Hoteles y restaurantes cifran en un 80% las pérdidas por las cancelaciones y aplazamientos de los banquetes de boda
Las comuniones están programadas para los meses de septiembre, octubre y noviembre, mientras que la mayoría de los novios han optado por aplazar la boda en lugar de cancelar
La llegada de la primavera era también el indicador de que la temporada de bodas y comuniones, que viven en estos meses su momento álgido de celebraciones, comenzaba. Muchos niños y niñas se preparaban para tomar el sacramento de la comunión por primera vez y otras tantas parejas soñaban con el 'sí quiero' perfecto culminado con una celebración de ensueño.
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Pero el coronavirus llegó para que los planes sufrieran un duro revés y, con ellos, las cancelaciones y aplazamientos de los banquetes que los acompañaban. Enrique Mata, del Coco Atapuerca, sabe bien cómo es el nuevo paisaje que se pinta en cuanto a estas celebraciones, aunque aclara que no se han dado apenas cancelaciones sino «aplazamientos». «Quien quiere casarse lo quiere hacer, sea este año o el que viene», aclara.
De momento, muchos de estos enlaces se han pospuesto para finales de este 2020 con la esperanza de que la situación se haya normalizado. Las comuniones, por su parte, se han reubicado para septiembre, octubre y noviembre. Los que han querido dar un paso más y que su boda se celebre en 2021 han tenido 'suerte', pues la misma pandemia que les ha impedido casarse este año ha provocado que las fechas del año que viene estén todavía sin cerrarse y, por lo tanto, disponibles.
«Como todo esto nos pilló a mediados de marzo aún no habíamos cogido muchas bodas para el año que viene», explica Mata. De esta manera, las fechas libres están siendo utilizadas para las bodas aplazadas.
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Sin embargo, aunque estas bodas puedan reprogramarse, el 2020 va a dejar a los hoteles y restaurantes unas pérdidas del «entre el 80 y el 85% respecto a los banquetes de otros años», calcula Enrique Mata, siempre y cuando a partir de agosto se pueda retomar la actividad y «se pueda dar alguna boda y alguna comunión».
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Levantar estas pérdidas este año «es imposible» y el año que viene «dependerá de cómo vengan las cosas», cuenta Mata. Además, si los banquetes pueden retomarse tras la crisis sanitaria pero hubiese que tomar medidas de higiene extra como mantener distancia entre los comensales, Enrique Mata lo tiene claro: «No se pueden dar».
«Una boda hay que darla en condiciones normales, porque para el que se casa es un día muy especial, es un recuerdo que le va a quedar para siempre. La higiene sí, pero separaciones… Si tienes una boda pero no puedes sacar a la novia al bailar es una boda incompleta, por mucho que celebres el banquete», afirma.
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Aún no saben cómo volverán a retomar la actividad, si el número de aforo será un factor que determine el momento de apertura o no, pero lo que asegura que tienen claro es que «el futuro es complicado». «Nos espera un año muy duro, pero esperamos que esto vaya mejorando. Va a costar, pero que poco a poco retomemos la normalidad», desea.
Por su parte, los novios se han cargado de resignación. «No queda otra», asegura Mata, así que «son ellos los que nos avisan si la posponen ya o esperan un poco, al final no es que nosotros no queramos darles la boda».
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El deseo de que todo salga bien cuando finalmente se den el 'sí, quiero' y, sobre todo, que pueda ser la boda soñada a la que todos puedan acudir, ha hecho que novios y restauradores se hayan cargado de paciencia. De momento, los trajes y los menús tendrán que seguir esperando.
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