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Carlos Moro, Joaquín Díaz y Fernando Rey, durante el diálogo. Gabriel Villamil

La fórmula para engrandecer Castilla y León

XXXV aniversario del Estatuto de Autonomía ·

Fernando Rey, Carlos Moro y Joaquín Díaz consideran que la enseñanza y la unión son las mejores herramientas para que la comunidad progrese

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 24 de febrero 2018, 19:10

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He aquí tres humanistas, pero de distintas disciplinas del hacer humano. Un empresario bodeguero, Carlos Moro, que tiene a gala su vocación investigadora en el campo vitivinícola y una gran capacidad de expansión empresarial. Un catedrático de Derecho Constitucional, temporalmente dedicado a la actividad política como consejero de Educación, que asesoró en su día al hoy vicepresidente de la Junta, José Antonio e Santiago-Juárez, cuando era portavoz del PP en las Cortes y ponente de la reforma del Estatuto de Autonomía. Y estudioso de las tradiciones musicales y orales de Castilla y León, el etnógrafo Joaquín Díaz. Este hace además de anfitrión en la Casona de Urueña, sede de la Fundación Joaquín Díaz, de la Diputación de Valladolid, para que los tres dialoguen para los lectores de El Norte de Castilla en torno a los 35 años de la promulgación de la principal norma institucional de la comunidad, su aplicación, sus consecuencias, sus logros y sus fortalezas. Empiezan hablando del territorio, de la dispersión, del alto número de pueblos con baja población...

–Carlos Moro (C. M.). Es que esto no pasa en Francia, no pasa en Italia, en las que hay una actividad no solo agrícola, sino industrial y de servicios que mantienen la población. Tu coges desde Milán y vas bajando hacia el sur por Italia y no hay espacio vacío.

–Joaquín Díaz (J. D.). Campo, cuidado y con gente.

–C. M. Con gente con un estatus de vida digamos que muy aceptable. Mi tesis doctoral la empecé a hacer sobre la reforma agraria, porque siempre me sedujo mucho esa materia. Estudié las reformas agrarias del 31, del 36 , las de otros países, y me di cuenta de que ese no era el camino. El camino era el que han seguido los países más modernos e industrializados: llevar al campo actividad que permita asentar población. Para eso necesitas empresas, industrias. De todo tipo; no vale decir que solo agrícolas. No, no. Hace falta...

–J. D. ...Un equilibrio...

–C. M. ...Un equilibrio, un tejido más completo. Y, además, algo sumamente importante: acompañarlo con las infraestructuras necesarias para estar por lo menos en igualdad de condiciones con otros territorios. Las telecomunicaciones, fundamental. ¿Cuántos megas tienes, Joaquín, aquí en Urueña?

–J. D. Pues mira, hace poco, en una cosa que es la envidia de todos (ríe) tenemos reales, reales 28 megas.

–C. M. ¡Fíjate, qué maravilla! (Ríe también) Solo tienes la cuarta parte que en Valladolid y seguramente pagarás 10 veces más.

–J. D. ¡Claro! Voy a Valladolid y me digo: esto es vida... (Ríe)

–C. M. Yo soy más privilegiado que tu: tengo 40 en Valbuena.

–J. D. ¡Bueno, bueno!

–C. M. Pero 5 en la Bodega Cyan; 10, en la de Valdelosfrailes, 10 en Medina. ¿¡Dónde vamos con esto!?

–Fernando Rey (F. R.) Lo que erosiona la diferencia entre lo rural y lo urbano es Internet. Y luego la comunicación física por las carreteras, pero sobre todo Internet.

–J. D. Yo añadiría a todo eso, que me parece cierto y justo, que es que haya gente que crea en el sitio en el que vive, claro.

«Lo que erosiona en Castilla yLeón la diferencia entre lo rural y lo urbano es Internet»

Fernando Rey

–Pero para formar en eso, para enseñar a creer en el propio lugar, ¿no están la escuela y la familia?

–J. D. La escuela tiene unos profesores que vienen de Valladolid o de no sé dónde...

–C. M. Es que todos los funcionarios que estaban antes y vivían en los pueblos ya no existen. Ya no residen el médico, ni el maestro, ni el boticario, ni el secretario del Ayuntamiento. Se ha descapitalizado el medio rural de lo que eran las fuerzas vivas.

–F. R. Bueno, ¡ni la Guardia Civil!

–J. D. Pero fíjate, la Guardia Civil son de los que dan vueltas por aquí y se conocen a todos. El primer tropiezo que tuve aquí fue con la maestra, precisamente. Escribía yo entonces en ElNorte de Castilla una columna que se llamaba ‘Cartas desde Urueña’. En una de ellas contaba que el alcalde, el cura y el secretario no vivían aquí y, por tanto, no eran de aquí. Venían a hacer una cosa, en el momento en que terminaban se iban y adiós muy buenas. Y, claro, la maestra al leerlo me dijo: «Oye, majo, que también tenemos derecho a vivir en Valladolid». Sí, claro. Yo lo veo normal pero, entonces, ¿por qué piden Urueña?

–F. R. Suele ser una progresión para acercarse luego a la capital. También hay un cambio cultural. Yo creo que la cantidad de imágenes que recibimos en este momento de la historia, comparadas con lo que en otro momento sucedía... Es como este deseo de actividades culturales, en los jóvenes mucho más, que además de Internet necesitan ocio masivo...

–J. D. El no aburrirse, como dicen ellos.

–F. R. Nos hemos hecho más gregarios que nunca y hay un proceso de acumulación. Todo el mundo acaba juntándose en ciudades normalmente costeras, cada vez más grandes. Es un proceso cultural que, bueno, no sé si es cultural o anticultural, pero es el que existe.

–C. M. Fijaos China, como se ha concentrado todo en muy pocas ciudades con cantidad de personas. Treinta millones, veinte... Pero vuelvo a insistir: otros modelos europeos, que nos gustan mucho, logran tener un mayor equilibrio y ese equilibrio sería muy conveniente para Castilla yLeón y España. Cuando yo hablaba antes de las reformas agrarias... Es que me dí cuenta de que no tenía ningún sentido repartir más tierras y hacer los campos más pequeños; al contrario, había que hacerlos más grandes, pero me daba cuenta de que aquello había que complementarlo con la cultura, la educación, las empresas... El tejido completo y, por supuesto, con las infraestructuras. No puede ser que tengas una casa en un pueblo que tenga menos condiciones que otro lugar. Tiene que tener las mismas. Y luego, disfrutar del campo.

–F. R. Es la reflexión de la buena vida aplicada. En el ideal renacentista la buena vida era retirarse al campo. ¡Dichoso aquel que lo conseguía! Yo por lo que veo desde mi observatorio del Gobierno regional es que se hace un gran esfuerzo, aunque la realidad es la que es, por cuidar el medio rural porque Castilla yLeón es sobre todo ruralidad. Tenemos ciudades más bien pequeñas y un territorio enorme, disperso... Castilla y León es una realidad rural.

–C. M. Pero la ruralidad hay que entenderla en un sentido más holístico, en un sentido en el que incorpores toda la transformación, el valor añadido, la comercialización y todos los servicios alrededor. Y todas las industrias conexas. Los sistemas de información, de las telecomunicaciones, la inteligencia artificial no tienen por qué no estar en el campo. Tu vas a muchas zonas de Estados Unidos y te encuentras en el medio del campo industrias florecientes, tecnológicas, por supuesto...

–J. D. Con Internet, claro.

–C. M. Con todas las condiciones y con infraestructuras de transporte, agua, gas... Y el coste. Porque si la conexión a Internet te cuesta de 39 euros a 900 ahí hay un hándicap importante para un chaval que quiera poner una empresa nueva.

«No creo que el Estado autonómico tenga mala prensa. La etapa que hemos vivido desde 1978 ha sido de las mejores de la historia de España»

Carlos Moro

–Estamos en un pueblo que a muy pocos kilómetros, seis, tiene la autovía a Madrid. Ese panorama tan favorable no lo tienen cientos de pueblos de Castilla yLeón: despoblación, abandono del territorio, elevada edad de los habitantes, falta de tecnología en el medio rural... ¿Contribuye a la mala fama que tiene en muchos ámbitos el Estado de las Autonomías?

–C. M. Yo no creo que el Estado autonómico tenga tan mala prensa. Hemos vivido una etapa absolutamente floreciente y magnífica, no vivida en otra época de la historia que se recuerde. Por eso hay que poner la historia en su contexto. No se puede estar aquí siempre demoliendo las cosas –y eso que yo soy crítico y autocrítico, pero para mejorar las cosas– pero, ojo, con demoler. Esta etapa que hemos vivido desde 1978 hasta hoy ha sido de las más fructíferas y mejores de España. Las autonomías han sabido hacerlo y seguirlo. Tenemos unos servicios públicos de alto nivel en todos los entornos. Se ha recuperado la idiosincrasia... Los castellanos y los leoneses somos muy inclusivos, los más inclusivos de toda España, pero eso no quita para que no tengamos nuestra propia conciencia. A mi me encanta resaltar los aspectos y los valores que tienen esta tierra y sus gentes. Y, por supuesto, esto ha sido posible en estos 40 años, con las condiciones que se han ido dando, de alternancia política, con un Estado democrático de primer nivel, por mucho que se empeñen algunos en decir lo contrario. Pero tenemos que elevar el punto de autoestima, estar orgullosos de lo que se ha hecho, de lo que hacemos...

–J. D. A nivel general estoy de acuerdo con eso. Pero a nivel particular, es decir, en el mundo reducido de las creencias, las convicciones y las costumbres es donde creo que hemos perdido más. La gente que tenía una serie de, lo que ahora no se lleva, valores, una forma de comportarse... Se ha visto invadida, y todo el mundo coincide en que lo que entra por la vista por la televisión ha influido muchísimo. No todo lo que había era malo, pero se ha dejado en favor de nada. Así como en la vida cotidiana vivimos mejor, hay cosas en las que ahora mismo las generaciones de chicos y chicas de 15 años no saben ni cómo vivían sus abuelos. Como no haya una cierta curiosidad por saber lo que eran sus abuelos, de dónde eran y demás, para esos chicos es como si acabara de nacer la humanidad, desgraciadamente. Porque claro, todo ese poso que se aprendía en casa y en la escuela ha desaparecido en favor, puede ser, de una posibilidad que es consultar en la Red todo lo que quieras. Pero es que muchas veces, para consultar en la Red, como muy bien decía la directora general de Google, hay que saber lo que quieres. Y si no sabes lo que quieres...

–C. M. Se ha perdido cierto arraigo con la tierra, con las costumbres, con las tradiciones y los valores.

–J. D. Mucho. La relación, por ejemplo, con la naturaleza ahora es completamente artificial. Y no lo era. Nuestros abuelos sabían estar en contacto con la naturaleza.

–C. M. Aquí tenemos el gran referente que es Delibes.

–J. D. Me estaba acordando en este momento de él. Efectivamente, Delibes era el referente y yo le tomé a él como referencia mía: el mundo de Delibes existe.

–F. R. No obstante, Joaquín, tu eres un hombre de mucha interioridad espiritual. Este punto tuyo del ‘slow life’, de la vida buena, reflexiva, disfrutar las cosas, la sencillez...

–J. D. Sobre todo la sencillez, porque lo de la vida buena... Hay gente que me dice que si no me aburro aquí. Claro, tienen un concepto distinto. Hoy se tiene un miedo horroroso al silencio. En cuanto una persona está en un sitio silencioso o pone la radio o mira a ver qué pasa.

–F. R. Pero lo que es verdad es que la gente elige luego dónde vivir. También la salida ya no es aquella forzosa del éxodo rural, de emigrar a Argentina y Alemania. Es una salida a la capital de la provincia o de la comarca, buscando mejorar la vida, lo que se entiende por tal. Es una libertad de elección.

–Pero, ¿es una elección desde la libertad o está inducida y, por tanto, marcada por la necesidad?

–Joaquín Díaz (J. D.) Yo creo que desde la moda.

–Fernando Rey (F. R.) A lo mejor no les gusta mucho trabajar en el medio rural, ¿o sí?, en la agricultura. Es duro, ¿eh?, ese trabajo.

–J. D. Ahora no pueden decir que sea duro.

–F. R. Vamos, que es esclavo...

–Carlos Moro (C. M.) Pero de lo que estamos hablando o de lo que tenemos que hablar es que debemos prepararnos para el futuro. Y el futuro es un tractor que va solo, que tiene que manejarse con el ordenador. Y hacer una auténtica concentración parcelaria. Hace falta. Grandes explotaciones que tienen que tecnificarse y que el señor del tractor sepa Internet y cómo están los mercados y precios agrarios y si va a llover o no porque sigue los satélites desde casa.

–F. R. Y un dron que vaya detectando cuando está la uva madura o no.

–J. D. Y que tenga también cierta capacidad de iniciativa, porque depender solo de los precios que te vienen dados y no tener nunca la posibilidad de decir, mira, voy a sembrar esto o lo otro...

–C. M. Eso es crear, hacer cosas nuevas. La otra pata que está es la del turismo. Estamos en mantillas, sin demérito del trabajo de todos. No sabemos llegar al núcleo concreto, que son los mayoristas, traer a gente. Tenemos ya infraestructura, pero no llegamos. Y eso es empleo a chorro. Es un campo, enlazado con todos los valores que tenemos ahí, tremendo. El primero, el enoturismo.

–Uno de los valores que tiene Castilla yLeón es el patrimonio. La principal consecuencia negativa, el hecho colateral, que más peligro corre por la despoblación es el patrimonio, sobre todo el patrimonio mueble. En centenares de pueblos. Hay zonas de la comunidad en las que el turismo de naturaleza y el enoturismo ya están haciendo de motor. Pero, ¿el turismo patrimonial de esos cientos de pueblos? ¿Cómo enseñar a los jóvenes y a los niños que eso es parte esencial de la tierra en la que viven y que merece ser cuidada?

–J. D. Vuelvo otra vez a lo que decía antes de que hacen falta personas convencidas de lo que quieren vender. Y eso, por una u otra razón, no se produce. Hay gente mayor que estaría encantada de explicar las cosas de su pueblo a los visitantes. Pero inmediatamente viene alguien y le dice que no es guía diplomado y al hombre, que lo único que quiere es ayudar, le echan encima medio mundo...

–F. R. ¡Se busca un problema...!

–C. M. Claro, ahí entramos en algo que también es recurrente: la imperiosa necesidad de una simplificación y facilitación administrativa. Hablamos de Internet, pero si no puedes conectar con Internet y tardas 40 segundos, ya han entrado todos los demás en algo a lo que estés optando.

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Joaquín Díaz

–Hay iglesias de pueblo con un código QR en la puerta para que te informes del arte que puedes ver dentro, pero como Internet no funciona en muchos pueblos o su potencia es bajísima...

–C. M. No quiero dejar el tema de la simplificación administrativa. Es un campo muy complicado, porque muchas veces intervienen varias administraciones, pero a veces sí que es más fácil hacer cosas que lo faciliten. Decía como broma que no puedes acceder a meterte en un concurso público porque se te corta la red, pero es que no es fácil hacerlo desde el medio rural. Es necesario reducir toda la carga burocrática y, luego, simplificar por todos los medios. Por otro lado, hay que dar un servicio y un enganche a la gente para que quiera ir a ver lo que ofreces. Hay que hacer y ver lo que quiere un turista nacional, uno chino, uno de Japón. Ese es un tema, no obstante, que hay que repensar; ese turismo oriental es muy interesante, pero no es nuestro turismo. A mi no me gusta echar la culpa a las administraciones. Eso que dicen algunos de que esto es culpa de tal o cual administración...; usted póngase a trabajar, póngase a hacer cosas y ya hablaremos de la administración.

–F. R. Eso conecta con la ética colectiva de Castilla yLeón, con cómo somos. Normalmente cuando pensamos en cómo mejorar las cosas, estamos pensando en el sector público porque tenemos una idea de Europa, del Estado, de la Junta y del Ayuntamiento como religiosa, como de una especie de dios... El Estado viene a cubrir, en lugar de dios como fuente de toda gracia, del perdón, de privilegios, un sifón de gracias y privilegios ha venido a ser el Estado. Entonces hay una idea mitológica, demiúrgica, el Estado, lo público, lo público lo soluciona todo, y si no lo hace es por maldad... Luego, cuando empezamos a mejorar ya pensamos que el Estado nos tiene que mejorar; no pensamos en qué voy a hacer yo, cómo me voy a buscar la vida, la creatividad, la iniciativa. Y en Castilla y León también es un tópico que no lo tengamos. No es la especialidad de la casa pero tenemos muchísimos castellanos y leoneses que en la historia y ahora han demostrado que tenemos creatividad.Es un problema de comunidad, no es un problema de la Junta, del Estado, de Europa... Luego hay problemas que afectan a cada uno. Lo de la simplificación administrativa es evidente. Hay una reforma ahora de la contratación administrativa, que entra en marzo, que todos nos tememos que va a empeorar, que va hacerlo más rígido, que viene de Europa y supuestamente es para evitar la corrupción, que ya veremos si la evita, pero desde luego nos va a hacer la vida imposible a todas las administraciones y a las empresas. Y esto no mejora. Yo cuando dije en la Consejería, oye, vamos a simplificar todo lo que podamos, por Dios, con el único límite del Código Penal y del Derecho Administrativo, me dijeron los míos: primero, lo hemos intentado muchas veces y nunca lo hemos conseguido; y, segundo, cuando lo hemos intentado hemos añadido más burocracia. Todos tenemos deberes aquí y hay una responsabilidad. Pero el problema es de la comunidad, es de la sociedad, es de la gente, de espabilar.

Joaquín Díaz, Carlos Moro y Fernando Rey charlan en una de las bibliotecas de la Casona de Urueña.
Joaquín Díaz, Carlos Moro y Fernando Rey charlan en una de las bibliotecas de la Casona de Urueña. Gabriel Villamil

–C. M. Del individuo y de cada uno de los individuos.

–J. D. Vuelvo otra vez a lo mío. Los trabajos comunes se hacían y estaban contemplados en las pequeñas comunidades porque existían esas hacenderas que hacían en común todo lo que necesitaba la gente. Eso se ha perdido en los últimos 40 años en favor del proteccionismo, de la Junta, del Estado, de no sé qué...

–F. R. Sí y de los derechos del ‘todo es gratis’, ‘todo se me debe’ y ‘todo se me debe ya’.

–C. M. En esta línea, ligado a lo que hablamos del individualismo, ya sé que es muy manido esto pero lo que importa es pasar de las ideas a los hechos: la necesidad de generar el emprendedurismo, el empresariado, la creación de actividades económicas, la generación a través de ideas novedosas, conceptos nuevos... Eso implica un modelo de sociedad en la que ya no estás encerrado en tu pueblo, sino que sales, viajas al exterior, haces Erasmus y puedes incorporar todo lo bueno que hay fuera, manteniendo todo lo bueno que hay aquí, que es muchísimo. Necesitamos incorporar los valores de las sociedades modernas, no los defectos... Y dentro del ámbito general, quien no tenga en cuenta que la generación de valor a través de la generación empresarial, que es la única manera de crear valor... La Administración no crea valor, lo consume, lo malgasta. Y lo digo yo, que soy funcionario. La Administración es necesaria porque garantiza la igualdad. Hay una administración honesta, honrada, seria, eficiente, equitativa, justa... Es parte también de un Estado moderno, de una sociedad moderna, para que pueda haber un campo de juego igualitario para todos y una incentivación de la generación de quien crea valor: los empresarios, pequeños, medianos, grandes, los autónomos, los artesanos. Todos suman.

–F. R. Qué interesante lo que decís. Ese emprendedurismo también pragmático, creativo, que tiende a la transformación real, y por tanto económico y, a la vez dentro, de una nueva visión del ser humano, de las relaciones, del paisaje, con una mirada humanizada diferente. Tú, Joaquín, eres el arquetipo de humanista, pero que también has creado cosas, no te has quedado en tu despacho de estudio.

–J. D. En esta casa hay ocho personas trabajando, medio pueblo vive de esto.

–F. R. ¡Pero, claro, eso es fantástico! Y Carlos Moro es un empresario con una visión social impresionante.

–¿Qué ayuda a un joven la pertenencia a una tierra respecto a otras?

–C. M. A mí me gusta el modelo castellano y para ello me tengo que referir a mis padres y abuelos, de quienes he aprendido, primero, un modo de vida, una ética personal, unos valores. Segundo, una capacidad de sacrificio y esfuerzo, como tiene esta tierra, y una nobleza de espíritu.

–F. R. Pero hay cosas también mejorables. Yo ahora que estoy en política he podido vernos colectivamente. La gente tiene que tener conciencia primero de qué hace en la comunidad y no solo lo público; esa excesiva tendencia a lo público, que es enfermiza. Segundo y ligado a eso, el tono más bien deprimente de nuestra comunidad. No tenemos un sentido, colectivamente, de autoestima. Y hay otro punto que nos lo tenemos que hacer mirar colectivamente, que es el excesivo individualismo. Esto es ‘Chiriguitolandia’. Corremos el riesgo de tener en muchos sectores muchas capillas y ninguna catedral. Tenemos que unirnos, tenemos que unirnos.

–C. M. Coincido totalmente con lo que dices y en el ámbito económico y social es todavía más importante. Porque como somos pequeños, nuestra visión fuera es todavía más pequeña, mínima. Si todavía la dividimos más, corremos el riesgo de hacerla inexistente. Nos pasa en todos los temas de comercio exterior y de internacionalización. Ya bastante estamos divididos en 17 comunidades autónomas como para que nos dividamos en trece denominaciones de origen de un tipo y trece de otro. Hay que ir avanzando en el camino de romper el individualismo y la falta de colaboración que es enormemente inútil.

–¿Dónde enseñan a avanzar de esa manera? ¿Quién va a enseñar a los jóvenes a eso?

–F. R. Estos dos señores (Señala a Carlos Moro y a Joaquín Díaz).

–C. M. Para empezar, hay que reforzar la sociedad civil. Y hay que mamar, vivir y estar en el estado del arte del conocimiento de todas las ramas y de todas las materias. Eso significa formación, educación, formación de base que los parámetros dicen que en Castilla yLeón la hay. Magnífica formación universitaria, magnífico postgrado de formación universitaria. Los mantras habituales llevarlos de mantras a hechos. Yo puedo decir por pura experiencia que cuando hemos sumado esfuerzos de la universidad, de las empresas, de los institutos tecnológicos hemos logrado resultados, hemos conseguido patentes, proyectos europeos. Y luego viajar: la gente tiene que viajar, salir y moverse. ¿Para qué? Para desear volver a su tierra a hacer cosas, a crear cosas aquí, a disfrutar y a conjugar lo difícil con lo positivo. Y tener orgullo y autoestima de la historia, de lo que hemos hecho, de lo que somos y de los valores de nuestra tierra.

–J. D. La Universidad tiene que salir un poco de su autismo. Está plegada sobre sí. El profesor lo que quiere es su departamento...

–F. R. Lo que dice Carlos es verdad: necesitamos másteres conectados a la empresa. Ojo, que tenemos muy buena universidad. Castilla yLeón garantiza muy bien los derechos sociales, con niveles altos en todo el territorio, lo que conlleva muchas dificultades, pero el riesgo es perder pie en los temas de intensidad, de calidad, de modernidad.

–C. M. No sé si a lo que estructure todo eso la forma que hay que darle es la de Agenda..., pero sí una focalización en lo que nos va a dar el futuro en esta tierra: una agenda investigadora, digital, emprendedora, económica y estar constantemente focalizándolo todo ahí. Vamos, crear el futuro.

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