Los misterios que encierra el Papamoscas de Burgos
Es una figura que habla y la que hay que entender su lenguaje para penetrar en los mundos más ignotos y misteriosos
Hoy es un elemento atractivo para todas las edades. Su forma de gesticular y dar las horas y las medias, hace del Papamoscas esa figura a mitad de camino entre los estrambótico y los simpático que atrae miradas, sobre todo de los turistas, que se acercan a la Catedral de Burgos para contemplarlo.
Es fácil observar cualquier día a docenas de personas paradas detrás del coro, junto a la entrada principal de la plaza de Santa María, mirando con atención el reloj. Es una figura que habla y la que hay que entender su lenguaje para penetrar en los mundos más ignotos y misteriosos y hacer un repaso a los avatares que tuvo que pasar este autómata, el primero de la historia en la ciudad y probablemente en Castilla. Junto a él, su inseparable Martinillo.