El Colegio de Economistas aventura ERTEs en Burgos a raíz de la guerra en Ucrania

Hacer cualquier tipo de previsión económica se antoja, cuanto menos, complicado. Y es que, el nivel de incertidumbre provocado tras la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso es tal que «ahora mismo es imposible» aventurar consecuencias concretas a medio y largo plazo, aunque sí se pueden esbozar algunos efectos muy previsibles sobre la economía burgalesa a corto plazo.

Así lo reconoce el decano del Colegio de Economistas, Carlos Alonso de Linaje, quien aventura un impacto de relativa importancia en el muy corto plazo derivado, fundamentalmente, del cierre de los mercados ucraniano y ruso. Se trata, según reconoce, de dos socios comerciales de segundo nivel para el tejido empresarial español en general y burgalés en particular.

Sin embargo, ambos países sí son referentes en producción de gas, petróleo, maíz o trigo, y la falta o encarecimiento de esas materias primas impactará -ya lo está haciendo- sobre numerosas empresas burgalesas. «Habrá sectores obligados a parar por el incremento de costes» y para evitar la «venta a pérdidas». Los ERTEs, que parecían haber quedado atrás poco a poco, podrían volver con fuerza en las próximas semanas.

También resulta complicado aventurar las consecuencias que tendrá la crisis provocada por la invasión de Ucrania sobre el empleo. Y es que, Burgos parecía haber salido de la pandemia con fuerza en este ámbito, creando empleo hasta alcanzar niveles de 2008. Sin embargo, la guerra podría ralentizar esa recuperación. «No creo que a corto plazo se note un gran impacto sobre el empleo» más allá de la aplicación de los ERTEs.

En este sentido, los sectores más expuestos en Burgos son el agroalimentario y el industrial, aunque Alonso de Linaje confía en que los problemas no sean «generalizados», sino más bien puntuales.

Ello dependerá, sin duda, del tiempo que se prolongue la guerra. Y ahí es precisamente donde todas las previsiones se convierten casi en un brindis al sol. «Creo que Putin no se esperaba la respuesta de Occidente», que permanece atento a la postura que adopte China, que es el gran actor en la sombra. «A China no le interesa que la situación se enquiste», augura el decano del Colegio de Economistas, pero llegados a este punto, cualquier cosa puede pasar.

Pero no sólo la guerra determinará el devenir económico a medio plazo. Hay otros factores a tener en cuenta, como la demanda interna de la Unión Europea, que hasta la fecha no se ha retraído y, sobre todo, la inflación, derivada en gran medida del incremento de precios de la energía, que están «totalmente fuera de mercado». «Más del 50% de la energía que se produce en España proviene de las renovables y la nuclear» y es el gas el que fija los precios, lo cual «es absurdo», subraya el decano de los Economistas.

En todo caso, insiste, «el IPC no es representativo de la coyuntura económica, sino de una situación específica», al menos cuando no se prolonga en el tiempo.

Y, a tenor de los diferentes factores en juego, el portavoz de los economistas burgaleses aventura que el espectacular incremento del IPC de los últimos meses «no se va a consolidar», sino que se va a estabilizar «en un periodo de tiempo razonable». Esa es, al menos, lo que espera que suceda. En caso contrario, avisa, «la escalada de precios condena a la pobreza».

En todo caso, insiste, «lo importante» no es el impacto sobre la economía burgalesa o española. «lo más importante es que la guerra cabe pronto», pues supone un «tragedia».

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