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Un trastero, único techo de una madre y su hijo discapacitado desde octubre en Valencia

Duermen en el pasillo porque los dos no entran en el habitáculo

Agencias

Valencia

Martes, 15 de enero 2019, 00:45

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Un trastero de unos cinco metros cuadrados ubicado en un barrio de Valencia es el único techo donde pueden resguardarse desde el pasado mes de octubre una mujer de 66 años y su hijo de 33, que sufre una discapacidad mental, al no poder pagar el alquiler de un piso.

Rosario Planas ha explicado este lunes a EFE que hace dos años se quedó sin trabajo tras romperse el tobillo, pero con su pensión por discapacidad de 380 euros y los 366 que recibe por cuidar de su hijo no podía hacer frente al alquiler de 370 euros de la vivienda en la que residía hasta que esta fue vendida. Los nuevos propietarios de la vivienda le instaron a dejar la casa y, tras poner el caso en manos de abogados, finalmente tuvo que dejarla el pasado 4 de octubre. «Con el dinero que me quedaba tras abonar el alquiler pagaba la luz, el agua y el gas, y solía quedarme 50 euros para otros gastos», confiesa esta mujer.

Rosario Planas, que se separó a los 29 años, vivía con sus cuatro hijos y ahora tres de ellos han ido a vivir con amigos; con ella se ha quedado el hijo que sufre una discapacidad mental y que todos los días acude al Centro de Referencia Estatal de Atención Psicosocial a Personas con Trastorno Mental Grave (Creap).

«La única solución fue ir al trastero. Tenemos que dormir en el pasillo en una cama hinchable sobre la que ponemos un nórdico», explica a EFE esta mujer, que acude todos los días a un comedor social del barrio de Orriols para poder comer algo caliente. Duermen en el pasillo porque los dos no caben dentro del habitáculo. Asegura haber acudido a «todos los sitios» para pedir una «vivienda digna, un techo, con un alquiler de no más de 300 euros», y que el estado de la casa no le importa: «Soy manitas y reciclo hasta los muebles».

Siempre lleva consigo una bolsa con «más de doscientos papeles» de todas las peticiones de ayuda que ha hecho. «Solo me falta escribir al rey», confiesa para reconocer que mantiene la esperanza de poder tener un techo donde vivir con su familia.

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