Saetas y versos para una madre que se quedó sin su hijo

La procesión de La Soledad cierra el Viernes Santo congregando a cientos de burgaleses y forasteros por las calles del centro de la ciudad

Los cofrades ofrecen saetas y poemas para consolar a la Virgen tras perder a su hijo

Saetas y versos para una madre que se quedó sin su hijo La procesión recorrió varias de las calles más céntricas de la ciudad. GIT

La Soledad recorrió un año más las calles de la ciudad. Pero no lo hizo sola. A su vera, cientos de burgaleses y forasteros, penitentes y curiosos, arropando a la madre que se quedó sin hijo; la desconsolada, la dolorosa. Y de eso se trataba precisamente, de consolar a la llorosa, que con la corona de espinas de Jesucristo en las manos afrontaba un camino plagado de tristeza, pero también de esperanza en la resurrección de la carne.

El Consejo de Ministros denegó este año el tradicional indulto a un preso

Al filo de las 20 horas, los cofrades de Nuestra Señora de la Soledad, acompañados por su banda de música, por miembros de varias hermandades y cofradías de la ciudad y por numerosos representantes de la sociedad civil y militar, arrancaban su particular procesión desde la parroquia de Santa Ágeda. Allí, la Soledad recibía los primeros agasajos en forma de saetas, una ofrenda que repetiría apenas unos minutos después en Barrantes, donde también recibió los versos de un poeta. Versos místicos y llenos de profunda emoción entonados ante un solemne silencio solo roto por el sonido de los tambores y las cornetas.

Y tras las saetas y los versos, la talla continuó el particular camino del desconsuelo. Un camino en el que, por cierto, este año no hubo indulto. La petición de la Cofradía acabó cayendo en saco roto y hace quince días el Consejo de Ministros denegó el indulto de un preso que otros años sí ha sido efectivo.

Y sin indulto, el protagonismo absoluto lo mantuvo la Soledad, que lentamente, cadenciosamente, regresó a su parroquia. Fotografías, aplausos y solemnidad para cerrar el que quizá sea el capítulo más triste de la Semana Santa. Mañana, tocará celebrar el retorno de Jesucristo al mundo de los vivos. Entonces, la Soledad ya no estará sola.

Fotografías realizadas por Gabriel de la Iglesia