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El trabajo forzoso, «habitación sin escape» para 73 millones de niños

El trabajo forzoso, «habitación sin escape» para 73 millones de niños

Unicef ha querido el foco con el experimento social #TheUnescapeRoom

europa press

Madrid

Martes, 12 de junio 2018, 11:27

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«Tenía cinco años cuando empecé a trabajar en las minas de diamantes. Hay muchos peligros y nos hacen sufrir mucho». Kalala, de 13 años, pone voz a la realidad extrema que atraviesan 73 millones de niños en todo el mundo y sobre la que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) quiere llamar la atención con la campaña #TheUnescapeRoom.

El experimento consiste en una simulación de una mina de oro de Camerún donde entró un grupo de personas anónimas que no sabían lo que les esperaba. «Necesitamos experimentar para entender» o «se te encoge un poquito el corazón» son algunas de las frases pronunciadas por quienes han participado en esta iniciativa.

En todo el mundo, 151,6 millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años se ven obligados a trabajar. De ellos, casi la mitad realizan trabajos peligrosos, como la manipulación de productos químicos, respirando sustancias tóxicas, el transporte de cargas pesadas o llevar a cabo labores en las alturas, bajo el agua, en recintos confinados o por la noche.

Por regiones, el África Subsahariana es la que tiene una incidencia más alta de niños trabajadores, seguida por Asia y América Latina. Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) figura el reto de acabar con el trabajo infantil forzoso para el año 2025.

«Su vida es un infierno»

El director ejecutivo de UNICEF Comité Español, Javier Martos, ha advertido en un comunicado de que «un niño que trabaja en condiciones extremas está siendo privado de todos sus derechos». «Sin acceso a la salud, a la educación o al juego, para estos niños la vida es un infierno», ha lamentado.

La directora de Sensibilización y Políticas de Infancia, Maite Pacheco, ha llamado a «no bajar la guardia» y trabajar junto a gobiernos y empresas para reforzar la educación y la protección con «legislaciones más estrictas». Aunque desde el año 2000 el número de niños que trabajan en condiciones peligrosas se ha reducido más de un 50 por ciento, en los últimos años la caída se ha ralentizado.

«Sabemos que al apoyar las economías familiares y garantizando el acceso a una educación gratuita y de calidad, estamos dando salidas a los niños que de otra manera estarían abocados al trabajo y la explotación», ha explicado Pacheco.

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