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Adriana Lastra.

Conciencia de clase

A la última ·

Sábado, 26 de septiembre 2020, 00:07

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Tendría que aprender Cayetana Álvarez de Toledo de Adriana Lastra. Aprender cómo ser portavoz parlamentaria y voz de su amo. Eso es más importante que la excelencia, cosa que te expulsa de la mediocracia. La asturiana explica que el Gobierno quiere reformar el delito de sedición (una de las cesiones a los independentistas) y adaptarlo al siglo XXI. Hombre, que el Código Penal tiene 200 años. Eso no puede ser. Por supuesto, el Código Penal es de 1995. También es verdad que hasta la Constitución americana es más moderna que Adriana Lastra, que además de eso de lo de los 200 años que soltó a Susanna Griso (sin que Griso le replicara) tiene otras cosas que decir. Cosas de los siglos XIX y XX. Por ejemplo, que a la derecha no le gusta el discurso de clase. «Yo llevo desde los 16 años con conciencia de clase, con un discurso social y por eso soy la vicesecretaria general del PSOE y su portavoz parlamentaria». Estudiar, ¿para qué? Unos pocos créditos en conciencia de clase te colocan.

Y colocados andan con el poder. Y a veces siendo personajes de Charlie Kauffman, como en 'Estoy pensando en dejarlo'. Ves a Franco, el del PSOE, y parece uno de esos personajes que son uno y otro. El jefe del PSOE de Madrid que al final no convoca la manifestación contra Ayuso pero que, como Delegado del Gobierno, la autoriza. Es como el Burt de 'Enredo' chasqueando los dedos y pretendiendo ser invisible cuando le conviene.

Lastra sigue animando a acudir a la manifestación. Por su conciencia de clase, que es como la chaqueta de piel de serpiente de Nicolas Cage en 'Corazón salvaje', un símbolo de su individualidad y su fe en la libertad personal. En su caso, un símbolo de su aborregamiento servil.

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