En la comarca conquense de La Manchuela, Endesa ha transformado la planta solar de Minglanilla en algo más que energía. Escucha, colaboración y biodiversidad se unen en un modelo pionero que demuestra que el futuro sostenible también se construye desde los pueblos.

Entre hoces, pinares y antiguos caminos de sal, Minglanilla y Graja de Iniesta comparten una historia que se remonta a la Edad Media y un entorno natural marcado por el el río Cabriel. En Minglanilla, fundada como villa en el siglo XVI y heredera de un pasado romano y fenicio ligado a la sal, aún se alzan la iglesia de la Piedad y la ermita del Cristo de la Salud. Graja de Iniesta, nacida tras la reconquista de Iniesta en 1185, conserva el paisaje de la Manchuela conquense, con encinas, tomillos y rapaces sobrevolando los campos. Dos pueblos con raíces profundas que hoy miran al futuro desde el mismo territorio que lleva siglos dando vida a su gente.

En el mismo paisaje, Endesa ha levantado el clúster solar de Minglanilla, un proyecto en funcionamiento desde enero de 2023 que une tecnología, naturaleza y comunidad. Las dos plantas —Minglanilla I y II— son las primeras fotovoltaicas de la compañía en Castilla-La Mancha y suman casi 100 megavatios de potencia, suficientes para abastecer el consumo anual de Cuenca. Genera una energía limpia que evita la emisión de 71.000 toneladas de dióxido de carbono al año.

Más allá de los números, el proyecto destaca por su forma de integrarse en el entorno, siguiendo un modelo que combina energía limpia y valor local: empleo, formación, inclusión y sostenibilidad en una comarca que, desde sus raíces, siempre ha sabido aprovechar la fuerza del sol y de la tierra.

Endesa apuesta por un modelo de energía dialogado con el territorio.

Antes de colocar el primer panel solar, Endesa se detuvo a escuchar. Durante más de dos años, el equipo de Sostenibilidad recorrió Minglanilla y Graja de Iniesta reuniéndose con sus vecinos, asociaciones y empresas locales para entender el territorio desde dentro: cómo vive, de qué trabaja y qué necesita para seguir creciendo.

Entre 2020 y 2022 se celebraron más de 70 encuentros con ayuntamientos, colectivos sociales, agricultores, ganaderos, apicultores, centros educativos e instituciones de la comunidad científica. De esas conversaciones nació una hoja de ruta común que transformó el proyecto en algo más que una planta solar.

Escuchando al territorio: el método Endesa

Cada proyecto de Endesa comienza mucho antes de que llegue la maquinaria. Detrás hay un proceso paciente de observación, diálogo y colaboración con el entorno. Es lo que la compañía llama “El método Endesa”, basado en la Creación de Valor Compartido (Creating Shared Value-CSV): una forma de integrar la sostenibilidad en el negocio y hacer que los beneficios alcancen también a las comunidades donde se actúa..

Desde 2016, este modelo se ha aplicado en decenas de proyectos en España y Portugal, combinando desarrollo energético y progreso local. Una especie de artesanía social que se teje escuchando al territorio y trabajando junto a él.

El proceso sigue siempre el mismo pulso: análisis previo, hasta dos años antes del inicio; escucha activa, para recoger las voces de vecinos, agricultores, ganaderos, apicultores o escuelas; co-diseño de proyectos, adaptados a cada zona; y por último, ejecución y seguimiento, con acciones que generan empleo, formación, inclusión social y cuidado del entorno.

El objetivo es claro: que cada planta renovable no solo produzca energía limpia, sino que deje también un legado positivo —económico, social y ambiental— en el lugar que la acoge.

Minglanilla es biodiversidad

En Minglanilla, la energía también se transforma en vida. El entorno de las plantas solares de Endesa se ha convertido en un espacio donde florecen especies, se regeneran hábitats y la naturaleza convive con la innovación. Es el corazón verde del proyecto: un ejemplo de cómo la energía limpia puede también regenerar el territorio.

Biodiversidad solar

Endesa convierte sus plantas solares en refugios de vida, donde los paneles actúan como hábitats para mariposas, abejas y otros insectos.

Este concepto de biodiversidad solar representa la alianza entre tecnología y ecosistemas naturales, demostrando que el progreso y la naturaleza pueden crecer juntos. El proyecto cuenta con la colaboración de la Reserva de la Biosfera del Valle del Cabriel, El Rincón de la Abeja y la Fundación Medioambiental, entre otras entidades.

Aquí se ha llevado a cabo el primer estudio de biodiversidad en una planta solar de Castilla-La Mancha, con el objetivo de inventariar fauna y flora, medir su evolución y comprobar su convivencia con la instalación. El estudio —validado por ANSE y por el proyecto europeo EUPoMS (European Pollinator Species Monitoring)— empleó transectos, fototrampeo, audiomoth y análisis de huellas, rastros y polen. El resultado: 417 especies identificadas, confirmando la riqueza natural de un entorno libre de pesticidas y con baja presión humana.

Con el Método Endesa, todos ganan.Gana el territorio, que recupera su paisaje y su biodiversidad. Ganan sus habitantes, que encuentran empleo, formación y nuevas oportunidades sin abandonar su tierra. La energía se convierte en vínculo, en diálogo y en impulso común.

En Minglanilla, cada panel refleja algo más que sol: refleja una forma distinta de entender el progreso, donde la tecnología convive con la naturaleza y el futuro se construye escuchando al entorno.