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Muere la osa Tola, «icono de la recuperación de la naturaleza»

Muere la osa Tola, «icono de la recuperación de la naturaleza»

El estado de salud del animal «se deterioró mucho en las últimas semanas»

Jueves, 18 de enero 2018

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La osa Tola falleció a media tarde, según informó Nicanor Fernández, presidente de la Fundación Oso Asturias. El animal, que junto a su hermana Paca se convirtió en «un icono de la recuperación de la naturaleza», como recordó Fernández, murió debido a su edad, a punto de cumplir 29 años. Hay que recordar que en los últimos años, con motivo de su intento de emparejamiento con el macho Furaco, ya sufrió problemas de huesos y la rotura de una cadera.

“El estado de Tola se deterioró mucho en las últimas semanas y, finalmente, falleció a media tarde”, explicó Fernández. Tola, fue recuperada junto a su hermana Paca en 1989 por la Guardia Civil meses después de que unos furtivos mataran a su madre y las capturasen.

Las dos hermanas se convirtieron en un símbolo de la lucha por la recuperación del oso pardo, especie en peligro de extinción, desde que fueron entregadas al Fondo Asturiano para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS) en junio de 1989 cuando contaban cinco meses después de que dos cazadores furtivos mataran a su madre.

Posteriormente, las osas, tras permanecer acogidas durante algún tiempo en Cataluña, vivieron durante cinco años en el Parque Cinegético Nacional de El Hosquillo, en Cuenca, hasta que el Gobierno asturiano habilitó el cercado donde ahora residen.

El recinto en el que habitan, integrado en una ruta turística denominada 'La senda del Oso', fue construido en 1996 y es visitado cada año por miles de personas que reciben información sobre la importancia de la conservación del oso pardo en su hábitat natural de la Cordillera Cantábrica.

En los últimos años también se llevó a cabo un intento de reproducción en cautividad introduciendo en el cercado al oso Furaco, trasladado desde el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, en Cantabria, para que se aparease con las osas.

En 2012, y tras ser montada en varias ocasiones por Furaco el personal de la Fundación Oso que atiende el cercado de Santo Adriano descubrió en la zona donde había dormido a Tola la noche anterior el cadáver de un osezno recién nacido con un peso de 330 gramos y aparentemente fallecido por aplastamiento causado por la madre.

Tola no había dado los días anteriores ninguna muestra de comportamiento anormal y como es habitual en su especie no había forma de percibir su estado durante el periodo de gestación.

Previamente había sido examinada con frecuencia por servicios veterinarios dados sus problemas de movilidad por los que había estado sometida a vigilancia y a tratamiento.

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