Villadiego ajusticia a El Judas, victoria del bien sobre el mal

La villa ha celebrado este Sábado Santo la Fiesta de El Judas, una batalla entre el bien y el mal con raíces precristianas

Los ejércitos Rojo y Azul del Rey se han enfrentado a las malas artes de Los Miñones y Los Cadenas en el Alto de la Riba

Las tropas reales han apresado a El Judas, que ha sido enjuiciado y condenado a la hoguera por todos los pecados del mundo

Villadiego ajusticia a El Judas, victoria del bien sobre el mal La batalla ha sido encarnizada pero los ejércitos se han llevado la victoria. PCR

Y El Judas ardió y, con el fuego purificador de la hoguera, el mundo ha quedado limpio de pecados, listo para resucitar a una nueva vida llena de luz y color. Villadiego ha celebrado este Sábado Santo su Fiesta de El Judas, una farsa popular que recrea la lucha entre el bien y el mal, encarnado este último en la figura grotesca de El Judas. El pelele de tela y paja, que se inspira en Judas Iscariote, traidor entre traidores, ha sido el gran protagonista de una jornada marcada por el buen tiempo, algo inusual en la villa, reconocen los vecinos.

La fiesta se ha iniciado este mañana con la Bulla de los Cadenas, un grupo de zarrapastrosos defensor de El Judas, que ha recorrido las calles de Villadiego buscando aliados frente al Rey. Montando bulla, con un ruido ensordecedor dando gritos, y siempre acompañados del pelele de tela y paja, Los Cadenas han intentado recabar apoyos entre los vecinos, aunque sin éxito, antes de enfrentarse a su majestad. El grupo no pasa desapercibido, se enfrenta a todo aquel con el que se cruza, para todo el mundo tiene una palabra, y pocas veces es amable.

Los Miñones no estaban muy contentos con Rey y, cuando ha rechazado sus peticiones, se han aliado con Los Cadenas

Por la tarde, el Rey ha reunido a sus ejércitos Rojo y Azul en la Plaza Mayor, donde ha pasado revista. A ellos se han unido Los Miñones, representantes del pueblo llano, quienes no se han cortado un pelo a la hora de abuchear a su majestad. Mostrando su malestar, Los Miñones han presentado sus peticiones anuales. A saber, no pagar impuestos y que la luz sea gratuita; poder dormir hasta las doce del mediodía, las doce y cuarto si es festivo; que se acaben las guerras y las hambrunas, y que los políticos dejen de robar; o que Villadiego tenga playa y autovía hasta Burgos.

Peticiones que “bien las merece” el pueblo, pero que no han sido aceptadas por el Rey. De este modo, Los Miñones se han sumado a Los Cadenas en la defensa de El Judas, y la fiesta se ha trasladado al Alto de la Riba. En la cima, Cadenas y Miñones han esperado la llegada de los ejércitos reales. Cuerpo a tierra, las tropas han ido escalando la ladera, esquivando como han podido las falsas piedras con las que los defensores de El Judas les agredían. Sin embargo, nada ha impedido su victoria y el pelele de tela y paja ha sido apresado por el ejército real.

Juicio y condena

Soldados rojos y azules han traslado a El Judas a la Plaza Mayor, donde se le ha juzgado. Bajo la presidencia del juez, con escribano, fiscal y defensor armando gresca, se le ha declarado culpable de todos los males del mundo, y la condena ha sido la hoguera. El Rey ha agasajado al pueblo con viandas variadas, mientras se ha esperado a la caída de la noche para ejecutar la pena y quemar al pelele. La jornada se cierra con un espectáculo de luz y sonido y un correfuegos, que ha recorrido el centro histórico anunciando el fin de un mundo gris gobernado por el mal.

Villadiego es una de las pocas localidades que conserva la Fiesta de El Judas

La Fiesta de El Judas goza de una gran tradición en Villadiego. Sus orígenes se remontan a los ritos precristianos, cuando se daba la bienvenida a la primavera, el resurgir de la naturaleza, la vida y la resurrección. Con la llegada del Cristianismo, este tipo de celebraciones se reconvirtieron, y en el caso de El Judas se representa la lucha entre el bien y el mal. A lo largo de los siglos, las fiestas fueron decayendo y pocos son los municipios que aún las conservan, como Villadiego, que si bien vio como se suspendía en los años ’40 también ha sido testigo de su resurrección.

A iniciativa del Ayuntamiento y del Grupo de Teatro Espliego, El Judas se recuperó en 2002 y, desde entonces, se ha celebrado de manera casi ininterrumpida, solo con una ausencia en 2007. Se cuenta con la colaboración del pueblo, con alrededor de 300 participantes directos, y es una fiesta de referencia en Burgos. Por ese motivo, el Ayuntamiento ha solicitado su declaración como de Interés Turístico Regional, aunque sin éxito de momento. En la Junta recuerdan que tienen que cumplir 20 años, y sin contabilizar celebraciones previas a 2002.