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El primer ministro británico, Boris Johnson, este jueves tras visitar en un hogar social a varias personas sin techo. AFP
Johnson amenaza a la UE con romper la negociación en junio

Johnson amenaza a la UE con romper la negociación en junio

Barnier opta por la cautela a tres días de arrancar los contactos, pero insiste en «los compromisos» que ya asumió el 'premier'

salvador arroyo

Corresponsal. Bruselas

Jueves, 27 de febrero 2020

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El discurso del 'todo o nada' se impone a tres días de que arranquen las negociaciones sobre la relación futura que la UE tendrá con Reino Unido. Es la dialéctica de las 'líneas rojas'. Bruselas las ha remarcado en los últimos días al condicionar todo el acuerdo comercial a un pacto pesquero antes del 1 de julio y a establecer un «terreno de juego nivelado» (el 'level playing field', en inglés) que, en la práctica, obliga a Londres a asumir los estándares europeos para evitar la competencia desleal. Así que la reacción de Boris Johnson y su gabinete entraba dentro de lo previsible.

El primer ministro británico lanzó este jueves su propio envite, con un menú de directrices desplegado en 36 folios que presenta una amenaza como entrante: Reino Unido estará «preparado» para levantarse de la mesa en junio si en esa fecha no hay ya «un esquema general» del acuerdo que haga posible cerrarlo en septiembre. Y lo pone difícil, porque «en ningún caso» Londres aceptará que la libre entrada a sus aguas de las pesquerías europeas quede «vinculada al acceso al resto de mercados de la UE». Lo contrario de lo que dice Bruselas.

Bruselas mantendría abierto su mercado de servicios financieros si hubiera pacto pesquero

En el mismo documento, el 10 de Downing Street, subraya otros dos mensajes ya conocidos: Westminster no aceptará perder el control de sus leyes (el respeto de la legislación del Tribunal de Justicia de la UE es otro de los requisitos del club comunitario), y no extenderá el periodo de transición más allá del 31 de diciembre. En 2021 ya estará «fuera del mercado único y de la unión aduanera». Por las buenas (con acuerdo) o por las malas (sin él). En ese supuesto, «sin progresos suficientes en la negociación», los británicos regirán su futura asociación con la UE sobre la base de principios de la Organización Mundial del Comercio «similares a la relación que tiene Australia».

Relación «ambiciosa y justa»

«Tomamos nota. Discutiremos nuestras respectivas posiciones el lunes. Nos apegaremos a todos nuestros compromisos anteriores (suscritos por el propio Johnson) en la Declaración Política. Queremos una asociación ambiciosa y justa con Reino Unido en el futuro», fue la respuesta inmediata de Michel Barnier, negociador de la UE.

Se exhibe firmeza en respuesta a las presiones que llegan desde Londres. El mantra de Bruselas, en el que el francés volvió a insistir el pasado martes después de obtener la autorización final para abrir estas conversaciones, es que el acuerdo de libre comercio sin cuotas ni aranceles que se ofrece a los británicos «no se dará a cualquier precio».

Y la realidad es que el plazo límite que ambas partes se han fijado para mediados de año (a cuatro meses vista) complica conseguirlo. Bruselas tiene una carta que podría jugar en la primera mano: ofrecería mantener el acceso a su mercado de los servicios financieros británicos (la potente City londinense) para arrancar a su interlocutor el pacto pesquero (acceso recíproco a las aguas y cuotas), fundamental para países como Francia, Holanda o España.

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