El virus más burgalés

Nicolás Atanes estudia primero de bachillerato científico en Navarra aunque presume de ser burgalés y se le escapa en la voz la pasión cuando habla de su proyecto. En dos años le gustaría comenzar la carrera de matemáticas, su asignatura favorita, y dedicarse a la investigación.

En una época en la que nos hemos acostumbrado a convivir con un virus, Nicolás decidió crear otro: Virus matemático. Este proyecto, su proyecto, es un colectivo que se divide por ciudades y que busca crear conciencia de la importancia de las matemáticas. «Para lograr esta conciencia lo que hacemos es llevar este mensaje a quienes pueden hacer algo», explica el protagonista, que ya se ha reunido con consejeros de educación y está a la espera de hacerlo con otros. Además, y siempre que el coronavirus lo permita, tiene previsto organizar un acción el 6 de diciembre por distintos puntos de la geografía española en la que se llevarán a cabo « juegos de matemáticas en la calle». «Esta actividad estará abierta a todo el mundo», anima a participar.

La afición por las matemáticas le viene a Nicolás desde pequeño. Ya en el colegio notó que los números le gustaban, aunque cree que esto es algo que es «de siempre». «Mi familia siempre me ha animado en mi afición por las matemáticas. Como me gustan se me dan bien y empecé a investigar más a fondo sobre ellas», relata. Sabe que ese gusto por los números no es lo normal en el instituto, pero él mantiene firme que los números son lo suyo.

«Química o dibujo técnico tienen muchas matemáticas pero no me gustan tanto», asegura. Porque parte de su discurso se basa en que las matemáticas condicionan nuestra vida pero no nos damos cuenta. «Las matemáticas están en todo, no podemos decir que no nos gustan, porque aunque no nos gusten las matemáticas las vamos a tener siempre ahí», explica.

Este es el motivo por el que quiere darle la importancia que cree que se merecen: «A veces las utilizamos haciendo un cálculo, otras comparando qué va más rápido, eso son matemáticas».

«Todos los días no usamos matemáticas súper complejas, sino las de sumar y restar, rara vez usamos logaritmos, pero las matemáticas básicas las usamos todos y las matemáticas complejas las usan los matemáticos para crear cosas que luego usamos en el día a día. Por ejemplo para hacer las previsiones meteorológicas. Ellos nos las traducen un poco», afirma.

A pesar de cursar un bachillerato en el que las matemáticas tienen un peso importante, Nicolás afirma que en su especialidad «tampoco hay gente a la que le apasionen las matemáticas». «En mi caso también he aprendido por mí mismo, eso hace que me guste más», añade.

Tiene claro que a los chicos de su edad no intentaría convencerles de la utilidad de las matemáticas, «es difícil hacerlo», asegura. «Sin embargo, cuando escarbas un poco, aunque no sepan de matemáticas avanzadas, entienden dónde se usa y su utilidad».

Nicolás, que habla con pasión de los números, asegura que los alumnos en las clases están desmotivados. Él achaca este rechazo al exceso de teoría y encuentra en «hacer más prácticas las clases» una «posible solución». «Así se va a entender mejor y les va a gustar más, van a poder sacarle partido y van a sacar mejores notas», afirma seguro.

Porque sostiene que las matemáticas son «un idioma» en el que de manera frecuente «la gente se acaba perdiendo». Pero Nicolás también habla otros idiomas, como el de las redes sociales, por eso se encarga de gestionar las cuentas de Twitter y el canal de Telegram de Virus Matemático y la suya propia.

En @VirusMatemático todavía cuenta con apenas 220 seguidores, sin embargo en la suya personal (@ZoyNiko) tiene más de 3.464 seguidores. Allí, la mayoría de sus tuits descubren curiosidades sobre la materia o sobre matemáticos a lo largo de la historia. Tuits de divulgación que quizás, en algunos años, hablen de él.