10,7 puntos porcentuales cuando hace 20 años era más del doble (22,3 puntos).

El cannabis es la droga ilegal más consumida «con mucha diferencia». En la población general de Castilla y León, un 29,6% tomó derivados del cannabis alguna vez en la vida y un 3,7% en los últimos 30 días. En el caso de los estudiantes de 14 a 18 años, un 28,3% ha probado el cannabis y un 16,9% lo ha consumido durante el último mes, según los datos facilitados a Ical por el Comisionado Regional para la Droga.

Este órgano, dependiente de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, advierte de la percepción del «riesgo bajo» y su aceptación social a pesar de su peligrosidad, tal y como lo demuestran los sistemas de información sobre sustancias psicoactivas. El Comisionado lucha contra la creencia generalizada, entre muchos jóvenes, de que el consumo de cannabis, al igual que del alcohol, no es perjudicial para la salud porque asegura que es una «droga peligrosa». Este organismo lo justifica al incidir en que el 22,2% de las urgencias hospitalarias por consumo de drogas distintas del alcohol fue ocasionada por cannabis.

Los derivados del cannabis son la segunda droga en importancia, solo por detrás de las complicaciones por el consumo de hipnóticos y sedantes. Además, este porcentaje ha crecido de un modo importante desde el año 2000 cuando el peso del cannabis en las urgencias hospitalarias por consumo de drogas distintas del alcohol tan solo era del 1,7%.

La directora de Programas de Fundación Aldaba-Proyecto Hombre Valladolid, Ana Macías, destaca a Ical la importancia de la detención temprana para pedir ayuda. Recuerda que la mitad de los usuarios del Programa Joven acude a su centro tras dos años de consumo de cannabis, en muchas ocasiones con el conocimiento de los padres. «Lo habitual es que los padres resten importancia a fumar porros y establecen comparaciones de cuando ellos eran jóvenes, al reconocer que es lo habitual en esas edades y que ellos también consumieron de forma esporádica», explica.

Eso sí, Macías advierte de que el cannabis de ahora no tiene nada ver con el de antes, puesto que tiene una alta concentración de THC (tetrahidrocannabinol, que es el principal constituyente psicoactivo) porque las plantas están muy manipuladas y afecta mucho a una persona joven, en pleno desarrollo y con un sistema nervioso muy frágil. Lamenta que no sean conscientes de los efectos negativos a largo plazo como brotes psicóticos.

Falta de información

También hace mención a la escasa información que tienen los adolescentes sobre este tipo de drogas. «Existe una publicidad tremenda, totalmente sesgada y sin base científica, sobre los beneficios del cannabis por sus efectos paliativos en enfermedades como el cáncer», precisa. Macías es consciente de que las drogas «están ahí y están bien vistas» porque dan «estatus» y los jóvenes buscan nuevas sensaciones.

Todo ello, a su juicio, demuestra que hay mucho desconocimiento sobre las consecuencias y las repercusiones de este tipo de droga. En ese sentido, aboga por «cambiar la mirada» hacia las drogas que mucha gente relaciona con la marginalidad y la delincuencia, cuando la realidad es que su consumo está muy extendido. La responsable de Proyecto Hombre explica que el modelo de ocio de los chavales favorece el consumo.

Problemas de adicción

Las estadísticas que maneja la Consejería demuestran que el consumo de derivados del cannabis crea problemas de adicción. Las admisiones a tratamiento ambulatorio por dependencia de esta droga en Castilla y León han crecido un 716% entre 2000 y 2016. Su peso en las admisiones se ha multiplicado por 12 al pasar del 2 al 23,8% en ese periodo.

El tratamiento por dependencia del cannabis también tiene un peso considerable en otros centros de la red asistencial. El Comisionado Regional para la Droga recoge que el 25% de los casos atendidos por los centros específicos de primer nivel en 2013 estuvo relacionado por el cannabis como sustancial principal. En cuanto a los centros de día fue del 18% y el 10% en comunidades terapéuticas. Tampoco se olvida de que es una droga detectada en el 79 % de los controles de consumo de drogas realizados por la Dirección General de Tráfico (DGT).

Prevención familiar

Proyecto Hombre Valladolid desarrolla uno de los once programas de prevención familiar que prestan entidades en Castilla y León. Durante 2016, estas asociaciones atendieron 568 casos, de los cuales el 54% eran nuevas incorporaciones. La droga principal que originó la mayor parte de las demandas de intervención fue el cannabis (80%), con predominancia de chicos (81%) y mayores de edad (80%). Otros datos para completar el perfil son que el 86% de los casos era de nacionalidad española, ocho de cada diez vivía con sus padres y solo un 5% residía en centros de acogida o de menores infractores. Además, el 82% estudiaba y el fracaso escolar está presente en el 29% de los casos.

Fundación Aldaba atendió, por ejemplo, el año pasado a 138 familias de la provincia de Valladolid en su Programa Joven de prevención de drogas, la mayor parte chicos y estudiantes, con una edad media de 16 años, por fumar porros aunque lo habitual es que sean policonsumidores con alcohol y tabaco. «Pese a lo que se dice, es falso que los adolescentes se inicien cada vez antes en el cannabis», manifiesta Ana Macías, al recordar que el primer contacto con las drogas legales (alcohol y tabaco) se produce entre los 13 y 14 años y las ilegales como los porros, a los 15 años.

En definitiva, es una droga que genera problemas de adaptación familiar, escolar y social en los más jóvenes. La directora de Programas de Proyecto Hombre Valladolid coincide con esta afirmación al apuntar que la mayor parte de las familias que acuden a ellos tiene un problema con sus hijos, ya sea por un fracaso (42% de los casos) o absentismo escolar (22%), conflictividad familiar como descalificaciones e insultos o bien medidas judiciales.

De ahí que los técnicos de la asociación trabajen con el joven pero, sobre todo, llevan a cabo un abordaje con la familia. «Muchos padres nos dicen que ellos no tienen el problema que lo tiene su hijo por el consumo de drogas. Nosotros les decimos que esto transversal y es clave mejorar las relaciones familiares y que los jóvenes tengan un referente adulto así como incidir en un ocio saludable», manifiesta.

Añade que el objetivo que persiguen es que la «transición» del chaval a la vida adulta sea lo más normalizada posible y con menos riesgos para evitar que ese caso acaba en dependencia de drogas o delincuencia. Y eso pasa por la educación, empoderar y entrenar a la familia para «manejar situaciones conflictivas» y favorecer entornos más saludables para reducir las situaciones de consumo. Tras 15 años con el programa, confirma que la mayor parte de los jóvenes tratados «se reconduce».

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