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A la izquierda, la nueva imagen de Guillermo Fernñandez difundida por la Guardia Civil. R.C.
El violador fugado huyó con una educadora voluntaria que conoció hace años en prisión

El violador fugado huyó con una educadora voluntaria que conoció hace años en prisión

La Policía descarta que Guillermo Fernández esté en Cantabria y considera que ha podido huir fuera de España con su pareja sentimental

Daniel Martínez

Santander

Viernes, 27 de julio 2018, 08:10

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«Estoy cansado». «Ya estoy muy quemado de estar aquí». Esos eran dos de los mantras que Guillermo Fernández, el preso condenado por asesinato y violación que el pasado domingo no volvió a la cárcel de El Dueso (Cantabria) tras un permiso de una semana, solía repetir a los pocos internos con los que tenía relación. A quienes han convivido estos últimos años con él entre los muros de la prisión de Santoña no les extraña demasiado su fuga. Era consciente de la gravedad de sus crímenes. De que a los padres de Ana Rosa Aguirrezábal, la joven que violó y asesinó en Vitoria en 2000, nunca pagaría demasiado por lo que hizo a su hija. «Aunque me muriera o estuviera aquí metido toda la vida no la recuperarían», cuentan que solía decir a los tres o cuatro compañeros con los que por la noche se juntaba en su celda a fumar porros cuando los conseguían. Pero también pensaba que ya había cumplido de sobra con la ley.

Quizás por eso pensó que 17 años entre rejas –al menos le quedaban otros ocho– ya eran suficientes. En diversas ocasiones había solicitado el tercer grado y siempre recibía un no por respuesta. Eso le convenció aún más de que tenía que salir de allí porque «pensaba que estaba totalmente rehabilitado». Esta vez, después de disfrutar más de 40 permisos y cumplir escrupulosamente, tomó la determinación de dar el paso. Los primeros permisos los consiguió hace más de cinco años. El juez de vigilancia penitenciaria dio el 'ok' con el voto en contra no vinculante de la junta de tratamiento de la cárcel. Los que mejor le conocían dijeron que 'no', pero ellos no tenían la última palabra. En las siguientes ocasiones, al ver que sus informes no tenían efecto, cambiaron de criterio.

Los investigadores de la Policía Nacional que se han hecho cargo del caso están convencidos de que ya no está en Cantabria. Es más, sostienen que la hipótesis más probable es que haya escapado fuera de España con su pareja, una educadora social que trabajó como voluntaria y a la que conoció hace años en la antigua prisión provincial de Santander. A ella también han intentado localizarla, pero es imposible. Está en paradero desconocido. «Lo más probable es que se hayan ido juntos voluntariamente, pero no descartamos nada», apuntan desde la Jefatura Superior de Cantabria. Estas fuentes señalan que la mujer se dedica a la compra venta de muebles procedentes de un país asiático.

El lunes El Dueso comunicó a la Policía Nacional la ausencia del interno y el miércoles, en un gran despliegue, hicieron pública la información que antes había adelantado El Diario Montañés. En las redes sociales difundieron su fotografía, dijeron que era peligroso y pedían la colaboración de toda la ciudadanía para localizarle lo antes posible.

Los funcionarios y los internos coinciden en la descripción del personaje: soberbio, pero tranquilo y poco amigo de los problemas. «Al revés, cuando había un conflicto intentaba mediar y ayudaba a adaptarse a los nuevos», apunta un expresidiario con el que compartió algunas horas y confidencias.

Eran muy pocos con los que hablaba de sus crímenes, siempre sin entrar en detalles y excusándose en la cocaína. Sólo cuando el vínculo era muy sólido le podían tirar de la lengua. También les hablaba de Elena, la chica a la que había conocido y con la que tenía planes de futuro. Coincidió con ella dentro de El Dueso por su condición de trabajadora social. Pronto empezaron a cartearse, después se veían con un cristal de por medio y más tarde coincidían en los encuentros íntimos que permitían los vis a vis. «Decía que quería ver mundo con ella, hasta se habían comprado una furgoneta», recuerdan ahora esos internos.

Ese vehículo puede ser una de las claves de la investigación. Porque Guillermo no tiene pasaporte, su DNI está marcado –llamaría la atención en cualquier control policial– y no podría coger un avión al extranjero. Pero sí viajar por carretera. El runrún en la prisión es que ha podido ir a Rumanía. Incluso más lejos, a la India. En la celda, que dejó prácticamente vacía antes de irse de permiso –los funcionarios tienen claro que la huida no la planificó en un día–, apareció una guía de viajes de este país. En cualquier caso, parece poco probable que esté allí.

Los que le conocieron cuando llegó y los que coincidieron con él estos últimos años hablaban de un cambio físico y psicológico «radical». Gracias a las muchas horas en el gimnasio había ganado mucha musculatura. «Antes era delgado y poca cosa, ahora es tres veces él, con el pelo largo y liso», describe el exinterno que, cuando era capaz de obviar su historial delictivo, llegaba a empatizar con él y su discurso 'hippy', de amante sobrevenido de lo natural y del surf. Cuando estaba en el patio solía pasear solo y con los cascos en las orejas.

Avisos en el País Vasco

No sólo la Policía Nacional está tras la pista de Guillermo. También la Ertzaintza se ha sumado a su búsqueda después de que varias llamaran alertando de su presencia en las localidades de Hernani y Pasajes. En principio, esas pistas no han llevado a nada. «Tiene un entorno en Vitoria y no descartamos que esté

Asociación Clara Campoamor: «Darle el permiso fue una irresponsabilidad»

La presidenta de la Asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz, ha criticado la concesión de un permiso penitenciario a Guillermo Fernández Bueno. En su opinión, la concesión de este permiso es de una irresponsabilidad «absoluta» y «supina», que ha puesto «en peligro» a las mujeres y jóvenes «sin saberlo siquiera nosotras».

Blanca Estrella también ha arremetido contra el mensaje lanzado por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad alertando de su huida y pidiendo «tranquilidad» a la población porque ya están «activados» todos los protocolos pertinentes para localizarlo. «Nos han dicho desde ayer que ¡ojo!, que es muy peligroso. ¿Y no era peligroso cuando le dieron (otros) permisos penitenciarios? , ¿no era peligroso entonces?, ¿era peligroso?. O era peligroso o no era peligroso, que se aclaren», ha enfatizado.

En declaraciones a los medios de comunicación, ha recordado que «la ley» obliga siempre a que le sea comunicada cualquier modificación penitenciaria a un preso a las partes implicadas, y que en este caso se tendría que haber informado tanto a la víctima que violó como a la familia de la otra mujer que también violó y después asesinó para que éstas tuvieran opción «a poder recurrir y a opinar».

«¿Han cumplido la ley?, ¿lo han hecho?, si no lo han hecho han cometido prevaricación, o el juzgado, o instituciones penitenciarias, o los dos a la vez, por lo tanto el tema es gordo y nos han puesto en grave riesgo a todas las mujeres del País Vasco», ha remarcado.

Como viene siendo habitual en ella, Ruiz también ha querido poner en cuestión la validez de actividades o cursos formativos que se imparten en las cárceles a los presos , que redundan en permisos o reducción de condenas.

«¿Ha cumplido todos los requisitos y se les ha evadido?, ¿y eso quién se lo cree?. Porque yo llevo muchos años observándoles (a los violadores y asesinos) en la cárcel. ¿Que se ha portado bien?, ¿que le han dado cursos?, yo siempre llevo diciendo que lo de los cursos es un dinero tirado. Que las cárceles lo quieren hacer, que lo hagan. Pero que no nos vendan 'ninguna moto', no valen para nada, el que es violador y asesino es violador y asesino», ha sentenciado.

En el caso de Fernández Bueno, ha recordado, «ha violado dos veces en el mismo mes, y la segunda vez mató» , por lo que ha declarado que no se está hablando «de ninguna broma».

«¿Que éste se portaba bien?, claro sí, son los pelotas de la cárcel y los chivatos de la dirección, porque ahí no hay mujeres, ni niñas ni jóvenes para violar y matar . Hay hombres, que les tienen mucho respeto al resto de presos, por lo tanto el comportamiento es perfecto y el chivato número 1 de la cárcel siempre es el violador y asesino de mujeres, por lo tanto no me sirve esa respuesta», ha reiterado.

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