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En la imagen, varias mujeres conversan ante la obra 'The Silver Queen', 1960, del artista norteamericano. Mariscal (Efe)
H. C. Westermann, el carpintero excéntrico

H. C. Westermann, el carpintero excéntrico

El Reina Sofía redescubre la «inclasificable» obra del raro creador norteamericano, un ebanista de las emociones

Martes, 5 de febrero 2019, 19:08

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Inclasificable. Excéntrico. Artesano. Raro, pero muy coherente. A estas palabras recurre Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, para definir al creador estadounidense Horace Clifford Westermann, un «artista de artistas», un raro entre los raros a quien nunca antes se le había dedicado una gran retrospectiva en Europa como la que acoge hasta mayo el museo público. Con ella redescubre y reivindica la obra de este excéntrico carpintero de las emociones, un artesano-artista que creó un mundo propio y tan rico como difícil de etiquetar trabajando sobre todo con la madera.

Borja-Villel es, junto a Beatriz Velázquez, comisario de una muestra que reúne un centenar largo de obras de Westermann, nacido en California en 1922, formado en Chicago, muerto en Connecticut en 1981 y cuya trayectoria se caracterizó por sus esculturas de madera. «Es un creador difícil de clasificar y desconocido del gran público; un artista de artistas, con mucho sentido del humor, muy poco reconocido, pero capaz de reflejar con su obra una época traumatizada por la guerra y el miedo atómico», explica Borja-Villel. Avaló a Westermann, exmarine y veterano de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra de Corea, como «un cronista de los disparates y desastres de su tiempo», algo que logró hacer «con ironía y humor».

'Volver a casa', que así se titula la muestra, reúne 130 obras fechadas entre 1954 y 1981. La mayoría son intrigantes esculturas realizadas en madera con mimo y perfección de ebanista. Pero también hay grabados, no menos enigmáticos e irónicos, dibujos y cartas, además de pinturas de la primera etapa del artista.

«Igual que la obra de Kafka es perfectamente reconocible, Westermann crea un mundo y una mitología propios; un espacio singular en el que la casa, la caja y el féretro se confunden, ya que para él vivir y habitar son la misma cosa», destaca la comisaria para explicar el sentido de las polivalentes cajas que articulan la obra del norteamericano.

Sin pertenecer a ninguna de las principales corrientes de su época, como el minimalismo, el expresionismo abstracto o el pop art, Westermann aborda desde su particular estilo cuestiones de la condición humana y las preocupaciones de la sociedad estadounidense de mediados del siglo XX: la tensión en la Guerra Fría, el consumo o la cultura de masas. «Sin sumarse a ningún grupo, tuvo una gran influencia en sus coetáneos y ha servido para inspirar nuevos lenguajes visuales», destacó Borja-Villel, que habló de «humor, ironía, excentricidad y distanciamiento» como «elementos clave en la obra de un solitario creador que no se dejó encajonar en ninguna corriente y que sedujo a sucesores como Donald Judd».

Alta y baja cultura

«Es un artesano, un gran ebanista», insiste el director de un museo invadido por las esculturas de Westermann, que también trabajó con metales, objetos hallados, resinas y toda suerte de materiales. «Su obra tiene mucho de artesanía. Entre lo popular y lo artesanal, entre la alta cultura y el humor, esa tensión lo convierte en un brillante excéntrico», insiste Borja-Villel, encantado de descubrir al espectador europeo a este mago de la ebanistería.

Fue además un testigo de su tiempo que expresó sus inquietudes con un lenguaje propio. «Congeló un momento de su época y nos muestra el horror y la esperanza que primaron entonces», dice el comisarios de un magistral carpintero que encerraba las emociones y las obsesiones en primorosas cajas-escultura como los 'Barcos de la muerte' (Death ships), surgidos de sus experiencias como marine en un portaaviones. «La muerte y la casa son dos de las obsesiones de un artista para quien fue un empeño vital construir un lugar propio, y para quien ser y habitar era lo mismo», destacó la comisaría.

Beatriz Velázquez asegura que para Westermann la práctica artística «supone un hacer, un construir permanente». «A través de él se entiende que una persona está en el mundo en la medida en que habita, y que habita en la medida en que construye su espacio, su habitación y su abrigo». «Para él habitar es vivir, y de ahí el título de la muestra», concluye la comisaria. Algo que evidencia la pieza 'Memorial to the Idea of Man If He Was an Idea' (Monumento a la idea del hombre si él fuera una idea), de 1958, que resume el fracaso del refugio en la casa y en el cuerpo.

Datos básicos

  • Qué H. C. Westermann. Volver a casa

  • Dónde Museo Reina Sofía. Edificio Sabatini. C/ Santa Isabel 52 Madrid. www.museoreinasofia.es

  • Cuándo Del 6 de febrero al 6 de mayo de 2019

  • Cuánto Entrada general 10 euros

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