Putin declara la guerra a la piratería en el mar

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha decidido declarar la guerra a la piratería en el mar. Su Armada, la segunda más poderosa del mundo después de la estadounidense, ha intensificado últimamente su acción de protección del tráfico marítimo. Lo ha hecho con éxito en el Golfo de Guinea, la zona actualmente más conflictiva después de que lo fuera hace unos años el Golfo de Adén.

El pasado 25 de octubre, el portacontenedores de bandera panameña 'MSC Lucía' fue tomado al abordaje por piratas cuando navegaba cerca de la costa de Nigeria, entre Togo y Camerún. Afortunadamente se encontraba cerca el destructor antisubmarinos ruso 'Vitseadmiral Kulakov', que envío al barco panameño una unidad de infantes de marina a bordo de un helicóptero Ka-27 y logró rescatar con vida a su tripulación, compuesta por 20 ucranianos, un ruso y un rumano.

El navío ruso, perteneciente a la Flota del Norte con base en Severomorsk, en la península rusa de Kola, recibió la señal de socorro hacia el mediodía y acudió en auxilio del 'MSC Lucía'. El Ministerio de Defensa ruso aseguró que los secuestradores iban fuertemente armados, se acercaron al barco en una pequeña lancha rápida y lo abordaron mientras la tripulación se encerraba en la sala de máquinas.

El incidente, según Dryad Global, se produjo a 86 millas náuticas (160 kilómetros) al suroeste de la terminal de Agbami, un gran campo petrolífero frente a la costa de Nigeria explotado por la compañía estadounidense Chevron. «Cuando se aproximó el helicóptero, los piratas abandonaron el barco, se subieron a la lancha embarcación en la que habían llegado y se dirigieron hacia la costa a toda velocidad», se señala en la nota del Ministerio de Defensa ruso.

El 'Vitseadmiral Kulakov', el buque nodriza 'Akademik Pashin' y el navío de salvamento 'Altái' llevan tres semanas patrullando la zona para evitar ataques de piratas contra petroleros y otros barcos mercantes. Los tres barcos zarparon de Severomorsk el 28 de junio, participaron en el desfile naval en la isla de Kronstadt, junto a San Petersburgo, y en el Atlántico dieron apoyo para el entrenamiento de marineros rusos. A partir de agosto, este grupo naval operó en aguas del Mediterráneo frente a las costas de Siria y después partió hacia África.

Los ataques de piratas en el Golfo de Guinea ocurren con bastante frecuencia. Está en la lista de las zonas más peligrosos para los barcos civiles: en enero de 2019, seis marineros rusos fueron secuestrados mientras navegaban frente al puerto de Cotonú (Benín) a bordo del MSC Mandy, de bandera panameña. Tras el aparente pago del correspondiente rescate, los seis tripulantes fueron liberados un mes después.

En diciembre de 2020, fue abordado el petrolero Agisilaos. Secuestraron a cuatro miembros de la tripulación, incluido un ruso, que fue puesto en libertad en enero. A finales de ese mismo mes, frente a las costas de Nigeria, los piratas se apoderaron del carguero Mozart, que navegaba bajo bandera de Liberia. En febrero fueron liberados 15 rehenes. Otro marinero ruso fue capturado en mayo frente a las costas de Ghana y puesto en libertad en julio.

Según la Oficina Marítima Internacional de la ONU (OMI), el 95% de todos secuestros de tripulantes que se produjeron en el mundo en 2020 (130 sobre 135 a nivel global) tuvieron lugar en el Golfo de Guinea, en donde patrullan, no sólo navíos rusos, sino también de otros muchos países, España incluida. Los expertos explican tan alta incidencia en el hecho de que la piratería en el Golfo de Adén, en donde la Armada rusa también estuvo presente, está prácticamente erradicada y los delincuentes buscan otras latitudes para desplegar su actividad criminal.

Mientras el destructor 'Vitseadmiral Kulakov' salvaba de los piratas al portacontenedores 'MSC Lucía', a miles de millas marinas de allí, en el Pacífico y ante el estupor de Japón, barcos rusos y chinos concluían las que han sido sus primeras maniobras navales conjuntas. Cada flota ha aportado cinco navíos a los ejercicios, que provocaron la denuncia de los medios de comunicación nipones cuando la formación naval atravesó el estrecho de Tsugaru.

La Marina rusa llevó a cabo en junio las mayores maniobras navales jamás realizadas en el océano Pacífico. Involucraron una veintena de buques de guerra, además de submarinos, navíos de apoyo y aviones. El exjefe del Estado Mayor de la Armada rusa, el almirante Víctor Krávchenko, subrayó entonces que aquellas maniobras en el Pacífico «no tienen precedente por su envergadura (...) no ha habido hasta ahora ejercicios que implicaran a tantas fuerzas».

Según sus palabras, los ejercicios «además de las tareas militares, también tienen objetivos geopolíticos. Rusia muestra las capacidades de las fuerzas y los medios de la Flota del Pacífico a una distancia considerable de la infraestructura costera (…) mostramos así las capacidades de la Flota del Pacífico tanto a Estados Unidos como a Japón y a todos en general, incluida la OTAN».

El pasado mes de abril, en plena espiral de tensión motivada por el despliegue de tropas rusas junto a la frontera con Ucrania, el mar Negro también fue escenario de unas grandes maniobras navales de la Armada rusa. Pero el momento de máximo tensión se vivió durante el verano, cuando navíos de la OTAN desplegaron en el mar Negro las maniobras 'Sea Breeze' provocando roces con la Marina rusa que cerca estuvieron de terminar en tragedia.

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