El Ayuntamiento de Burgos cede los terrenos para el segundo vaso de Abajas
El Consorcio Provincial de Residuos acepta formalmente los terrenos del vertedero de Abajas en los que se levantará el nuevo vaso de vertido
Se concluyen así los trámites administrativos previos al inicio de las obras
Planta de tratamiento de Abajas. BC
El Ayuntamiento de Burgos acaba de ceder formalmente al Consorcio Provincial de Residuos los terrenos necesarios para construir el segundo vaso de vertidos en el vertedero de Abajas. Esta misma mañana, la Asamblea General del Consorcio aceptaba por unanimidad de todos los miembros la adscripción de los terrenos, que se realizará bajo la fórmula de mutación demanial subjetiva, es decir, que pasa de ser titularidad del Ayuntamiento de Burgos a ser de titularidad del ente público encargado de gestionar el tratamiento de residuos en la provincia.
Somacyl ya puede empezar las obras del nuevo vaso
Con la aprobación de este acuerdo se cumple el último trámite administrativo necesario para poder comenzar las obras de construcción del nuevo vaso de vertido, que permitirá ampliar la capacidad del actual vertedero, que se encuentra prácticamente colmatado después de varios años de uso.
Así, está previsto que en las próximas semanas se comience la tramitación efectiva de la ejecución de las obras por parte de la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl), que será quien sufrague y ejecute las obras en virtud del acuerdo a cuatro bandas firmado en septiembre de 2014.
Fin del conflicto
En aquel momento, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta aceptaba por fin entrar a colaborar con el Consorcio, la Diputación provincial y el Ayuntamiento de Burgos y firmó un acuerdo con el que se pretendía poner fin a un conflicto competencial que se arrastraba desde hacía 12 años. Y es que, desde su constitución como ente gestor del tratamiento de residuos de la provincia, el Consorcio venía utilizando las instalaciones de Abajas. Sin embargo, el vertedero nunca fue de su propiedad, sino del Consistorio burgalés, que anualmente exigía el pago de un alquiler que posteriormente se repercutía en la tasa de tratamiento.
A partir de la forma del convenio, la Junta asumía la construcción del nuevo vaso y la gestión y explotación del mismo durante 15 años. A cambio, el Consistorio se comprometía a liberar los terrenos y el Consorcio a reducir paulatinamente la carga económica a los ciudadanos.
