Las obras del Parque Tecnológico de Burgos afrontan su recta final

Las obras del Parque Tecnológico de Burgos avanzan a buen ritmo. De hecho, tanto la empresa adjudicataria de los trabajos como la Consejería de Economía de la Junta de Castilla y León mantienen el cronograma planteado en su día y confían en que la urbanización de la primera fase del polígono concluya a finales de este mismo verano o principios del otoño.

Así, de acuerdo a la última certificación aprobada, que data de enero de este año, la UTE formada por OHLA y Padecada ha ejecutado ya el 70% de la obra, lo que supone una «desviación mínima» de la previsión inicial del ritmo de ejecución. Una desviación «lógica», derivada de la «ralentización» que suelen sufrir las grandes obras durante los meses de invierno, y que se confía plenamente en corregir durante los próximos meses, con una meteorología más amable.

De momento, el avance de los trabajos es más que evidente. Desde hace año y medio, el trasiego de camiones y maquinaria pesada es constante y ya se han completado muchos de los numerosos trabajos contemplados en el proyecto. Quizá, el avance más visible, por ubicación y entidad, sea el correspondiente al futuro acceso al polígono, que se realizará mediante un paso elevado sobre la N-120 organizado mediante rotondas cuya ejecución se encuentra muy avanzada.

Ya en el interior del polígono se han llevado a cabo innumerables actuaciones, algunas poco vistosas pero totalmente necesarias, como la limpieza, reparación y reposición de parte de lo construido años atrás. Así, se ha intervenido ya en todas las redes de saneamiento y suministro, tanto de agua como de electricidad, avanzando en la conexión del polígono con las redes de Burgos capital y el entorno más cercano.

También se ha completado ya la retirada de todo lo dañado por el paso del tiempo, se ha comenzado a actuar en la pavimentación con la extensión de las primeras capas de zahorra y se ha trabajado en la construcción de algunas infraestructuras singulares, como el tanque de tormentas o toda la red de emisarios.

Así, llegados a este punto, la previsión que se maneja ahora mismo es que las obras culminen en el plazo estipulado en su día en el contrato de adjudicación, que apuntan a una finalización de los trabajos a finales del mes de agosto. Si nada se tuerce, será aproximadamente en esas fechas cuando la UTE pueda culminar los trabajos.

A partir de ahí, habrá que esperar aún varias semanas para que se formalice la recepción de las obras y la Consejería de Economía de la Junta tenga ya todos los parabienes para poner las parcelas en el mercado. Pero esa es otra historia. Habrá que ver si cristaliza algún proyecto en las primeras etapas de vida del nuevo Parque Tecnológico.

Sea como fuere, y más allá de la labor comercializadora, la conclusión de las obras de urbanización será sin duda un hito para una infraestructura que acumula años -incluso décadas- de retraso.

A principios de siglo, la Junta comenzó a dar los pasos para levantar un gran polígono de carácter tecnológico en Burgos, cuyo impulso se vio truncado a raíz de un recurso interpuesto por el Ayuntamiento de Cardeñajimeno que supuso la paralización de los trabajos.

Ese conflicto tardó años en solucionarse, hasta que en 2016 la Junta y el Ayuntamiento firmaron un acuerdo para la retirada del recurso a cambio de inversiones en el municipio. El problema es que, para entonces, lsolux Corsán, primera adjudicataria, se encontraba con problemas financieros y fue incapaz de retomar las obras.

Tres años después, y tras un proceso largo y complejo, la Junta resolvió el contrato inicial e intentó retomar las obras mediante una encomienda a la empresa pública Tragsa, cuyos operarios ni siquiera pudieron empezar a trabajar. Y es que, la presentación de otro recurso, interpuesto en este caso por la Cámara de Contratistas de Castilla y León, volvió a paralizar el proceso.

Llegados a este punto, a la Junta no le quedó otro remedio que redactar y licitar un nuevo proyecto que contemplaba la conclusión de las obras de urbanización de la primera fase del polígono, con todos los trámites que ello conlleva. Un contrato que finalmente fue adjudicado a la UTE formada por OHLA y Padecada por un valor de 19,8 millones de euros, lo que suponía una reducción del 14,7% respecto al presupuesto base de licitación.

La firma del acta de replanteo tuvo lugar a finales de agosto de 2023 con un plazo de ejecución de 24 meses. Y por el momento, las obras están siguiendo a grandes rasgos el plazo impuesto, por lo que su conclusión se antoja ya cercana.

De esta forma, Burgos sumará antes de final de este año algo más de 600.000 metros cuadrados de suelo industrial, dedicado inicialmente a actividades tecnológicas e innovadoras, lo que supone sin duda un respiro ante la paulatina reducción del suelo disponible en el entorno de la capital.

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