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Un niño llegado a bordo del Open Arms entra en el Centro de Atención Temporal a Extranjeros (CATE). Reuters

Los niños del Open Arms, entre el miedo y la esperanza

La organización Save the Children, que este verano ha inaugurado su oficina de Algeciras, se ha hecho cargo de los 137 menores

Viernes, 28 de diciembre 2018, 18:14

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En una mañana fría y con algo de niebla, el barco de la ONG Proactiva Open Arms, ha amarrado en el puerto de Crinavis de San Roque, en la Bahía de Algeciras (Cádiz). Eran alrededor de las 8:30 y los 137 menores que iban a bordo se disponían a salir del buque en el que han pasado la última semana.

Ya en tierra firme han recibido asistencia médico-sanitaria y han sido trasladados en autobuses al Centro de Atención Temporal a Extranjeros (CATE) para proceder a su identificación. Este espacio se habilitó el pasado agosto como el destino final de los migrantes rescatados en el mar.

La organización Save the Children, que este verano ha inaugurado su oficina de Algeciras, se ha hecho cargo de los menores. «Se ha repetido un poco lo que suele ocurrir en estas situaciones», ha explicado Manuel Sobrino, uno de los portavoces de la organización Save the Children. «Se llega con mucha ilusión porque, después de haberse jugado la vida y haber pasado por todo tipo de vulnerabilidades, ver que han llegado a Europa es una liberación, un respiro momentáneo, pero al mismo tiempo miedo por la incertidumbre de no saber muy bien lo que les espera», añade. «Por ello, nuestra labor ahora mismo como organización es que estén tranquilos, que vean que están protegidos, que se les va a tratar bien y que no van a tener problemas».

Vicente Raimundo, director de programas para España, ha dicho que, aunque en general todos presentan un estado físico aceptable, hay un grupo de chicas adolescentes somalíes muy numeroso que parece el más vulnerable. «Puede que hayan sufrido violaciones durante su paso por Libia, que es tremendamente peligroso ya que el sistema de acogida, protección y rescate en este país deja mucho que desear», ha expresado. Aún así, «en todos los casos estamos ante historias de origen y de tránsito realmente horribles», ha añadido.

El equipo de la ONG procederá durante estos días a informar a menores y familias sobre sus derechos y sobre cómo funciona el sistema de acogida en España. Asimismo, se identificarán perfiles vulnerables que requieran una atención específica, tales como menores no acompañados o niñas víctimas de trata, entre otros; y se dará atención psicológica en aquellos casos en los que sea necesario.

Los menores no acompañados pasarán a estar bajo la tutela de la Junta de Andalucía y, en los próximos meses, se deberán tramitar sus permisos de residencia, pues la ley española sostiene que los menores inmigrantes no tutelados tienen garantizada por ley su residencia regular en España.

Navidades a bordo

Pocos niños españoles se imaginan unas las navidades como las que han pasado ellos. Sin embargo, a pesar de las adversidades, en Nochebuena Papá Noel consiguió aterrizar su trineo en medio del mar y llevar a estos niños regalos como cuadernos, lápices de colores o ropa. Además, el equipo de Open Arms ha intentado animarles el trayecto lo mejor que ha podido, realizando actividades y juegos. «Ha habido momentos muy emocionantes», ha expresado Laura Lanuza directora de comunicación de la ONG. Uno de ellos ocurrió cuando el capitán cumplió su promesa de subirles al puente del barco. «Desde allí les dimos turrón y chocolate y les enseñamos los mapas», ha añadido Lanuza.

En cuanto a cómo han vivido esta travesía, teniendo en cuenta que muchos de ellos huyen de la guerra de Somalia y Siria y probablemente han sufrido mucho, la profesional ha dicho que, al fin y al cabo, «los niños son niños y enseguida se alegran y participan en las actividades. Son muy espontáneos. El sufrimiento de los adultos es más difícil de gestionar. Este ha sido su hogar durante una semana completa y creo que todos ellos se van a llevar un muy buen recuerdo de esta experiencia».

El 22 de diciembre el Gobierno de España dio luz verde para que el buque humanitario pudiese navegar por sus aguas, después de que Italia le cerrara sus puertos y del rechazo de Malta. Por su parte, Libia, Francia y Túnez no respondieron a las peticiones de la ONG española para desembarcar.

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