Desde los cinco años, una niña empieza a pensar que no sirve para la ciencia

Según un estudio de la Universidad de Nueva York, las niñas de cinco años empiezan a asociar la ciencia y la inteligencia con el género masculino

Este es uno de los muchos prejuicios que trata de derribar el programa ‘Stem Talent Girl’, que ha celebrado hoy una ‘masterclass’ de Natalia Ruiz

Desde los cinco años, una niña empieza a pensar que no sirve para la ciencia Natalia Ruiz, durante la masterclass a la que han asistido 27 participantes del programa 'Science for her'. IAC

La divulgadora científica y responsable de comunicación del programa de astroquímica ‘ASTROMOL’, Natalia Ruiz, ha participado esta mañana en la tercera ‘masterclass’ programada por ‘Stem Talent Girl’, proyecto de promoción de las ciencias entre las mujeres. Esto es realmente necesario con datos como el que acaba de presentar un estudio de la Universidad de Nueva York que asegura que una niña de entre cinco y seis años comienza a pensar que ella no sirve para la ciencia.

Se busca que “las chicas se sientan capaces, rompan con los sesgos y estudien carreras de ciencias”, ha definido Ruiz a la perfección, momentos antes de explicar a 27 alumnas de tercero y cuarto de Secundaria del programa ‘Science for Her’, procedentes de 11 centros educativos de Burgos y provincia ‘Por qué me enamoré de un telescopio’.

Y es que para la divulgadora “la ciencia no es una cosa de la que uno se enamora solo desde la ciencia. La ciencia también es algo de lo que te puedes enamorar desde fuera“, ha explicado. Solo así se entiende que, a pesar de haber estudiado Traducción e Interpretación, acabó, “por casualidades de la vida”, trabajando para el telescopio más grande del mundo, en las Islas Canarias.

Desde su relación con la ciencia, se dio cuenta de que una de las grandes batallas que se libra desde la profesión de comunicadora es que “se consideren más importantes es la divulgación de los resultados científicos”. Y no es para menos ya que se trata de un derecho, el tener acceso al conocimiento de los beneficios que genera la ciencia y que pagamos todos, ha indicado Ruiz.

En este sentido, la divulgadora asegura que “una sociedad formada, culta e interesada por la ciencia, es una sociedad con un pensamiento crítico y con una libertad que de otra manera no tiene”.

Cuestión de sexo

A todas estas dificultades se suman las diferencias de sexo en el sector científico. Según Ruiz, hay muchas chicas que estudian determinas carreras científicas y en ellas hay prácticamente un 50 por ciento de chicos y chicas. Pero el problema no está ahí, sino en lo que ocurre después en las empresas donde hay muchas investigadoras, pero no en cargos de responsabilidad.

Esto ya sucedía hace veinte años y se pensaba que era algo que cambiaría con el paso del tiempo. Sin embargo, viendo los números actuales, sigue siendo así, por lo tanto “algo estamos haciendo mal y algo tenemos que cambiar”, denuncia Ruiz, quien confiesa que le gustaría que “hubiera más mujeres dispuestas a enseñar lo que hacen”.