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Imagen del partido disputado en Atenas. EFE
Un punto agridulce en Atenas
Jornada 1

Un punto agridulce en Atenas

El Betis dominó la posesión, pero fue incapaz de derrotar a un Olympiacos que tuvo las mejores ocasiones y que resistió los últimos minutos con diez

jACOBO caSTRO

Jueves, 20 de septiembre 2018, 07:54

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1645 días después, el Betis vuelve a jugar competición europea. Muy lejos, más de cuatro años atrás, queda aquel penalti fallado por Nono que hizo que los béticos quedasen eliminados de la Europa League ante el Sevilla después de desaprovechar una ventaja de 0-2 cosechada en el partido de ida. Aquella temporada acabó siendo una de las peores de la historia verdiblanca, con un descenso a segunda división y con la lucha por la propiedad del club en los juzgados. Casi un lustro después, el Betis regresa a Europa, y lo hace con más fuerza que nunca.

Mucho han cambiado las cosas en el Benito Villamarín desde aquel 21 de Marzo de 2014. Tanto que en la plantilla bética no queda ni un sólo superviviente de aquel encuentro. El Betis ha pegado un cambio radical en los últimos tres años, tanto en el campo como en los despachos. Tras bajar, sólo hizo falta un año para volver a la élite. Con la directiva de Ángel Haro al mando y la llegada de Setién en 2017, el equipo recuperó la estabilidad institucional y consiguió tener en una idea de juego y una identidad en el terreno de juego. El método del cántabro finalmente fue efectivo, y llevó al conjunto verdiblanco al sexto puesto de la Liga. Ahora, toca testear su modelo en una competición de la que el máximo rival, el Sevilla, presume de ser dueño. El desafío no puede tener más alicientes.

Sin embargo, mucho habrá que esperar para un posible enfrentamiento con el Sevilla. Primero, como mínimo, toca superar un grupo de los más complicados de la competición. Olympiacos y Milan, además del modesto Dudelange, de la liga de Luxemburgo, se cruzarán con los béticos en el camino hacia dieciseisavos de final. Una senda muy enrevesada que, para empezar, presenta un reto a lo grande: visitar el Georgios Karaiskakis. El Olympiacos será el primer rival de los de Quique Setién este jueves a las nueve de la noche. Un equipo acostumbrado a la Champions y que, por primera vez desde 2010, no llegó a la Europa League a través de la Liga de Campeones. El reto es mayúsculo, teniendo en cuenta además, lo complicado del estadio griego, una auténtica caldera, donde en este siglo sólo Valencia y Levante, como representantes españoles, han logrado ganar. Se quedaron sin victoria Real Madrid, Atlético de Madrid y Barcelona entre otros.

En el plano deportivo, Setién cuenta con dos importantes bajas. Feddal y William Carvalho, básicos en defensa y centro del campo, se cayeron de la convocatoria para este encuentro. Una citación con 21 jugadores, en la que habrá que hacer tres descartes y en la que destacan la entrada de los canteranos Dani Rebollo, portero, y Miguel Rodríguez, defensa. En cuanto a la alineación, se esperan rotaciones por parte del técnico cántabro. Joel Robles podría sustituir a Pau López en la portería, Barragán daría descanso a Francis en el lateral derecho, Joaquín y Lo Celso formarían en medio campo y Loren o Sergio León ocuparían el lugar de Sanabria en la punta de ataque.

Por parte de los griegos, los nombres ya no son tan atractivos como en el pasado. Lejos quedan los Rivaldo, Karembeu, Kovacevic o Saviola. Sin embargo, aunque el perfil ahora es más bajo, siguen manteniendo su gusto por grandes jugadores en los últimos momentos de su carrera. Es el caso de Yayá Touré, que jugó en sus inicios en el conjunto griego, y que este verano ha regresado, aunque no estará contra el Betis. Otro con el que no podrá contar Pedro Martins, el técnico, es un exbético, Matias Nahuel. Sí que podrán ser de la partida otros jugadores conocidos por la afición española como Guillherme y Roderick, ambos ex del Deportivo de la Coruña, y Guerrero, ex del Leganés y Sporting de Gijón.

El Betis regresaba a la Europa League después de más de cuatro años y su vuelta no fue del todo satisfactoria. Los sevillanos empataron a cero frente a Olympiacos en el Georgios Karaiskakis en un partido vibrante, en el que pese a tener el peso del juego, y llegar más veces al área contraria, tuvieron en la figura de su portero, Joel Robles, al salvador del punto logrado, con varias paradas de mérito a remates griegos.

Pese a la abundante posesión, los de Quique Setién no encontraron la manera de acertar ante la portería de Gianniotis que, pese a recibir muchas veces a jugadores verdiblancos en su área, no tuvo que realizar ninguna intervención destacable. Únicamente en los últimos minutos, con la expulsión de Tsimikas y la entrada de Canales e Inui, el Betis agobió verdaderamente a un Olympiacos que, jaleado por su incansable afición que abarrotó el estadio, acabó dando por bueno el empate.

Olympiacos

Gianniotis, Elabdellaoui, Meriah, Bukovic, Tsimikas, Camara, Bouchalakis (Natcho, min. 36), Podence (Torosidis, min. 80), Fortounis, Fetfatzidis (Lazaros, min. 71) y Hassan.

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Betis

Joel Robles, Barragán, Sidnei, Mandi, Javi García, Tello, Guardado, Joaquín (Sanabria, min. 80), Lo Celso (Inui, min. 83), Sergio León (Canales, min. 72) y Loren.

  • áRBITRO Daniel Stefanski (Polonia). Expulsó por doble amarilla a Tsimikas en el minuto 75. También amonestó a Bouchalakis, Canales e Inui.

  • INCIDENCIAS Partido de la primera jornada de la Europa League 2018-2019, disputado en el estadio Georgios Karaiskakis.

En el minuto 17, Loren Morón, delantero del Betis, había cometido tres faltas. Este dato resume lo que es este Betis de Setién. Una presión asfixiante al rival desde que saca el balón de su área. Una propuesta en la que existe un convencimiento total y a la que, obviamente, no se renunció en el estadio del Olympiacos. Da igual la presión del público, este Betis es así. A esa especie de acto suicida por intentar recuperar la pelota lo más rápido posible se suma la idea fija de que el camino más corto hacia el gol está reñido con no ser protagonista. Da igual cuánto y cómo le aprieten arriba, el Betis sale jugando la pelota desde atrás, la toca en zonas de riesgo, no pega un sólo pelotazo y lleva el peso del juego. El resumen de estos dos innegociables béticos acaba reljeando una fórmula muy simple: tendrás muchas ocasiones de gol y te harán muchas ocasiones de gol. Un fiel reflejo fue la primera parte en El Pireo.

La apuesta atacante verdiblanca, reflejada en la alineación colocando a Guardado de mediocentro, Tello de carrilero izquierdo, Joaquín y Lo Celso como volantes y dos delanteros como Sergio León y Loren, fue efectiva en la primera mitad. El Betis llegó con mucho peligro, capitaneado por un Lo Celso espectacular, que hasta consiguió que Bouchalakis fuese sustituído en la primera parte al haberlo vuelto loco y encontrarse al borde de al expulsión. Aún así, lo cierto esque los béticos no exigieron demasiado a Gianniotis. Los errores en el remate, la defensa griega, o la simple falta de entendimiento entre verdiblancos frustró todas y cada una de sus llegadas, de las que únicamente destacó un mano a mano de Loren que consiguió cortar milagrosamente la zaga griega cuando el andaluz estaba a punto de embocar el primero.

Pero como no podía ser de otra manera, la fórmula del método Setién, antes comentada, también se cumplió. Una vez superada la presión bética, el Olympiakos campaba a sus anchas y provocaba un duelo practicamente a muerte entre los tres centrales béticos y los delanteros griegos. Incluso a veces, no hacía falta salir de la presión. El empezinamiento de los de Setién por sacar la pelota jugada desde atrás provocó varias sustos en defensa. Cuando el reloj del árbitro señaló el minuto 45, el Betis había llegado más al área del Olympiacos, pero Joel Robles había parado también más que el portero griego, salvando a su equipo de ir perdiendo.

En el inicio de la segunda parte, los griegos redoblaron su apuesta por dar el mando del encuentro al Betis y se echaron incluso más atrás, dejando a los sevillanos cincuenta metros de campo de ataque plagado de jugadores rojiblancos dispuestos a morir por robar el balón. El peso del estadio y la falta de frescura se echaron encima del Betis, que seguía llevando el peso del encuentro pero no encontraba caminos hacia la portería de un Gianniotis que vivió muy tranquilo en la segunda mitad.

Menos tranquilo estuvo Joel Robles, que tuvo que salvar a su equipo en varias ocasiones, sobre todo en un disparo de Camara que obligó al guardameta bético a hacer una brutal estirada. Y cuando peor parecía el partido para el Betis, pasó algo que le devolvió la esperanza: Tsimikas era expulsado por segunda amarilla. Contra diez y con Canales e Inui en el campo, parecía que el gol estaba al caer. Pero ni así. Los ataques del Betis se quedaron en buenas intenciones. En 'quiero y no puedo'. El 0-0 final dejó a los verdiblancos contrariados. Un punto en un estadio complicado contra un rival difícil, pero un empate en un partido completamente dominado y contra 10. Poco tiempo tienen para pensar los béticos, que este fin de semana regresan a la Liga. En cuanto a la Europa League, el tiempo dirá si el punto en El Pireo ha servido para algo.

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