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Escena de la película 'El nombre de la rosa', con el libro impregnado de veneno. R.C.
Veneno en la biblioteca

Veneno en la biblioteca

Descubren en una biblioteca de Dinamarca tres libros antiguos impregnados en arsénico para proteger su texto de los roedores o los lectores

Sábado, 7 de julio 2018, 00:47

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Custodiar el conocimiento ha sido siempre una tarea ardua que se ha llevado muchas vidas por delante. No es nuevo lo de proteger todo lo que se sabe, para que no caiga en manos enemigas o, como ocurre en la mayoría de los casos, para proteger las grandes mentiras o verdades de la humanidad. Hoy se hace, pero ya se hacía en la Edad Media.

En Dinamarca han sido encontrados tres libros de los siglos XVI y XVII cuyas páginas están impregnadas con arsénico. Los investigadores Jakob Povl Holck y Kaare Lund Rasmussen estudiaban estos tres volúmenes, que se encuentran en la Universidad del Sur de Dinamarca, por tener especial interés por su rareza. Trataban de averiguar si sus hojas habían sido reutilizadas para reescribirlas de nuevo. Escritos en un extraño latín, los investigadores explican que no podían identificar las grafías debido a un tinte verduzco que opacaba la escritura.

Para saber si se trataba de una página reutilizada, los expertos pusieron a prueba los libros bajo fluorescencia de rayos X (micro-XRF), una técnica utilizada en arquelogía para saber la composición de las piezas encontradas. La sorpresa fue que en lugar de hallar otro texto, lo que de verdad encontraron fue una trampa mortal. La página había sido impregnada con arsénico.

Según explican los investigadores en la página web 'theconversation.com', el veneno podría haber sido aplicado para evitar que los roedores y otros insectos, muy habituales en las bibliotecas de la antigüedad, pudieran devorar el libro, con lo que se protegía de alguna manera su integridad.

Tampoco se descarta que la aplicación del arsénico hubiese tenido otros fines: Que el contenido del libro no fuese conocido por nadie que no estuviese autorizado. Lo mismo que ocurre en 'El nombre de la Rosa', la famosa narración de Umberto Eco, en la que el fraile Guillermo de Baskerville y su aprendiz Adso de Melk descubren el móvil de unos crímenes, cometidos para castigar la lectura de un libro prohibido.

Al igual que en estos dos incunables daneses, en el libro de la obra de Eco el veneno estaba aplicado en las zonas donde el lector coge el volumen o pasa las hojas. Las partículas del veneno se pegan a las manos y, en caso de mojarse los dedos con la lengua para pasar la página o de ingerir algún alimento sin lavarse, el veneno fulminaba al lector.

Pese a todo, la vida de los investigadores daneses no ha corrido peligro en ningún momento. La práctica de utilizar guantes para manipular ejemplares antiguos y no dañarlos les ha podido salvar en esta ocasión la vida.

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