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Aitor Echeveste ha trabajado para grnades estudios. BC
Efectos visuales con denominación de origen burgalesa en los Oscar

Efectos visuales con denominación de origen burgalesa en los Oscar

El burgalés Aitor Echeveste participa en la producción de 'Spider-Man: No Way Home' y 'Shang-chi y la leyenda de los diez anillos', dos producciones de Marvel nominadas a los Oscar

Domingo, 27 de marzo 2022, 09:05

Desde muy joven supo que lo suyo iban a ser los efectos visuales. Y hoy, con 26 años, puede presumir de aparecer en los créditos de algunas de las películas con mayor presupuesto de los últimos años. Se llama Aitor Echeveste, es de Burgos y su buen hacer le ha permitido participar en el desarrollo, entre otras, de 'Spider-Man: No Way Home' y 'Shang-chi y la leyenda de los diez anillos', dos superproducciones de Marvel nominadas al Oscar en la categoría de efectos visuales. Casi nada.

La historia de este joven burgalés arranca en su propia casa, alucinando como tantos otros con los efectos especiales que veía en la gran pantalla e indagando un poco en ese mundillo. A pesar de tener esa pasión, Aitor acabó estudiando ADE en la UBU. No era lo suyo, pero en aquel momento era la oportunidad con la que contaba. Sin embargo, poco tardaría en dar un volantazo a su vida. Y es que, poco después acabó trabajando en una agencia de publicidad burgalesa y cursando un máster de efectos visuales en U-Tad. Antes de finalizar el máster, ya trabajó en un pequeño estudio de Madrid. Y de ahí, a Hollywood, de mano de Trixter, un estudio de efectos visuales alemán con cierto predicamento en el sector.

Con el estudio alemán le llegó la ocasión de trabajar en varias superproducciones de Marvel, incluidas 'Spider-Man' y 'Shang-Chi', que estarán en la gala de los Oscar. «Si tuviera que apostar dinero, lo haría por que gana Dune, pero creo que Spider-Man también tiene posibilidades», explica desde Australia, donde actualmente reside y trabaja de la mano de Rising Sun Pictures, otro de los grandes estudios del sector.

«Básicamente me pagan por pintar pixeles y que quede bonito en la pantalla»

«Básicamente me pagan por pintar pixeles y que quede bonito en la pantalla», resume jocoso. Evidentemente, esa afirmación encierra una realidad mucho más compleja, en la que se cruzan conocimientos técnicos, supervisión constante y una gran dosis de «arte». Y es que, para que el resultado sea perfecto -los estudios no aceptan nada que no lo sea-, «tienes que controlar aspectos como la composición, la fotografía o el color».

Al final, hay muchos millones de euros en juego en cada producción y hasta el mínimo detalle debe ser impoluto. Incluso si ni siquiera se aprecia. «Cada vez se usan más recursos digitales en el cine, pero hay muchas cosas que son directamente invisibles para el espectador. Los efectos digitales no son solo rayos láser, sino que pueden ser, por ejemplo, retoques estéticos en la cara de los actores», explica Echeveste.

En este sentido, abunda, la exigencia es máxima a todos los niveles para los equipos encargados de los efectos visuales. Equipos que en la mayoría de los casos están formados por decenas de profesionales de todos los rincones del mundo y muy especializados en cada una de las áreas artísticas. Cada uno de ellos, por ejemplo, se puede dedicar durante días de manera exclusiva en la generación de texturas del fondo de apenas un par de planos de una película. Las jornadas, sobre todo cuando se acerca la fecha límite, pueden ser «maratonianas», añade.

Profesión en auge

En todo caso, la suya es una profesión en claro auge. «Hay un déficit de artistas brutal» en todo el mundo. Los grandes estudios cada vez tienen más necesidades, las plataformas producen a un ritmo elevadísimo y hay trabajo de sobra.

A este respecto, insiste, «en España hay muy buenos profesionales, aunque todavía no hay ningún estudio de los grandes». También hay buena oferta académica, tanto pública como privada. Eso sí, Echeveste insiste: para trabajar en el sector, en realidad «no hace falta títulos», sino «demostrar lo que sabes hacer». «Si eres bueno, tienes sitio» en un sector que se mueve mucho en el secretismo. «A menudo, no te dicen para qué película vas a trabajar», por aquello de las posibles filtraciones y contraprogramaciones. Demasiado dinero en juego como para dejar cabos sueltos.

Sea como fuere, de momento, el nombre de un burgalés aparece en los créditos de dos superproducciones nominadas a los Oscar. Y ya está trabajando en otra, por cierto, aunque por el momento no pueda decir cuál, por aquello del secretismo.

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