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La sanidad burgalesa ha registrado un notable descenso de las listas de espera quirúrgicas en el último año, según datos hechos públicos por la Consejería de Sanidad. A 30 de septiembre había un total de 3.753 pacientes en previsión de ser intervenidos, lo que supone que son 555 menos que hace un año (4.308) y un descenso del 12,8%. Sin embargo, la bajada no se produjo en los tres hospitales públicos de la provincia ni en los mismos términos.
Mientras en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) la caída ha sido del 15,9%, con 2.747 personas a la espera, en el Santos Reyes de Aranda la reducción se ha quedado en el 10,9%, con 435 enfermos. Por el contrario, en el Santiago Apóstol de Miranda ha crecido ese listado de pacientes durante este último año y se sitúa en 571, un 3% más.
Además de estos datos, la demora media que sufren los pacientes antes de ser intervenidos también presenta una ligera mejoría. En el último año se ha producido una pequeña disminución de ese tiempo de espera, pasando de los 39,6 días de media que se esperaba en septiembre de 2017 a los 38,2 que se espera en la actualidad.
Si bien, como ocurre en el número de pacientes, aquí también hay diferencias entre los tres centros sanitarios más importantes de la provincia. Los hospitales de Aranda y Miranda han mejorado la respuesta de atención, mientras que el de Burgos la ha empeorado ligeramente.
En este sentido, cabe destacar que el Universitario es el único hospital que interviene a la práctica totalidad de los pacientes, según la gravedad de su enfermedad, en el tiempo estipulado -un mes para enfermos graves, tres para los moderados y seis para los leves-. En los casos del Santiago Apóstol y del Santos Reyes no todos los enfermos son operados en esos plazos.
A pesar de las pequeñas salvedades, la comparativa de los datos registrados por los centros burgaleses, en comparación con los del resto de la comunidad, son muy positivos. Y es que, en el ámbito regional la reducción de las listas de espera se ha situado en un 5,3%, lejos del 12,8% de Burgos. Y lo mismo ocurre con la demora media. La media de Castilla y León refleja que un paciente pasa 80 días esperando a ser intervenido, cuando en la provincia no llegan a 39.
Aún con todo, los datos en positivo no hacen sino mantener una tendencia positiva que lleva registrando durante los siete últimos trimestres, casi dos años.
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