José Miguel García, todavía vicerrector de la UBU. GIT

José Miguel García, futuro rector de la Universidad de Burgos

«Confío plenamente en que Medicina será una realidad en el curso 2026-2027»

El rector electo de la UBU, que todavía está pendiente de designación oficial, afrontará en los próximos años varios proyectos clave, como la implantación de la facultad de Medicina o la rehabilitación del Hospital de la Concepción

Domingo, 15 de diciembre 2024, 09:27

Aún está pendiente su designación formal, que en principio se prevé para enero, pero José Miguel García, licenciado en Química en Burgos en 1991 y doctor por la Universidad Complutense de Madrid en 1996, ya ha asumido su papel como nuevo rector de la Unviersidad Burgos (UBU). La suya fue la única candidatura que se presentó al proceso y la jornada electoral fue meramente un trámite destinado a formalizar el inminente relevo por parte del todavía rector, Manuel Pérez Mateos.

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Un relevo que se antoja sencillo, toda vez que el propio García era uno de los pesos pesados dentro del equipo de Pérez Mateos y venía ejerciendo desde hace años como vicerrector de Investigación, Transferencia e Innovación. Su nombramiento, eso sí, llegará de la mano de varios proyectos clave para la UBU a medio plazo, como son la comprometida implantación del grado de Medicina o la rehabilitación del Hospital de la Concepción.

De esos proyectos y muchas más cosas habla García con BURGOSconecta.

Usted fue el único candidato. ¿Cómo valora esa circunstancia?

Creo que cuando hay una candidatura única en un contexto en el que hay muchas personas que pueden optar a ello es porque hay un consenso en torno a una persona, en este caso yo, pero también en torno al equipo, que es fundamental. Al final, el trabajo que se va a realizar lo coordina el rector, pero lo ejecutan los vicerrectores. Y esos vicerrectores, en una universidad como la nuestra, en la que se les da mucho valor, son aún más importantes.

Hablando del equipo. Presenta algunas novedades más allá de los nombres.

Sí. Lo que hemos hecho ha sido una concentración de competencias en torno a determinados vicerrectorados anteriores. Por ejemplo, hasta ahora teníamos dos vicerrectorados como son Profesorado y Docencia que se van a convertir en uno solo para mejorar la coordinación. También hemos apostado por una concentración en todo lo que está relacionado con la empresa, con la formación continua, las infraestructuras, la digitalización y lo que es un poco la modernización. Y además, hemos creado un vicerrectorado nuevo que está vinculado con las líneas estratégicas de la Universidad, como la realización del Plan Estratégico 2027-2033. Luego, otros vicerrectorados se mantienen, aunque se potencia el de Internacionalización debido a la presencia de la UBU en la alianza de universidades europeas RUN-EU, lo que por cierto es un hito, porque únicamente el 10% de las universidades europeas están asociadas a ella.

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En todo caso, usted viene de formar parte del equipo de Manuel Pérez Mateos. Entiendo que la continuidad es evidente.

Sí. Yo entré hace casi 9 años con el todavía rector y en este tiempo hemos venido trabajando en muchos ámbitos muy cómodamente. Eso sí, durante este tiempo hemos ido detectando cuestiones que son mejorables, como el caso de la coordinación entre diferentes áreas. A partir de ahí, lógicamente cada uno tiene su estilo. Yo he estado en investigación y pretendo extrapolar esa experiencia al resto de la universidad. Además, se da la circunstancia de que tres de los vicerrectores actuales continúan y que el resto tiene muy buena relación con los que actualmente están ejerciendo. Aparte, todos los que están ahora que no van a continuar nos han comprometido apoyo durante el tiempo necesario para acomodarse.

Ha hablado de su experiencia en el ámbito de la investigación. En su currículum también cuenta con experiencia en la empresa privada, algo a veces poco habitual en los perfiles del organigrama académico. ¿Qué puede aportar esa experiencia?

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Yo tengo dos experiencias en la empresa privada. La primera la tuve mientras estaba haciendo la carrera, trabajando en un supermercado. El aprendizaje que saqué de esa experiencia fue crítico, porque conocí y me adapté al comportamiento de la gente y a sus necesidades. Después, realicé un doctorado en el marco de un contrato con una empresa en el CSIC y posteriormente me incorporé a esa empresa. Esa fue una experiencia totalmente diferente, porque ya tenía un nivel técnico y tuve relación con la administración pública. Fue un aprendizaje muy relevante. Al final, los tiempos y la forma de trabajar es totalmente diferente a la de la universidad. En todo caso, una vez que me incorporé a la UBU, lo hice en el campo de la investigación, en el que siempre me he enfocado más en la parte aplicada, lo que me ha permitido colaborar muy estrechamente con la empresa privada a través de la realización de patentes y productos.

Gracias a toda esa experiencia he entendido claramente la diferencia de pensamiento y de cultura entre la parte más empresarial y la visión mucho más a largo plazo de la propia universidad. Y eso hay que conjugarlo siempre y tender puentes. Ahora, quiero ir un poquito más allá porque creo que la Universidad debe responder a las necesidades del entorno socioeconómico, sobre todo en un entorno muy industrializado como Burgos.

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¿La falta de comunión entre la universidad española y la empresa privada es una de las asignaturas pendientes?

Sí, aunque yo creo que esa distancia se ha ido cerrando en los últimos años y ahora mismo estamos en otro escenario. Además, en el caso de la Universidad de Burgos, ese problema es muy inferior al de otras universidades, porque aquí tenemos una relación muy fluida con la industria. Una relación que, eso sí, tenemos que seguir potenciando, sobre todo en el caso de la pequeña y mediana empresa, que tiene más dificultades en este sentido.

Usted estudió en Burgos cuando todavía era un campus de la Universidad de Valladolid y cuando regresó como docente lo hizo ya a una universidad con entidad propia. ¿Cómo ha cambiado?

Creo que en aquel momento, la universidad estaba absolutamente desvinculada de la sociedad burgalesa. De hecho, no se conocía más que como institución académica, como un lugar que permitía un ascensor social. Sin embargo, cuando regresé vi que esa sensación había cambiado totalmente. La UBU no nació porque así lo quisieran los que ya estaban de profesores. Nació por una enorme demanda social que hizo que, a partir de ahí, la universidad empezara a permear y ser vista como una herramienta de desarrollo socioeconómico clave para Burgos.

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En todo caso, la UBU continúa siendo una de las universidades públicas más jóvenes de España. ¿Está plenamente consolidada?

Sí, sin duda. Acabamos de pasar la adolescencia, como quien dice, pero estamos muy consolidados y reconocidos, como muestra el hecho de estar en la alianza RUN-EU. Además, a nivel nacional tenemos una importante representación en el CRUE y hemos mejorado mucho nuestra presencia en diferentes foros. Por ejemplo, en el ranking de investigación del BBVA hemos pasado de estar en el puesto 47 de 48 en 2012 a estar en el cuarto lugar de 17. Eso significa que estamos en la parte alta de las universidades españolas, y no es algo fácil. Todas las universidades han avanzado mucho en estos años, pero nosotros hemos ido mucho más deprisa.

Acaba de mencionar el ámbito investigador. ¿Es ese el campo en el que mayor reconocimiento tiene ahora mismo la UBU?

Sí, en el ámbito de la investigación hemos avanzado mucho y es una de las banderas de la UBU, lo que es muy importante, porque gracias a esa investigación se genera conocimiento que termina difundido a nivel mundial.

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¿Hay algún área de conocimiento en el que la UBU sea especialmente referente?

Tenemos un potencial enorme en estudio y desarrollo de materiales, tanto metálicos como plásticos o materiales de construcción, por ejemplo. También somos referentes en todo lo que está relacionado con las nuevas tecnologías, como videojuegos, inteligencia artificial o Ingeniería de la Salud, así como en Educación.

Uno de los principales caballos de batalla de sus antecesores fue la financiación por parte de la Junta. Entiendo que comparte esa reivindicación, pero ¿cuál sería la financiación óptima para la UBU?

A ver, la financiación hay que abordarla con racionalidad. Lo que tenemos que pedir es una financiación basal básica de mantenimiento. A partir de ahí, se debería plantear una financiación por objetivos. Nosotros tenemos a una serie de titulaciones que necesitan recursos y luego proyectos que estamos liderando y que queremos liderar. Esos son objetivos que tenemos que plantear y que estoy seguro que en algún caso recibirán financiación, aunque seguro que habrá que discutirlo. Al final, el problema de los fondos es que son siempre limitados en cualquier administración y cuando pones recursos en un sitio los quitas de otro. En todo caso, en la UBU somos expertos en captar fondos de forma competitiva a nivel nacional e internacional, con tasas de éxito mucho más elevadas que la media.

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¿La financiación genera problemas entre las cuatro universidades públicas de Castilla y León?

No es problemático porque tenemos buena relación y nadie quiere que le quiten fondos a las otras universidades. El problema es que las universidades requieren de una financiación mayor en todo el Estado. La ley dice que esa financiación debería ser del 1% del PIB y ahora mismo está en el 0,6% o 0,7%.

Más allá del déficit de financiación, ¿cómo está la universidad pública en España?

Te puedo dar un dato muy llamativo. La universidad española recibe de media trasferencias de las administraciones por valor de entre los 6.000 y los 7.000 euros por estudiante, mientras que en otros puntos de Europa esas transferencias son superiores a los 50.000 euros. Sin embargo, nuestros egresados están muy valorados y se les disputan en todo el mundo. Eso quiere decir que nuestro sistema de universidades es extremadamente eficiente. Además, nuestro sistema se caracteriza por una gran homogeneidad en cuanto a calidad de los títulos de las diferentes universidades. Evidentemente, existen diferencias y hay titulaciones que en sitios concretos tienen mayor potencial o renombre, pero en general el nivel es muy alto en todas las universidades.

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Vayamos al tema. Facultad de Medicina. ¿Teme que se trate de un anuncio meramente político?

La Facultad de Medicina viene de una petición, no solo de la UBU, sino de toda la sociedad burgalesa en su conjunto y entiendo que la palabra de un presidente de la Junta durante el acto de apertura del curso en la propia Universidad no tiene vuelta atrás. Yo confío plenamente en que Medicina será una realidad en el curso 2026-2027 con la financiación adecuada. Cuando empecemos a presentar el proyecto tendremos nuestras deliberaciones y seguramente pidamos más de lo que la Junta puede aportar, que es lo lógico, pero llegaremos a un acuerdo seguro. Además, Medicina será realidad en Burgos con un proyecto puntero en España, que es lo que nos está pidiendo la propia sociedad. Seguro que vamos a pasar por negociaciones difíciles, pero las salvaremos, ya que el compromiso político existe y nosotros tenemos las ideas.

«Medicina será realidad en Burgos con un proyecto puntero en España»

José Miguel García

Una de esas dificultades puede estar en la contratación del profesorado

Cuando voy a los hospitales de Burgos veo a unos fantásticos profesionales que son los que van a impartir mayoritariamente las clases. Ya hemos empezado a trabajar en este sentido y hemos mantenido la primera reunión y en breve presentaremos el proyecto en los colegios profesionales y los diferentes hospitales para que el personal médico conozca de primera mano las vías de colaboración con la Universidad. De hecho, ya estamos recibiendo correos diciendo que se quiere participar, ya que para los propios profesionales es un proyecto muy interesante. No en vano, con la Facultad de Medicina, los propios hospitales de Burgos van a tener muchísimos más atractivos para atraer a MIR de distintas especialidades. En definitiva, yo creo que lo tenemos todo a nuestro favor, y aunque habría que salvar muchos escollos, lo conseguiremos con horas de trabajo.

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¿Tienen un cálculo aproximado del coste que puede tener la implantación de Medicina?

Lo tenemos, sí, pero hay que ser cautos, ya que son muchas cuestiones. De momento, la implantación de Medicina se hará en el Hospital Militar por una cuestión de tiempos. A partir de ahí, ya veremos si se puede mantener a largo plazo en esa ubicación o se plantean otras alternativas. Eso es precisamente lo que hay que comenzar a estudiar.

«De momento, la implantación de Medicina se hará en el Hospital Militar por una cuestión de tiempos»

José Miguel García

En todo caso, estamos hablado de muchos millones de euros.

De muchísimos. Medicina es un título muy costoso, que no lo es si se tiene en cuenta todo el beneficio social y económico diferido que genera.

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Ahora mismo, el Hospital Militar es uno de los grandes espacios de desarrollo de la UBU. Además de Medicina, ¿qué va a ser lo siguiente en ese espacio?

Pues tenemos que ver el programa de infraestructuras de la Junta para ver las posibilidades. Para nosotros es una obligación rehabilitar todo ese patrimonio y darle uso. Sobre todo con las necesidades de espacio que tenemos. Probablemente, en los próximos años lleguen nuevas titulaciones y hay que ver las posibilidades. Tenemos proyectos sobre la mesa, pero tenemos que ver si los aceleramos o los pausamos en función de la situación. En todo caso, hay espacios que solo pueden ocupar las instituciones públicas porque son costosos de mantener, pero tienen un valor patrimonial histórico, como sucede con el Hospital Militar o el propio Hospital del Rey.

O el Hospital de la Concepción, cuya rehabilitación será el otro gran hito que afrontará como rector. Al menos en teoría.

El Hospital de la Concepción es el ejemplo perfecto de que con una buena idea y trabajo, al final se consigue la financiación necesaria. ¿Ha tardado tiempo? Sí, pero en la vida de la Universidad no ha sido tanto. Las obras ya se han licitado y en tres años lo tendremos operativo. Entonces, nadie se va a acordar del tiempo que ha tardado en llegar.

¿También confía plenamente en que en tres años esté listo?

Sí, sí. Estoy seguro.

¿La Universidad ya tiene completamente definidos los usos que va a tener su parte del complejo?

Cuando hicimos el proyecto años atrás los teníamos perfectamente definidos, pero las necesidades van cambiando y nosotros nos tenemos que adaptar. Así, a medida que avancen las obras, un año antes de que acaben, lo volveremos a definir. De momento, hay usos que son lógicos, como la Casa del Estudiante, pero habrá que pensar un poquito más allá de eso.

¿Qué va a suponer para la UBU contar al fin con una sede en pleno centro de la ciudad?

Ahora mismo tenemos en el centro la Estación para la Ciencia y la Tecnología, que ha supuesto un revulsivo tremendo para el entorno, pero cuando tengamos el Hospital de la Concepción vamos a poder hacer muchas más actividades y conectar más con la sociedad. Hay que ser realistas. A la gente a menudo le cuesta llegar hasta el campus de San Amaro para participar en nuestras actividades. Además, la rehabilitación del Hospital de la Concepción, que recuerdo que no sólo será sede de la UBU, sino que también será el Archivo Provincial y tendrá espacios de uso común, supondrá un revulsivo social y económico para toda esa zona.

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Más allá del Hospital Militar y el Hospital de la Concepción, ¿tienen sobre la mesa algún otro proyecto de envergadura en materia de infraestructuras?

Bueno, es que esos dos proyectos son muy relevantes. Veremos cómo queda Medicina y si en un futuro es necesario desarrollar otra infraestructura. Más allá de eso, ahora mismo creo que tenemos unas instalaciones muy buenas. Eso sí, el reto relevante que tenemos por delante es la dotación de las infraestructuras tecnológicas. Por ejemplo, acabamos de recibir subvenciones para dos proyectos de equipamiento científico por valor conjunto de un millón de euros y ahora estamos trabajando en la mejora del laboratorio del hidrógeno, que es referencia nacional e internacional. Iremos atendiendo lo que lo que podamos con las limitaciones de fondos que tenemos.

Si en un futuro el Hospital Militar se queda pequeño para Medicina, ¿Qué alternativas se manejan?

Eso es lo que tenemos que ver. En este sentido, yo me quedo con las palabras de la alcaldesa, que al día siguiente de la declaración de Fernández Mañueco dijo que el Ayuntamiento iba a poner todo lo que estuviera en sus manos para que este proyecto se consolide. De momento, vamos a rehabilitar un barracón del Hospital Militar

En el proceso de pasar de la adolescencia que mencionaba antes, uno de los hitos ha sido la expansión de la UBU por la provincia. De momento, ha llegado a Miranda. ¿Aranda es el siguiente objetivo?

Ahora mismo tenemos en Miranda una titulación dual vinculada con la tecnología y la industria que es única y se está poniendo como ejemplo en distintas partes del país. A partir de ahí, hay que tener en cuenta que un campus no se constituye sólo con una titulación, por lo que en Miranda tenemos que seguir avanzando. Luego, en Aranda, el propio Ayuntamiento está rehabilitando un centro cívico que en parte irá destinado a la UBU. Iremos definiendo el proyecto. Hay que tener en cuenta que no sólo podemos poner en marcha grados, sino también títulos propios, que son más flexibles y sobre todo están más vinculados a las necesidades locales. Por ejemplo, Aranda está muy vinculada al sector agroalimentario y al farmacéutico.

¿Se atreve a aventurar una fecha para el desembarco en Aranda?

Ahora mismo se está con la infraestructura. No sé exactamente cuál es el tiempo de ejecución, pero entiendo que nos iremos ya al 2026. Para entonces tendremos que tener las ideas claras. Ya hemos estado hablando con el Consistorio y tenemos que hablar también con la Junta para la financiación. Aún es pronto para dar certezas, pero confío en que entre todos conseguiremos llevar a buen puerto ese campus.

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En los últimos años han dado un paso al frente con nuevas titulaciones innovadoras que están funcionando muy bien.

Sí, sin duda. Si hace 20 años le llegan a decir a un padre que su hijo iba a estudiar videojuegos, por ejemplo hubiera dicho que eso era una locura. Sin embargo, hoy estamos viendo que no es así. También tenemos el ejemplo de Ingeniería de la Salud, que era algo casi impensable hace 10 años sin el desarrollo de la inteligencia artificial y la aplicación de la robótica en medicina, o el grado de Piloto Comercial que es un título propio que está funcionando muy bien.

¿Tienen algún otro título en mente?

Sí. Nosotros actuamos proactiva y reactivamente. En el caso de los videojuegos fue una actuación proactiva, al ver el contexto y prever que iba a funcionar. En el caso del título de Piloto fue una actuación reactiva, ya que fue una iniciativa conjunta surgida de la necesidad de la propia escuela de pilotos de FlyBy. Ahora tenemos otras demandas en ámbitos industriales relevantes y estamos trabajando en ellas para materializarlas a corto y medio plazo y que entiendo que van a ser importantes.

¿Cuáles?

De momento, lo dejamos ahí.

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