Valentín Palencia protagoniza la primera beatificación de la historia de la Catedral

El sacerdote Valentín Palencia y sus acólitos Donato Rodríguez García, Germán García García, Zacarías Cuesta Campo y Emilio Huidobro Corrales son beatificados en la Catedral

Es la primera vez en la milenaria historia de la Diócesis que el acto se celebra en Burgos

Los cinco beatos fueron fusilados en Cantabria por defender su fe durante la Guerra Civil

Valentín Palencia protagoniza la primera beatificación de la historia de la Catedral Durante el acto se descubrió una pintura en honor de los cinco beatos. GIT

El 15 de enero de 1937, el sacerdote burgalés Valentín Palencia Marquina y los jóvenes Donato Rodríguez García, Germán García García, Zacarías Cuesta Campo y Emilio Huidobro Corrales fueron fusilados por defender su fe mientras disfrutaban de un periodo de asueto en Suances. Según los testigos de la época, todos ellos, sobre todo los jóvenes, tuvieron la oportunidad de salvar sus vidas renunciando a su fe en tiempo de guerra, pero ninguno abjuró, motivo más que suficiente, según la Iglesia, para inscribir a todos ellos en el Libro de Beatos.

Los cinco mártires fueron acusados por un “alumno indisciplinado”

Y eso es precisamente lo que ha pasado hoy en un acto que ya ha entrado de lleno en la milenaria historia de la Diócesis de Burgos. Y es que, beatos y santos burgaleses hay muchos, pero hasta ahora, ninguno de ellos había sido nombrado tal en la propia Diócesis, sino en Roma. Estos cinco mártires, pues, son los primeros en ser beatificados en la Catedral.

Quizá por ello, la Seo se ha quedado pequeña esta mañana para albergar a los cientos de burgaleses que han querido participar en la beatificación de cinco personas cuyo recuerdo ha permanecido muy vivo en el seno de la Diócesis. Dicen de Valentín Palencia que fue un hombre bueno, dedicado por completo a la ayuda a los más desfavorecidos. Prueba de ello fue su labor al frente del Patronato de San José para la enseñanza y educación de niños pobres, una institución que llegó a cobijar a más de un centenar de muchachos llegados desde diferentes puntos de la provincia.

Entre ellos destacaron cuatro de manera especial, puesto que fueron los que acompañaron al sacerdote durante sus últimas horas y cerraron filas en torno a él. Se trataba de Donato Rodríguez, un joven afectado por la polio cuya pasión por la música le llevó a dirigir la banda del Patronato, de Germán García, un muchacho “muy religioso”, Zacarías Cuesta, quien aprendiera el oficio de zapatero en el Patronato, y Emilio Huidobro, otro gran músico.

Todos ellos fueron detenidos en Suances, al parecer, tras la acusación de un “alumno indisciplinado” que no recibió la propina de una peseta por parte del sacerdote. En tiempos convulsos como aquellos, la acusación de celebrar la eucaristía se pagaba con la muerte. Y aún así, ni Valentín Palencia ni sus alumnos dieron un paso atrás, lo que les llevó, después de varios interrogatorios, a ser fusilados en el monte Tramalón de Ruiloba.

Un proceso de 20 años

Con ese relato flotando durante años en el ambiente, el entonces arzobispo de Burgos, Santiago Martínez Acebes, puso en marcha toda la maquinaria para beatificar a los cinco mártires. Aquello fue en 1996 y durante casi veinte años, la Iglesia ha estudiado la solicitud hasta que el 30 de septiembre de 2013, el Papa Francisco firmó el decreto de martirio y concedió a la Diócesis la potestad de celebrar la beatificación, permitiendo el culto público de los cinco mártires y la celebración de su fiesta anual el 15 de enero.

Amplia representación

La singularidad de la cita de esta mañana ha permitido congregar a una amplia representación de la sociedad religiosa y civil, no sólo de Burgos, sino del conjunto del territorio nacional. De hecho, la ceremonia, durante la que se ha descubierto una pintura en recuerdo de los cinco mártires, ha estado conducida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede, que ha presidido la beatificación en nombre del propio Papa.

Junto a él, el arzobispo Burgos, Fidel Herráez, su antecesor, Francisco Gil Hellín, y varios altos cargos de la Iglesia Católica, como el cardenal Ricardo Blázquez o su antecesor en la presidencia de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela. Por su parte, y al margen de las familias de los cinco beatos, también han estado presentes el alcalde de la ciudad, el presidente de la Diputación y una amplia representación de las diferentes instituciones burgalesas.