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Moreno y Marín (en el centro) conversan tras cerrar el acuerdo para que Ciudadanos presida el Parlamento andaluz. EP

El PP presidirá la Junta de Andalucía y Ciudadanos, el Parlamento autonómico

El popular Moreno se convertirá en el sexto gobernante regional a mediados de enero con un reparto equitativo de carteras con los liberales

Cecilia Cuerdo

Miércoles, 26 de diciembre 2018

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PP y Ciudadanos certificaron ayer el cambio político en Andalucía después de casi cuatro décadas de mandato ininterrumpido de los socialistas y el líder popular, Juan Manuel Moreno, se convertirá así en el sexto presidente andaluz. La comunidad dejará de ser a mediados de enero, según sus cálculos, la única sin alternancia política desde la Transición después de que ambas formaciones cerraran el acuerdo programático para la legislatura y el reparto de la Mesa de la Cámara con el apoyo de Vox, que anoche confirmó las negociaciones con ambos partidos. Solo Adelante Andalucía quedará fuera, con voz pero sin voto, para estar «frente a las derechas y la extrema derecha».

La coincidencia en las reformas económicas y la despolitización de la Administración hicieron pensar que el acuerdo sería un camino de rosas, pero las discrepancias saltaron a la hora de mirar en busca del socio preferente. Y es que mientras el PP no dudaba en tender la mano a Vox, al fin y al cabo consideran que son sus antiguos votantes, Ciudadanos dudaba del lastre de ese apoyo para el próximo ciclo electoral y tras las críticas a la ultraderecha de sus socios en el resto de Europa.

En este escenario, el escollo saltó a la hora de negociar la composición de la Mesa del Parlamento. Para evitar depender de Vox, la formación naranja se obcecó en lograr la abstención de PSOE para mantener la presidencia de la Cámara, instándoles a asumir el cambio de tiempo y no bloquear el mandato mayoritario de las urnas. Pero hasta ayer no arrojaron la toalla y reconocieron que era «completamente imposible», con un PSOE ejerciendo ya de oposición y negando cualquier apoyo que supusiera «blanquear» a la ultraderecha de Santiago Abascal.

Por eso, optaron por ampliar el campo de juego y meter en la jugada a Adelante Andalucía alegando pluralidad. Una fórmula sencilla que ni siquiera requería del acuerdo de la alianza de Podemos e IU. Les bastaba con no presentar candidato la formación naranja, de forma que las tres vicepresidencias, por número de apoyos, quedaban en manos de PSOE, PP y Adelante Andalucía al votarse todos a sí mismos, mientras que las secretarías recaerían en PSOE, PP y Vox, aunque en este caso con préstamo de votos casi asegurado del bloque PP-Ciudadanos. Pero la coalición de izquierda rechazó 'in extremis' esta cesión y reprochó en un comunicado que los de Rivera «pretendieran limpiarse su vergüenza de pacto con la extrema derecha a costa de Adelante Andalucía», tras lo cual el líder de Ciudadanos Juan Marín retiró su propuesta y abrió la puerta a «explorar nuevas vías» para lograr la presidencia.

Vox tendrá un puesto en la Mesa de la Cámara regional gracias a un préstamos de votos del PP

Antes de conocer la respuesta de Adelante Andalucía, Marín daba por seguro esa presidencia y concedía que el liderazgo del Ejecutivo autonómico «ya no sería un obstáculo» en la negociación. Minutos después, el presidente del PP, Juan Manuel Moreno, concedía que, si todo sale como está previsto, «lo previsible es que yo sea el próximo presidente». Su intención es que el debate de investidura se produzca a mediados de enero. Pocos días después, tras la votación, llegaría la toma de posesión del Gobierno, con reparto equitativo de carteras entre PP y Ciudadanos.

Pocos guiños a Vox

La sintonía en este sentido es prácticamente total. De hecho, ambos partidos ya han avanzado su hoja de ruta para la legislatura, con medidas de calado económico y fiscal y de despolitización de la Administración que llevarán a los primeros 15 consejos de gobierno. En este sentido, fuentes populares ya avanzaron hace días su interés en que estos primeros días de Gobierno salgan adelante medidas potentes, como la bajada de impuestos o la eliminación de algunos tributos. Se trata de que el Ejecutivo se muestre eficaz de manera que sirva de carta de presentación de una alianza de derechas solvente.

Pese a necesitar el apoyo de Vox, las 90 medidas consensuadas apenas incluyen guiños a este partido, más allá de una auditoria de la Junta y el estudio para la racionalización de la televisión pública. Así, se incluyen medidas para desarrollar una ley de igualdad y contra la violencia de género, que los de Abascal quieren derogar, e incluso políticas de apoyo a los colectivos LGTB.

Las medidas incluyen compromisos anunciados por el PSOE, como la gratuidad de la educación de 0 a 3 años, pero también propuestas para reducir «de forma efectiva» las listas de espera, equiparar el sueldo a profesores y médicos con la media nacional y la reducción de la Administración paralela. El texto del acuerdo incluye una disposición final en la que ambos partidos se comprometen a crear una comisión de seguimiento del pacto de gobierno que se reunirá «con carácter trimestral o cuando lo solicite una de las partes».

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