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El presidente del PP, Pablo Casado, durante su intervención en un acto con afiliados este miércoles en Zaragoza. EFE/Javier Cebollada

Casado pide a Ciudadanos y Vox echarse a un lado en las circunscripciones pequeñas

El partido de Abascal rechaza la propuesta y mantiene su intención de presentar listas en todas las provincias

Nuria Vega

Madrid

Miércoles, 13 de marzo 2019, 15:30

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No hay garantía en las encuestas de que la suma de la derecha vaya alcanzar la mayoría absoluta y Pablo Casado ha entrado en una nueva fase en su estrategia de llamar al voto útil. Ya no sólo apela al electorado conservador a aglutinar las papeletas bajo las siglas PP. El presidente de los populares sugirió ayer a sus rivales y potenciales socios parlamentarios, Ciudadanos y Vox, que se echen a un lado en las circunscripciones pequeñas para no fragmentar su espacio político. En otras palabras, pidió a sus adversarios que piensen o en sumar fuerzas o en no concurrir en según qué provincias.

Todo forma parte de un mismo argumento. El PP se dejará la piel hasta el 28 de abril en intentar frenar el crecimiento de Ciudadanos y Vox a su costa. Eso llevará a los populares a intentar convencer al electorado de que la dispersión de voto puede acabar favoreciendo a la izquierda. Con la Ley D'Hont en la mano, y puerta a puerta –casi literalmente– tratarán de trasladar que en aquellas circunscripciones que reparten menos de seis diputados, el sistema electoral penaliza a los partidos pequeños, a los que, en principio, les costaría más traducir sus papeletas en escaños. Y en 20 provincias, sostiene Casado, eso podría beneficiar a PSOE y Podemos.

Con ese relato, el líder de los conservadores invitó ayer a Ciudadanos y Vox a una «reflexión» sobre si «merece la pena» que planten batalla en las circunscripciones de menor tamaño. Fuentes populares dieron por buena cualquier fórmula que permita unificar el voto del centro derecha bajo las siglas del PP. Tanto alcanzar un acuerdo de coalición como, directamente, que ninguno de los dos partidos rivales presenten candidaturas en las provincias pequeñas.

«Yo cuando escucho que Esquerra y Bildu han llegado a un pacto para tener después de las elecciones un grupo parlamentario propio, la reflexión que me hago es que los independentistas se ponen de acuerdo para romper España teniendo más escaños y, sin embargo, los constitucionalistas parece que están fragmentando el voto», lamentó Casado.

Como ejemplo, señaló al Partido Aragonés, al que agradeció que haya optado por no concurrir a las generales. En los anteriores comicios, esta formación selló una alianza con el PP y llevaba días en conversaciones para reeditar el acuerdo. Desde Génova se había anunciado incluso que ayer firmarían el pacto. Esta vez, sin embargo, los regionalistas han optado por apartarse y centrar sus esfuerzos en las autonómicas y municipales del 26 de mayo.

En realidad, no es la primera vez que el PP propone que Ciudadanos y Vox dejen vía libre. Los populares ya vieron con buenos ojos pactar con Albert Rivera listas conjuntas al Senado para tener más posibilidades de mantener la mayoría absoluta en la Cámara alta. El partido de Casado aspira a esa fuerza numérica o bien para ejercer de contrapeso en las Cortes, como ahora, o bien para aplicar su 155 en Cataluña en caso de llegar a la Moncloa. Pero lo liberales rechazaron la oferta incluso antes de que fuera una propuesta formal.

A por Vox

En cuanto a Vox, al PP le interesa especialmente que no presente listas en algunos lugares. Según los sondeos internos que maneja Génova, el partido de Santiago Abascal podría lograr 22 escaños en el Congreso y eso obteniendo sólo representación en apenas media docena de circunscripciones. Así lo explican, al menos, dirigentes de la formación conservadora, que apuntan a que en el resto del territorio los votos a la ultraderecha se pierden.

«Vamos a dar la oportunidad para que la España viva vote sin miedo y contra el miedo», rechazó Abascal, en todo caso, la propuesta. Fuentes de su partido añadieron que concurrirán en todas las provincias sin «plegarse» y que también ellos podrían pedir al PP su retirada allí donde no esté tan fuerte como Vox.

En la última semana, Casado, consciente de que su competidor absorbe sus fugas, ha comenzado a cuestionar por primera vez a la ultraderecha. El lunes, en una entrevista en 13 TV, reprochó a Abascal que esté desaparecido: «Llevo sin ver a su líder un mes. Y, cuando ha aparecido, le preguntas cuatro cosas y no sabe contestarlas y dice que tiene a España en el corazón y no en la cabeza».

«Nos caes bien, Pablo Casado –respondió Vox en Twitter–, pero te preferimos cuando hablas de reconquista, de proteger nuestras tradiciones y la vida. Nos gustas más cuando nos copias que cuando Feijóo te pide que digas cosas malas de nosotros»..

El PP acudirá a la Fiscalía si Torra no retira los lazos

El PP está dispuesto a dar la batalla de los lazos amarillos. La Junta Electoral Central aceptó el lunes la reclamación de Ciudadanos y dio a Quim Torra 48 horas para retirar todos los «símbolos partidistas», incluidas las esteladas, de los edificios públicos. Ante la resistencia del presidente de la Generalitat, Pablo Casado ha avisado de que su partido solicitará la actuación del Ministerio Público.

«Si no cumple el señor Torra, nosotros iremos a la Fiscalía a exigir que se retiren los lazos amarillos de todas las plazas y calles de Cataluña y se respete la neutralidad y dignidad de una Cataluña que no merece estar gobernada por unos independentistas que apelan a la guerra civil de Eslovenia para justificar un suicidio para su tierra», ha censurado. De lleno en la precampaña, también ha prometido que, si llega a la Moncloa, no permitirá que se coloquen símbolos de respaldo a los presos secesionistas.

La Junta Electoral también desestimó el lunes la queja del PP, que pedía la suspensión de las ruedas de prensa «electoralistas» del Consejo de Ministros. Ahora los populares, tal y como ha confirmado Casado, recurrirán los «viernes sociales» del Gobierno, la «campaña» de decretos leyes con las Cortes disueltas, ante el Tribunal Constitucional. «En España -ha sentenciado- no se puede gobernar como a uno le sale de los decretos».

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