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Abusar de ordenadores y pantallas de móviles puede suponer importantes problemas de visión. BC
El Colegio de Ópticos-Optometristas aconseja una revisión previa al inicio del curso académico

El Colegio de Ópticos-Optometristas aconseja una revisión previa al inicio del curso académico

El abuso de pantallas móviles en edad infantil está influyendo en el aumento de la miopía, con previsiones que apuntan al 50% en 2050, en los países más desarrollados

Lunes, 2 de septiembre 2019, 14:20

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El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León recuerda que son muy elevados los porcentajes de niños que no han realizado ninguna revisión visualsi previamente no se ha detectado en ellos alguna anomalía, a pesar de que muchas veces los problemas visuales son desconocidos y no se asocian a un mal desarrollo en la lecto-escritura o en su comprensión.

«Se deben minimizar o evitar los efectos adversos del ojo y de los problemas visuales en los niños a través de una temprana identificación, educación, tratamiento y prevención. Es vital informar y educar a los pacientes, padres y educadores sobre la necesidad de los exámenes oculares y visuales en los niños y su frecuencia», explica la decana de COOCYL, Inmaculada Aparicio, porque, «una detección tardía de problemas como la ambliopía u otros desórdenes visuales pueden conllevar grandes deficiencias en el desarrollo del menor».

En este sentido, es muy recomendable realizar una revisión cuando empieza la etapa escolar, «y no solo se debe pensar en miopía, hipermetropía o astigmatismo, sino también en desórdenes acomodativos o binoculares», añade la decana.

«En muchos casos, las malas notas o el desinterés de los más pequeños no son consecuencia de su apatía, sino de algún defecto visual que les impide seguir el ritmo de sus clases, atender la pizarra, leer con rapidez y tener capacidad de comprensión o estudiar cómodamente», asegura, por su parte, la secretaria general del Colegio, Ana Belén Cisneros. Y es que la realidad es que los niños «no suelen ser conscientes de sus limitaciones visuales y, por lo tanto, no se quejan; ahí radica la importancia de realizar una revisión ocular al menos una vez al año».

Primera revisión

La recomendación de la primera revisión visual varía en función de los signos que pueda presentar un neonato o del historial de antecedentes familiares. En cuanto se sospeche de cualquier alteración que pueda inhibir un desarrollo normal de las capacidades visuales, se debe proceder a un examen visual que pueda identificar los problemas, si los hubiera.

En el primer mes de vida, la revisión oftalmológica que realiza el pediatra sirve para descartar problemas oculares severos y malformaciones congénitas. Si no existen signos de alarma previos ni antecedentes familiares importantes de condiciones que puedan ser hereditarias, se recomienda una primera exploración visual más profunda por parte de un profesional de la visión antes del inicio de la edad escolar, entre el año y los 3 años de edad.

Si se detecta una alteración visual, la visita al óptico-optometrista debe ser regular, con el objeto de hacer un seguimiento en función de las condiciones que presente el menor y el grado de recuperación que vaya mostrando. En aquellos niños que no presenten problemas, lo más recomendable es realizar revisiones anuales preventivas.

Existen varios signos que pueden servir de voz de alarma para que los padres detecten la existencia de un problema visual a tiempo. Desde las típicas manifestaciones de visión borrosa, cansancio ocular y cefaleas a manifestaciones menos habituales, como visión doble o la apariencia de cualquier tipo de desviación visual; enrojecimiento ocular, lagrimeo y presencia de torticolis pueden ser síntoma de algo va mal en la visión del niño.

Por todo esto, es conveniente realizar una valoración previa al inicio del curso académico que permita verificar si existe algún problema visual que pueda influir sobre el rendimiento del niño y, por tanto, también sobre su seguridad a la hora de afrontar el proceso de aprendizaje.

«Los estudios científicos ya han demostrado que la prevalencia de problemas oculares y visuales en los niños es elevada, por lo que es importante la detección precoz y la intervención a tiempo. Alteraciones como el estrabismo o la ambliopía pueden tener consecuencias a largo plazo en términos de calidad de vida, comodidad, apariencia y oportunidades», añaden las responsables de COOCYL.

Uso de pantallas

Atención especial merecen, en este ámbito, las pantallas de móviles, tabletas y ordenadores, cuyo abuso en la edad infantil está influyendo en el aumento de la miopía, con previsiones que apuntan a que el 50% de los menores serán miopes en 2050 en los países más desarrollados.

Desde COOCYL, se recomienda seguir una serie de pautas para minimizar el problema visual, entre ellas, las que están avaladas científicamente desde la Asociación Americana de Pediatría:

En primer lugar, hay que poner límites de tiempo: prohibidas las pantallas para menores de 18 meses, excepto videoconferencias puntuales con familiares. Entre los 18 y 24 meses, sólo deben visualizar contenidos de calidad y con los padres. Entre los 2 y los 5 años, una hora al día y con revisión de contenidos. En Primaria y Secundaria, las pantallas no deberían robar tiempo a las actividades al aire libre ni a las horas adecuadas de descanso.

Los descansos periódicos serán obligatorios. Una pausa de 5 minutos por cada hora de lectura en una pantalla será suficiente, y para evitar la fatiga visual, también hay que alternar la visión entre un objeto cercano y otro lejano (mirando por la ventana, por ejemplo). Además, es necesario parpadear, ya que, debido a la concentración, solemos hacerlo mucho menos de lo normal. Si la frecuencia media del parpadeo es de 20 veces por minuto, cuando fijamos la visión solemos hacerlo cinco veces.

Ajustar el brillo y contraste de la pantalla para que esté en consonancia con la iluminación de la zona de trabajo. Buscar una luz apropiada, mejor si es natural, aunque el exceso de luz también puede ser perjudicial. No se debe colocar la pantalla de frente o de espaldas a una ventana o cualquier fuente de luz directa. Optar mejor por una iluminación lateral. Evitar los reflejos y por último, mantener el monitor del ordenador a unos 60 cm. de distancia y ligeramente por debajo del nivel de los ojos. Atención en el caso de los niños, ya que por su estatura pueden encontrar la pantalla demasiado alta. Si se utiliza un e-book, hay que mantenerlo a unos 35-40 cm de distancia de los ojos. Dentro de lo posible, ajustar el tamaño de la letra.

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