Los mapas de las zonas inundables de Burgos: más de 28.000 personas viven en lugares de riesgo
Aunque Burgos no es una provincia especialmente vulnerable, algunas zonas tienen enormes riesgos potenciales, sobre todo en Miranda. La provincia cuenta con 116 infaestructuras de especial interés en zonas de riesgo
Un año después de la devastadora dana que asoló buena parte de la provincia de Valencia, así como otros territorios del sureste peninsular, resulta imposible preguntarse si una tragedia de esa magnitud podría repetirse en algún otro punto de España. Y a pesar de que la provincia de Burgos no es un territorio especialmente vulnerable en comparación con otras provincias, sí cuenta con varias zonas en las que el riesgo por inundaciones es más que real. Buena fe de ello pueden dar los vecinos de localidades como Villarcayo, Medina de Pomar o, sobre todo, Miranda de Ebro, que en los últimos años han sido testigos de inundaciones que han generado infinidad de problemas.
Es en esos territorios, pertenecientes todos ellos a la cuenca hidrográfica del Ebro, donde mayores riesgos se presentan en este sentido, pero no los únicos de la provincia. Así lo pueden atestiguar los vecinos de muchas otras comarcas y así lo apunta el nuevo visor del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNCZI), una herramienta interactiva del Ministerio para la Transición Ecológica que permite analizar los riesgos potenciales ante inundaciones, tanto de origen fluvial como marítimo.
28.511 Personas
El Ministerio estima que más de 28.500 personas viven en zonas en riesgo por inundaciones a recurrencias de 100 años en la provincia de Burgos, concentradas fundamentalmente en Miranda.
Un simple vistazo permite comprobar cómo efectivamente los principales riesgos se concentran en Miranda y el norte de la provincia, pero también se localizan en la cuenca alta de Arlanza, en la del Odra, en la del Ubierna, en la del Arlanzón, en la del Duero o en la de Los Ausines, entre otras.
En todos esos lugares se localizan amplias zonas inundables con crecidas extraordinarias con recurrencias a 10, 100 y 500 años. Sin embargo, la inmensa mayoría de esas zonas potencialmente anegables están fuera de los núcleos urbanos, donde por motivos obvios las consecuencias de una crecida extraordinaria son mucho más catastróficas.
En este sentido, el propio visor del SNCZI fija su atención en varios aspectos, incluida la afectación directa a la población censada en zonas potencialmente inundables. Y las cifras que se plantean no son menores. Tomando como referencia los datos del censo, una crecida extraordinaria con recurrencia a 100 años podría afectar directamente a 28.511 personas en la provincia de Burgos.
A este respecto, llama poderosamente la atención la vulnerabilidad de Miranda de Ebro, que en buena medida se levanta sobre terreno potencialmente inundable y concentra a la mayor parte de la población de la provincia que se vería afectada por un evento de esta magnitud. En los últimos años, de hecho, las crecidas del Ebro, el Bayas y el Zadorra han provocado auténticos estragos en amplias zonas del casco urbano.
Así, de acuerdo a los datos cruzados del Ministerio y del censo, casi 22.000 vecinos de la ciudad del Ebro viven en zonas en riesgo de inundación. Esto es, alrededor de las dos terceras partes de la población total del municipio.
En otro orden de magnitud, pero también con una potencial afección sobre sus vecinos aparecen municipios como Villarcayo (2.142 vecinos en zonas inundables), Salas de los Infantes (675) o Villadiego (577).
Mención especial se merece también Burgos capital, donde una crecida extraordinaria a 100 años de recurrencia podría afectar directamente a 794 vecinos censados fundamentalmente en los entornos de La Ventilla y San Amaro.
También es destacable la afección potencial en municipios como Medina de Pomar (479 vecinos) o Cardeñajimeno (207), que cuentan con cientos de hectáreas de terrenos potencialmente inundables en su territorio.
Infraestructuras críticas
A partir de ahí, el Ministerio analiza también otras variables de carácter significativo, como la afección a infraestructuras críticas y de especial interés público, un ámbito en el que la provincia de Burgos también se muestra relativamente sensible, con 116 infraestructuras en riesgo potencial ante crecidas extraordinarias con recurrencia a cien años. Entre todas ellas destacan centros educativos, centros residenciales, instalaciones industriales, carreteras, infraestructuras ferroviarias, elementos patrimoniales e incluso edificios de las fuerzas de seguridad.
Sin ningún lugar a dudas, la mayor concentración de este tipo de infraestructuras se registra en Miranda, que acumula alrededor de la tercera parte del total.
Entre los edificios a tener en cuenta destacan casi todos los centros educativos de la ciudad, así como las sedes de la Policía Local y Policía Nacional, varios centros residenciales, un puñado de iglesias, el complejo ferroviario, el estadio de Anduva, el polideportivo municipal o toda la zona industrial de la antigua Fefasa, entre otros.
Riesgos elevados en Villarcayo y Burgos
También es compleja la situación que presenta Villarcayo, que cuenta con hasta nueve infraestructuras críticas en riesgo potencial ante crecidas a 100 años de recurrencia del río Nela, incluidos centros educativos, el camping, el destacamento de la Guardia Civil o varios templos ubicados en el casco urbano o en alguna de sus pedanías.
El otro gran municipio que presenta grandes riesgos potenciales es Burgos. Eso sí, en este caso, las infraestructuras críticas tienen un matiz muy diferente, ya que las zonas potencialmente inundables a 100 años de recurrencia se concentran en el polígono industrial Burgos Este.
En este entorno, el Ministerio identifica hasta seis instalaciones industriales en riesgo potencial ante una crecida extraordinaria del Arlanzón. Más allá de esas instalaciones, la capital cuenta con otras tres infraestructuras críticas en riesgo potencial, como son los polideportivos Carlos Serna y Mariano Gaspar, así como la Facultad de Ciencias Químicas.
A partir de ahí, otros municipios burgaleses, como Salas de los Infantes, que han convivido durante siglos con los caprichos del Arlanza, así como Medina de Pomar, Frías o Merindad de Río Ubierna cuentan con zonas potencialmente inundables en sus respectivos entornos urbanos y, por ende, con infraestructuras críticas en riesgo potencial, ya sean destacamentos de la Guardia Civil, colegios, institutos o ermitas. De hecho, en mayor o menor medida, buena parte de esos municipios han sufrido las consecuencias de alguna riada en las últimas décadas.
Un impacto económico de cientos de millones
Con todo, y más allá de los potenciales daños sobre personas o infraestructuras críticas que podría deparar el peor de los escenarios posible, el propio Ministerio se atreve a aventurar un cálculo del impacto económico que dicho escenario podría producir en las diferentes zonas inundables. Un cálculo aproximado y muy complicado de realizar, sin duda, pero que se eleva a varios cientos de millones de euros en la provincia de Burgos.
Así, por ejemplo, una riada extraordinaria a cien años de recurrencia en Miranda provocaría daños por valor de más de 100 millones de euros tan sólo teniendo en cuenta el ámbito meramente urbano. Esa factura, en todo caso, se dispararía con holgura por encima de los 250 millones de euros si se suman los daños potenciales en infraestructuras de transporte, sectores industriales y zonas urbanas dispersas.
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En el caso de la capital, el impacto económico sería menor, pero también se elevaría hasta el entorno de los 100 millones de euros, concentrados fundamentalmente en daños en sectores industriales del polígono Burgos Este.
Una cifra muy similar se calcula para Villarcayo, mientras el impacto en otros municipios sería menor, pero también millonario en muchos casos, como Salas de los Infantes, Lerma, Aranda o Medina de Pomar.