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Danza de palos, una tradición viva que se remonta al siglo XVI. E. N.
Municipalismo 360

Identidad en el paloteo y el 'estilo Cisneros'

El municipio palentino de Cisneros apuesta por su legado renacentista y sus tradiciones centenarias como eje para atraer turismo, reforzar la identidad local y combatir la despoblación

Lara Arias

Jueves, 22 de mayo 2025, 21:36

En el corazón de Tierra de Campos, el municipio palentino de Cisneros ha encontrado en su patrimonio no solo una seña de identidad, sino una palanca para el desarrollo turístico y económico. Con raíces profundas en la historia de Castilla y León, esta localidad se proyecta hacia el futuro reivindicando su legado renacentista, su arte sacro y, sobre todo, sus tradiciones vivas, el paloteo.

Cisneros alberga uno de los mejores artesonados mudéjares de Castilla y León, una joya del siglo XVI ubicada en el Templo de San Facundo y San Primitivo. Este templo es una de las dos sedes que el municipio tiene dentro del innovador Museo Territorial Campos del Renacimiento, un proyecto pionero en España que articula el patrimonio de cuatro municipios -Cisneros, Paredes de Nava, Fuentes de Nava y Becerril de Campos- bajo una misma marca cultural y turística.

El proyecto nació a partir de una experiencia piloto con áreas de rehabilitación integral, y supuso un paso adelante para poner en valor una de las mayores concentraciones de arte renacentista del país. Con el respaldo de la Diputación y del Obispado de Palencia, el museo se convirtió en una experiencia descentralizada, integrando cinco sedes -dos de ellas en Cisneros- que permiten recorrer el arte sacro en su propio contexto arquitectónico y espiritual.

El segundo espacio museístico en Cisneros es el templo de San Pedro, que en los años 80 funcionaba como museo provincial, pero que había quedado obsoleto. Hoy luce renovado gracias a la iniciativa del museo territorial y permite admirar piezas únicas como el sepulcro del buen caballero de Cisneros del siglo XII o el magnífico retablo mayor de Francisco Giralte, de la Escuela de Berruguete.

La huella de Cisneros

El nombre del municipio está ligado al linaje de los Cisneros, cuyo miembro más insigne fue el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, fundador de la Universidad de Alcalá de Henares. Esta conexión se plasma en un convenio de colaboración entre la universidad y la localidad. El «estilo Cisneros», como se ha llegado a denominar al arte mudéjar que decora el templo principal, encuentra incluso paralelismos con el del Paraninfo de la Universidad Complutense.

Junto a las iglesias, la localidad de Cisneros conserva un entramado urbano caracterizado por casas blasonadas, ladrillo mudéjar, teja árabe y una plaza de España que conserva la fisonomía tradicional de las plazas castellanas: amplia, porticada y vertebradora de la vida local.

Museo Territorial Campos de Renacimiento en la Iglesia de San Pedro. Ical
Artesonado mudéjar en la iglesia de San Facundo y San Primitivo. Ical
Feria tradicional en torno al pan y las harinas.

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Por otra parte, el ayuntamiento ha sabido complementar el patrimonio artístico con otras colecciones y museos temáticos que enriquecen la experiencia del visitante. Entre ellos destacan el Museo del Paloteo, el Museo de los Oficios Desaparecidos, la colección sobre la evolución de la imprenta, una singular muestra de botijos tradicionales y otra de miniaturas que reproducen desde aperos agrícolas hasta aulas escolares de los años 50.

El paloteo: identidad local

Pero si hay un elemento que define la identidad colectiva de Cisneros, es su danza de palos, una tradición viva que se remonta al siglo XVI y que ha sobrevivido incluso a los peores momentos históricos, incluidas las guerras. Declarada una de las principales danzas de la provincia, sigue representándose con fuerza gracias al compromiso intergeneracional y al papel clave de la Cofradía de Nuestra Señora del Castillo, patrona del municipio.

La danza se baila cada año los días 7, 8 y 9 de septiembre, en honor a la Virgen, y está compuesta por una serie de «lazos», para ser exactos 15, que son coreografías que combinan elementos religiosos y profanos y que, en muchos casos, relatan episodios históricos como la Guerra de la Independencia, la pérdida de Gibraltar o la desamortización de Mendizábal.

La figura del Chiborra, el personaje central de la danza encarna esa dualidad. Durante el día lidera los bailes y se dirige a la Virgen con versos cargados de cercanía; por la noche, simboliza el desorden y la transgresión, hasta que el día 9 se le celebra un juicio popular que cierra el ciclo festivo.

Para la localidad de Cisneros, el patrimonio, en todas sus formas, no solo embellece y da sentido a la vida en el medio rural, sino que puede convertirse en un verdadero motor de desarrollo económico. Por ello, trabajan para que su riqueza patrimonial sirva no solo para frenar la despoblación, sino también para generar oportunidades vinculadas al turismo, los servicios y la dinamización cultural.

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Rosa María Aldea.

En cuanto al patrimonio artístico, hablamos de la Iglesia de San Facundo y Primitivo, donde atesoramos un valioso Mudéjar, que a día hoy sigue siendo el gran olvidado en nuestra comunidad. Sin duda somos el referente en la región con unos espectaculares artesonados del siglo XVI realizados por Juan Carpeil, que crearon el Estilo Cisneros gracias al mecenazgo del linaje de los Cisneros.

Además de San Pedro, donde destacan las obras del maestro escultor Giralte, sin olvidarnos de los bellos sepulcros de los antepasados del Cardenal.

Tenemos mucho que decir en relación con el Patrimonio Inmaterial, donde La Danza de palos con los Danzantes y El Chiborra son el santo y seña que heredamos de nuestros antepasados. Esta simbología popular se ha conseguido mantener en el tiempo, gracias al trabajo que se viene realizando desde tiempos inmemorables por las distintas generaciones que han cuidado para que nuestro ritual de la Danza haya llegado hasta hoy, en unas condiciones inmejorables y donde la Cofradía de la Virgen del Castillo ha jugado un papel fundamental. Después de más de cuatro siglos, se mantiene la riqueza de sus elementos, y ese arraigo fundamental que nos hace estar a los cisnerienses tan orgullosos de nuestras tradiciones. Hemos sabido ver la tradición como oportunidad para enriquecernos, como ese depósito de sabiduría que nos ayuda a conocer de dónde venimos.

Se ha trabajado en conservar y recuperar el patrimonio como vía para impulsar un turismo sostenible que ayude a frenar la despoblación rural, una problemática que genera desequilibrios y vulnera la igualdad de oportunidades entre el mundo urbano y el rural.

Es importante analizar las políticas y las actuaciones relacionadas con el medio rural que han ayudado a vaciar los pueblos: mala ordenación de los servicios, centralización excesiva de la industria, falta de innovación y una denostación de lo rural. A todo ello hay que añadir la tendencia a una sociedad urbanita.

Aparte de lamentarnos y lanzar los gritos de SOS, nuestra obligación institucional es que los servicios esenciales lleguen con calidad y eficacia a los vecinos.

Nuestros pueblos deben ir más allá de ser lugares del pasado y convertirse en espacios vivos y atractivos todo el año, impulsados por políticas transversales y alejados de estereotipos negativos que los asocian con la decadencia o el fracaso.

Debemos trabajar para que nuestros pueblos sean un buen lugar para vivir, crecer, divertirse y donde desarrollar el proyecto de vida.

Aún hay solución, es cuestión de voluntad. Anoto dos palabras que pueden ayudar a paliar la despoblación que nos deben hacer reflexionar: querencia y arraigo.

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