El presidente deberá explicar en el Congreso su viaje en avión oficial a un festival musical

Pero lo que Sánchez (y su equipo) no podía imaginarse es que ese mismo avión le fuera a deparar la primera gran polémica de su mandato: el uso de la aeronave oficial para asistir el pasado viernes en Castellón al Festival Internacional de Benicàssim (FIB) y disfrutar del concierto del grupo The Killers.

Ese viaje se conoció el sábado y levanto cierta polvareda, con una primera andanada del portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, quien aseguró que «desde los tiempos de Alfonso Guerra y el Mister no se veía tal derroche en las arcas públicas».

Pero con el paso de las horas las críticas fueron subiendo de tono y ayer se convirtieron directamente en un controversia política que llegará hasta el Congreso. Los grupos parlamentarios del PP y Ciudadanos registraron una serie de preguntas para que el presidente dé explicaciones sobre el uso del avión presidencial para un viaje privado. A ninguno de los dos partidos les «convencieron» los argumentos que distintos líderes socialistas ofrecieron a lo largo de la jornada para justifica ese desplazamiento.

La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, explicó ayer que Sánchez mantuvo el viernes una «agenda institucional» y que ya por la noche acudió a «un evento cultural», en relación al FIB -festival al que ya ha asistido en ediciones anteriores, la última en 2016-. «Es como si se hubiese sentado en un teatro. ¿Qué tienen de menos esa música y esos miles de ciudadanos que están allí que los que hubiera en un teatro viendo una ópera?», se preguntó Calvo ante los medios durante un acto en Córdoba.

La agenda oficial del sábado que La Moncloa distribuyó a las medios incluía en efecto el viaje a Castellón. Se especificaba que el presidente visitaría el Ayuntamiento de Castellón y firmaría en su libro de honor y que posteriormente mantendría un «encuentro informal», con el presidente valenciano, el también socialista Ximo Puig. Pero no hacía ninguna referencia a su asistencia a los conciertos del FIB.

«No sé dónde está el problema, sinceramente», aseguró ayer el propio Puig cuando fue cuestionado por la polémica. El presidente de la Generalitat valenciana confirmó que se reunió con Sánchez durante 45 minutos, tiempo que «puede parecer poco pero suficiente para trasladarle nuestras demandas». Además, apuntó que Sánchez se desplazó en el avión oficial «de acuerdo con los sistemas de seguridad que corresponden». «Yo respeto todas las opiniones y seguro que desde el Gobierno darán todas las respuestas que están pidiendo otros partidos, y que seguro tendrán que ver las respuestas con motivos de seguridad», añadió.

Esas explicaciones no fueron suficientes para Ciudadanos, que cree que la reunión con Puig fue una mera «excusa» para poder viajar al FIB en la aeronave presidencial. De hecho, Albert Rivera ironizó con los argumentos de empleados por la vicepresidenta Calvo. «¿Si ir a un festival es parte de su agenda cultural, entonces ir de tapas es agenda gastronómica?», se preguntó. Por ello, su grupo parlamentario quiere que Sánchez aclare en la Cámara baja «cuál ha sido el coste económico del desplazamiento», «cuánto combustible se gastó» y «qué huella de carbono generó». «¿Le parece adecuado utilizar un medio de transporte que, dadas las problemáticas presupuestarias y medioambientales, es más caro y más contaminante que otros alternativos?», cuestiona Ciudadanos.

En su batería de preguntas, el PP quiere saber si Sánchez también usó el «helicóptero Superpuma para desplazarse de La Moncloa a Torrejón» y si «piensa acudir a más eventos de ocio personal en avión oficial a costa del contribuyente». Líderes de los populares valencianos fueron más allá y reclamaron que Sánchez devuelva el dinero gastado en el desplazamiento y se destine a «subvencionar el transporte público» para que los jóvenes de la comunidad acudan a festivales de música.