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Imagen de un viñedo de la DO Ribera del Duero en Peñafiel Ramón Gómez/El Norte
La vendimia 2018, un alivio para la Denominación de Origen Ribera del Duero

La vendimia 2018, un alivio para la Denominación de Origen Ribera del Duero

En el ecuador de la cosecha se llevan 51 millones de kilos de uva recogidos

Aurora lázaro/EFE

Aranda de Duero

Viernes, 12 de octubre 2018, 14:19

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Ribera del Duero está viviendo la vendimia 2018 como una fiesta porque se presenta normal en cantidad y calidad, lo que este año es un gran alivio para bodegueros y viticultores que pueden volver a llenar unos y vender para contrarrestar el revés de la campaña 2017, una de las más escasas en la historia de esta Denominación de Origen.

Tan sólo 55,2 millones de kilos, un sesenta por ciento menos que un año normal, se recolectaron el año pasado por los efectos de la fuerte helada sufrida en la madrugada del 28 de abril. Los viticultores no tenían uva para vender y los bodegueros no pudieron llenar, lo cual supuso un inevitable desabastecimiento del mercado.

Sin embargo, en el ecuador de la campaña actual, con 232 bodegas abiertas de las 303 inscritas y con 51,5 millones de kilos de uva recogidos, todo parece transcurrir normalmente.

La vendimia se inició el 17 de septiembre con las variedades blancas, ha ido avanzando poco a poco, vive su punto álgido esta semana y se espera que para finales de octubre no quede ya ninguna bodega abierta para la recepción de uva.

Hasta que ha hecho aparición la lluvia, las condiciones climáticas han sido inmejorables, según han asegurado los técnicos del Consejo Regulador: mucha luminosidad en septiembre y primeros de octubre, con temperaturas diurnas altas y nocturnas bajas. Algún día se llegó a los 2/3 grados centígrados.

Es lo habitual y deseado en la DO Ribera del Duero y fantástico para la maduración de la uva, asegura Alberto Tobes, responsable de experimentación y ensayo. «Las bayas vienen más grandes por la abundante pluviometría de la pasada primavera« y la uva »está perfectamente sana y el color es potente y se extrae con facilidad«, añade el director técnico, Agustín Alonso.

Cosecha «normal»

El Consejo Regulador no facilita previsiones de producción hasta que no finaliza la campaña, pero José Nuño Gutiérrez, presidente de Enoduero, asociación de enólogos de la Ribera del Duero, cree que será entre normal y alta, atreviéndose a aventurar que rondará los 105 ó 110 millones de kilos.

En resumen, será una cosecha normal que «por lo menos amortiguará el daño y la crisis que sufrimos el año pasado», señala. En su opinión, a esta campaña de 2018 le deberían seguir otras 3 ó 4 cosechas con similares condiciones «para recuperar existencias y volver a tener volúmenes aceptables de crianza y reserva».

Nuño llama la atención sobre lo bien que se han recuperado las cepas en general de la fortísima helada de 2017. «Fue tan dramático el daño que tenían las viñas que pensamos que tardarían dos años en recuperarse», afirma.

El sector empresarial también está más tranquilo, según sostiene Iker Ugarte, presidente de la Asociación de Bodegas Empresariales de la Ribera del Duero, ASEBOR, ha aseverado convencido de que «va a haber uva suficiente para cubrir la demanda del mercado».

El Consejo Regulador recalca la tendencia a realizar una vendimia selectiva en esta región. «Normalmente se hace por parcelas e incluso por zonas de parcelas en función de las características de las uvas», explica Agustín Alonso. La selección también afecta a la vendimia con máquina, ya que los técnicos de la DO comprueban con anterioridad la calidad de la uva antes de permitir la recogida.

Actualmente, alrededor de un cuarto de la vendimia en la Ribera es mecánica y aunque ese porcentaje ha ido aumentando con los años, «parece tender a cierta estabilidad», comenta el director técnico de la DO, confirmando que también hay bodegas que practican la vendimia nocturna.

Unos 230 veedores han sido contratados este año para controlar la entrada de uva en las bodegas. Además el Consejo Regulador realiza aforos de producción en viñedo, vigila la procedencia de la uva, el transporte en vehículos pesados (deben ser pequeños), los registros de viñedo y el grado alcohólico.

Mantiene el Consejo Regulador que el respeto a las normas y su cumplimiento es en general muy bueno: «la gente está comprometida con la calidad, tanto en viticultura como en bodega», asegura Alonso.

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