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ATLAS ESPAÑA
Miércoles, 20 de marzo 2019, 20:55
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Difícil contener la emoción en los primeros funerales de Nueva Zelanda. País que aún se repone del ataque indiscriminado contra dos mezquitas. 50 musulmanes tiroteados por el radicalizado supremacista Brenton Tarrant. A hombros portan éstos dos féretros bajo un estricto protocolo fúnebre: van abiertos y los entierran orientados a la Meca. En ellos, ya descansan un padre y su hijo. Eran refugiados sirios. El destino quiso que se pusieran en el periplo criminal de Tarrant. Funerales blindados con un detalle llamativo: flores colocadas sobre la fundas de los revólveres que llevan los agentes. Familias y allegados combaten la desolación con rituales islámicos cerca del lugar del atentado. Rituales como la 'haka': baile maorí con el que honran a las víctimas de masacres como ésta. Infinitas alfombras de flores, velas y recordatorios para rendir tributo a los fallecidos. Improvisados altares por todas partes. Sentida vigilia también entre cientos de estudiantes con éste minuto de silencio. Todo en un día en el que se ha sabido que las pretensiones del atacante era más sangrientas. Planeaba una tercera masacre.
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