El rodillo del Real Oviedo no da opción al Mirandés
Apenas sesenta y cinco segundos tardó en resquebrajarse el entramado de un Mirandés al que le costó entrar en el partido
Nacho Díaz. ADG.
Oviedo
Sábado, 30 de abril 2022, 18:47
Con contundencia y de forma merecida cayó el Mirandés en el Nuevo Carlos Tartiere ante un enrachado Real Oviedo que mostró su potencial en las transiciones (3-0). El pobre inicio, con varios errores groseros, empinó el camino para un cuadro jabato que ya estaba por detrás en el marcador al cuarto de hora. Pocos daños para unos minutos de descontrol tras los que consiguió estabilizarse el bando rojillo. El segundo acto no trajo mejores noticias para el equipo de Joseba Etxeberria, castigado con un penalti revisado en el VAR transformado por el killer Borja Bastón. La sentencia llegó en un contragolpe justo después de que Femenías le negase el 2-1 al revulsivo Iago Carracedo. No era el lugar ni el rival, y la permanencia, para la que hay margen y argumentos, tendrá que esperar.
Apenas sesenta y cinco segundos tardó en resquebrajarse el entramado de un Mirandés al que le costó entrar en el partido. Con dos pases el Real Oviedo generó una autopista en el carril derecho de su ataque, por la que avanzó Sangalli, que se plantó en el área para armar un disparo cruzado que Raúl consiguió desviar a córner sin dar opción a un rechace que hubiese sido letal. El cuadro jabato se encontró con un oponente asfixiante en la presión de la primera línea, sólido en la medular y temible cuando podía correr. Un cóctel con ingredientes ajenos al que el cuadro jabato, que fue atropellando su juego al sentirse desbordado, añadió dos regalos en la fase de creación. Arroyo pifió un pase horizontal sobre Álex López a la altura de la línea divisoria, y abrió el camino para la transición que el omnipresente atacante ghanés desperdició al trabarse tras un recorte y no definir ni ceder el esférico a Borja Bastón, liberado de marcajes. Al borde del cuarto de hora, García de Albéniz repitió pifia, con un pase interior muy arriesgado que Sangalli había detectado antes de que fuera ejecutado. Robó el donostiarra, ex del Mirandés, y trazó un pase al espacio que aprovechó Obeng para cabalgar y batir con un disparo raso cruzado a Raúl (1-0).
Tomó nota el Mirandés de que el camino por el que avanzaba el pulso era equivocado. Con más calma en fase ofensiva, mudando por momentos la asimetría de su esquema en ataque –con Carreira muy avanzado por el perfil diestro–, el colectivo burgalés cogió cierta confianza. Álex López, en una falta que estrelló contra la barrera, y Hassan, con un disparo muy desviado, firmaron las primeras llegadas de un equipo que siguió flaqueando en la retaguardia. Una jugada colectiva finalizada por Brugui con un disparo al lateral de la red fue lo mejor de un Mirandés que llegó exigido, pero vivo, al descanso.
El segundo acto comenzó con susto, por un lance entre Raúl y Borja Bastón sobre la línea de fondo en el que los locales reclamaron un penalti no contemplado en el VAR. Carreira replicó con una buena incorporación que terminó con un centro que Camello no pudo rematar. La sensación de fragilidad del Mirandés volvió a aparecer en dos acciones en las que tomó parte Jorge Sáenz. La primera, en la que era el último defensor, se saldó con amarilla tras un tibio despeje ante Obeng. La segunda tuvo como desenlace un penalti concedido por el VAR en un lance en el que Sangalli y el central buscaban el balón con la plancha. El colegiado apreció juego peligroso del jugador local. Después de revisarlo en el VAR modificó el culpable, y Borja Bastón abrió la brecha desde los once metros (2-0).
El Mirandés, sin gran mejoría en ataque, no tiró la toalla, y con el carrusel de cambios llegó la resolución del encuentro: el recién entrado Iago Carracedo acarició el tanto con un buen disparo tras incorporarse por la derecha, al que respondió Femenías despejando a córner. En la contra generada tras ese saque de esquina, el también revulsivo Jonathan Montiel sentenció con un chut que se coló entre las piernas de Raúl.