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Grabado del Libro del Anticristo. BC
Burgos misteriosa

Las presencias del Anticristo en Burgos

La venida del Anticristo siempre ha atemorizado a los humanos porque es anuncio del fin del mundo y se ha basado en el Apocalipsis de San Juan y en la elaboración de teorías que relatan que el ese personaje que se asimila a Satanás, ya está en la sociedad en forma de corrupción moral. Siempre ha estado presente pero, más que un ser, es un elemento político

Viernes, 19 de mayo 2023, 07:29

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Que Burgos sea un cruce de caminos, un hito fundamental en el Camino de Santiago Francés o que fuera cámara de reyes influyó [y yo creo que sigue influyendo] en ser un crisol en el que se mezclan circunstancias diversas que hacen que este trozo de tierra a 859 metros de altitud sobre el nivel del mar reúna condiciones para ser un lugar mágico. Pero también mistérico.

Por todas las condiciones explicadas, en Burgos se instaló Fadrique de Basiela y puso en marcha una imprenta en el siglo XV. Es famosa por la primera impresión de la Tragicomedia de Calisto y Melibea, pero tiene más secretos porque allí se imprimieron libros famosos sí, pero también otros textos anónimos que fueron impactantes.

La fama se la lleva La Celestina, que fue impresa en 1499 por el Bachiller Fernando de Rojas, sin embargo hay libros que son joyas de la literatura de terror.

Fadrique Alemán de Basilea imprimió en 1497 el primer libro sobre el anticristo que se conoce, sobre otro texto creado en el taller de Hurus en Zaragoza un año antes; y tuvo dos ediciones, la del año señalado y otra en 1535; que se custodian en la Biblioteca Nacional de España. Se le atribuye a Martín Martínez de Ampiés, la composición de esta obra. Es una joya. El libro tiene cuatro argumentos básicos: el primero el Libro de Anticristo; la segunda parte, las quince señales del Juicio Final; la tercera el sermón 'Ecce positus est hic in ruinam' y la cuarta la carta del rabí Samuel.

Lugar en el que estaba la imprenta de Fadrique de Basiela en Burgos. J.C.R

María Jesús Lacarra Ducay en su artículo Aventuras y Desventuras del Libro del Anticristo de Martín Martínez De Ampiés, apunta que la primera pieza se remonta al tratado latino 'De ortu et tempore Antichristi', del monje Adso (920-992), también conocido como 'Libellus de Antichristus'.

Si usted tiene curiosidad por saber más de este incunable que se custodia en la Biblioteca Nacional de España, puede hacerlo en este enlace. Además del texto, contiene 64 grabados de tradición germánica.

Una figura del judaísmo

El Anticristo es judío y según la historia, descendiente de la tribu de Dan. La tradición le atribuye una figura humana, es de carne y hueso. Parece ser que este personaje fue hijo incestuoso de Dan con su hija y que nació en Babilonia; se crió con una secta de magos de Corozáim y le enseñan las artes de la magia negra.

Encontró adoradores en Gog y Magog, la reina de las amazonas o los reyes de Libia, Etiopía y Egipto. Siguió los de Jesús y dice el Libro del Juicio Final, que el Anticristo, antes de la segunda llegada de Cristo va a reunir en torno al monte de los Olivos a sus fieles para que asistan a su ascensión, aunque san Miguel lo derribará en el aire y finalizará en el infierno.

El Libro del Juicio Final aborda y explica los quince signos que van a anunciar la resurrección de los muertos: «El mar bajará hasta el abismo, luego arderá con grandes llamas, los arboles sudaran sangre, los peces emergerán dando grandes gemidos y llegará el fin».

De Astorga a Burgos

Existen varios textos, que hablan de la llegada del Anticristo, pero existe uno muy determinado y especial. Se trata de un libro de 1889 que si lo comparamos con los augurios apocalípticos de cierto sector ultra católico de la Iglesia es un calco, una fotocopia exacta. Se trata de 'El Antecristo y el fin del mundo y muy especialmente del Apocalipsis', escrito por el rector del Seminario de Astorga, por entonces, Antonio Martínez Sacristán.

Este clérigo, ya en la introducción y la carta que adjunta al obispo de Astorga se recrea en los «infaustos sucesos», que sufría la sociedad de aquella época: «… el desquiciamiento del mundo, la corrupción intelectual y moral siempre creciente, el desbordamiento de la inmoralidad, la plaga de falsos profetas, folletos y periódicos impíos; la guerra encarnizada y sistemática que se hace á la Iglesia y su Pontífice por las sociedades secretas y no secretas…»

El panorama lo completa con palabras como: «las continuas sacudidas de la tierra, la pestilente atmósfera que nos rodea, el encapotado horizonte político; en una palabra, los males sin cuento que afligen y amenazan afligir sin tregua ni descanso á la mísera humanidad…». Todo ello le impele al sacerdote a redactar un tratado sobre el anticristo.

Pero ¿qué relación llega a tener el autor de este libro con Burgos? El texto en realidad tuvo que ser visado por obispo de Burgos pese a no tener jurisdicción sobre Astorga. Y es que el seminario de Astorga ha estado afiliado a la Facultad de Teología del Norte de España, con sede en Burgos.

Y a él alude Antonio Martínez Sacristán en su libro, porque para el prelado burgalés de aquella época, Manuel Gómez Salazar y Lucio-Villegas se resume en «tres cosas muy importantes: la persecución de la Iglesia, la opinión de ilustres pensadores acerca de los tiempos apocalípticos, y la apostasía casi general de todos los Estados». Si lo comparamos el mensaje de entonces con un discurso actual de cualquier obispo, incluido el de Burgos, no difieren casi en nada. Quizá en el lenguaje que puede ser hoy menos enrevesado, pero los males de entonces, son los mismos que los de ahora.

¿A qué conclusión podemos llegar? Una de carácter laico (o con cargas de laicidad) y otra expresada en términos eclesiales. La primera es que la jerarquía de la Iglesia se queja de que los estados tratan de imponer unas doctrinas sin darse querer reconocer que la institución pretende lo mismo; y además lo condena. La conclusión jerárquica es que esto es obra del diablo.

El panorama que dibuja Martínez Sacristán en la Iglesia del mundo se parece, sin duda al Apocalipsis: «Terrible es, pues, azarosa y tremenda la situación porque atraviesa hoy la Iglesia de Dios; lo que parece anunciar a juicio de algunos ilustres pensadores, la proximidad de los tiempos apocalípticos, en los que debe aparecer el hombre de pecado, el hijo de perdición, para tiranizar a los hombres hasta el extremo de hacerse adorar de ellos como Dios, y de los cuales parece ser síntomas precursores la apostasía universal de casi todos los estados por su negación sistemática del reinado social de Jesucristo, y la preponderancia infausta y mortífero influjo de la francmasonería en el Gobierno de casi todos ellos…»

De todas esas reflexiones se desprende que los tiempos no han cambiado tanto en la dogmática eclesial y que el movimiento pendular nos lleva de un extremo a otro con suma facilidad.

¿Quién es el anticristo?

Anticristo, milenarismo y apocalipsis son tres palabras que siempre están relacionadas con el fin de los tiempos. Y con Satanás como príncipe del mal. Pero no es el mismo personaje porque el Anticristo tiene figura humana, según la tradición de la Iglesia. Tiene su raíz en el mesianismo judío y lo adopta la iglesia creada y auspiciada por San Pablo y que tiene en Jesús la raíz; pero siempre hay que buscar un elemento contradictorio, y esa iglesia adopta a ese anticristo para identificarlo y contraponerlo con la segunda venida de Cristo.

Pero claro, para que ese Cristo triunfante llegue por segunda vez, tiene que enfrentarse a alguien. Tiene que vencer a un enemigo. Y entre el imaginario colectivo, la jerarquía y las interpretaciones del Apocalipsis se modela esa figura del Anticristo porque convencer al diablo no basta.

Se convierte así el Anticristo en una especie de personaje novelesco y objeto de investigación ya sea en el ámbito de la ciencia empírica como en las disciplinas ocultas. Pero donde mejor se puede leer es en el capítulo 20 del Apocalipsis:

«Vi entonces a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en su mano. El ángel prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, y lo encerró y puso un sello sobre él para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. También vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que se les concedió autoridad para juzgar. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen ni habían recibido la marca sobre su frente ni sobre su mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años. Esta es la primera resurrección Los demás muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años.

(...) Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla (...) Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta. Y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos».

Según las predicciones apocalípticas y las diferentes interpretaciones de los príncipes de la Iglesia, el Anticristo llegará sin duda. Y que este personaje será de carne y hueso.

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