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Sánchez solivianta a las autonomías con su negativa a reformar la financiación

Sánchez solivianta a las autonomías con su negativa a reformar la financiación

Susana Díaz advierte de que mantendrá su exigencia de 4.000 millones más para Andalucía y Puig avisa de que no se resigna

Miércoles, 20 de junio 2018, 09:41

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«No le votamos para que hiciera lo mismo que el PP». El reproche del portavoz de Compromís a Pedro Sánchez, que este miércoles vivió su primera sesión de control en el Congreso desde que fue investido presidente del Gobierno, sonó como un latigazo. Joan Baldoví dejó claro que su formación no acepta la negativa del líder del PSOE a abordar en esta legislatura la reforma del sistema de financiación autonómica, pendiente desde 2014. Y su enfado no es aislado. Ni siquiera es el más relevante. La decisión del jefe del Ejecutivo ha sentado mal en el conjunto de las comunidades autónomas, las presididas por el PP y también las gobernadas por su partido.

Hace tan solo un mes, él mismo cargó contra Mariano Rajoy por dar largas a este asunto. Fue en una visita a Extremadura, en la que, como líder de la oposición, compareció junto al presidente de la región, el socialista Guillermo Fernández Vara, reclamó la celebración de un Consejo de Política Fiscal y Financiera «cuanto antes» y exigió a al Ejecutivo popular que pusiera una propuesta encima de la mesa. «Que se moje», instó. Incluso se atrevió a plantear la incorporación de un nuevo indicador de gasto al modelo, el paro estructural.

En el debate de la moción de censura contra Rajoy, el líder del PSOE trató de rebajar las expectativas. «Nosotros no vamos a poder resolverlo todo», dijo ya a Baldoví. Entonces la mayor parte de los barones entendieron sus palabras. Había dado a entender que estaría en el Gobierno solo unos meses, quizá un año. No tendría tiempo. Pero este lunes anunció su intención de agotar la legislatura y llegar a 2020.

Presión electoral

En privado, algunos presidentes socialistas admiten que reformar el modelo con los pocos recursos existentes no es tarea sencilla. Pero no entienden que Sánchez ni siquiera se haya mostrado dispuesto a intentarlo y no se callarán. No pueden hacerlo porque hasta hace dos días muchos de ellos han hecho bandera de este asunto y el año que viene, en algún caso quizá antes, se enfrentan a las urnas.

Susana Díaz ya advirtió hoy de que se ratifica en el acuerdo al que llegó en el Parlamento andaluz, según el cual Andalucía debería recibir unos 4.000 millones de euros más al año. El valenciano Ximo Puig, aplaudió que Sánchez esté dispuesto a mejorar la situación de todas las comunidades en tanto llega la reforma porque esa fue siempre una de sus exigencias mientras gobernaba el PP, pero hizo hincapié también en que no renuncia al cambio de modelo en el «corto plazo».

El asturiano Javier Fernández y el aragonés Javier Lambán tampoco darán marcha atrás. En febrero llegaron a un acuerdo con dos presidentes del PP, el gallego Alberto Núñez Feijóo y el castellano leonés Juan Vicente Herrera, para hacer un frente común del que ni pueden ni quieren apearse. «Va a tener que cambiar de posición -dicen fuentes del Principado- porque eso que plantea de llegar a acuerdos con cada uno de los presidentes de manera bilateral es inviable; estamos en un régimen común y la negociación debe ser multilateral».

Sánchez volvió a repetir este miércoles que, a cambio de la espera, ofrecerá «mejoras» económicas a todas la comunidades. Pero en muchos territorios son escépticos. Algunos defienden -lo hacía la hoy ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuando estaba en el Gobierno de Díaz- que para resolver los problemas de financiación se requiere inyectar al sistema 16.000 millones de euros más al año. Eso es cinco veces el déficit que puede permitirse la Administración central en 2019.

Batet replica al PP que dialogar con Cataluña no es «venderse al enemigo»

La ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, se encontró este miércoles en su primera sesión de control en el Congreso desde que fue nombrada por Pedro Sánchez, con dos muros: el del PP, por un lado, y el de Esquerra Republicana de Catalunya, por el otro. En el mismo pleno, la ministra se vio obligada a rebatir los reproches de la exministra de Sanidad, la también catalana Dolors Montserrat, por sus supuestas cesiones al independentismo («Me da la sensación de que están ustedes otra vez claudicando», dijo la popular) y del portavoz de ERC en la Cámara baja, Joan Tardà , por la negativa a hablar sobre la celebración de un referéndum sobre la independencia («No participaremos en ningún diálogo donde las partes no puedan hablar de todo», anticipó el republicano).

Batet ofrece a la Generalitat, desde la Moncloa, lo mismo que el PSOE proponía desde la oposición: una reforma de la Constitución para ahondar en los aspectos federales del modelo autonómico; recuperar aquellas partes del Estatut que quedaron anuladas por la sentencia del Tribunal Constitucional no porque chocaran contra la Carta Magna sino porque, para poderse realizar, requerían la reforma previa de leyes orgánicas estatales (es el caso de los consejos autonómicos de justicia o cuestiones relativas a la organización territorial) y hablar de 45 de los 46 asuntos propuestos por Carles Puigdemont a Mariano Rajoy (quedaría fuera el derecho de autodeterminación).

Los populares temen que quiera ir muy lejos. Los secesionistas sostienen que se queda muy corta. A los primeros, la ministra les recriminó que confundan hablar con someterse. «Dialogar no es ceder ni venderse al enemigo», defendió. A los segundos les pidió que no desprecien la posibilidad de llegar a acuerdos parciales. «Quien tiene un objetivo político debe abrir puertas, tender puentes, asumir riesgos y a veces aceptar responsabilidades», adujo. Los socialisas llevan varios dáis reclamando a l PP que actué en la oposición como lo hicieron ellos. Este miércoles volvió a hacerlo Pedro Sánchez en una respuesta al portavoz del partido conservador, Rafael Hernando, que insistió en conocer cuáles serán sus contrapartidas a los «populistas», los secesionistas e incluso los «antiguos amigos de ETA». «No agiten en agravio territorial -pidió el jefe del Ejecutivo- para eso están otros grupos que nunca han gobernado». Una clara alusión a Ciudadanos.

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