«Abandono e indiferencia» ante la instalación de una tercera planta fotovoltaica en Valle de Tobalina

El pasado 20 de mayo el pueblo burgalés de Quintana Martín Galíndez acogió una manifestación con unas 170 personas. El objetivo era protestar por la instalación de una planta de placas fotovoltaicas en la zona, entre los pueblos de Orbañanos y Tobalinilla.

Se trata de un tercer proyecto de estas características en la zona, con 126 hectáreas ocupadas entre estos dos pequeños pueblos burgaleses pertenecientes al municipio de Valle de Tobalina. La empresa también programa otros dos parques fotovoltaicos más en la zona, «estos no están tan avanzados, pero si salen adelante, sería preocupante. Es que, además, tenemos conocimiento de que hay intención de instalar otras tres granjas fotovoltaicas más, se ha hecho algún trámite ya. De ser así, desde Barcina hasta Orbañanos sería un mar de placas», lamenta Ane Rodríguez, portavoz del grupo vecinal de Orbañanos.

Este 23 de mayo se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la declaración de impacto ambiental del proyecto parque solar fotovoltaico Garoña Alfacuarta. La declaración de impacto ambiental no admite recurso excepto los que procedan en vía administrativa y judicial frente al acto por el que se autoriza el proyecto.

Ahora, los vecinos de Orbañanos y Tobalinilla están estudiando con Ecologistas en Acción si presentar un recurso de alzada. «Tenemos que valorar la viabilidad de llegar a juicio y plantearnos acciones para ganar dinero para afrontar estos litigios», explica Rodríguez.

Lo que lamentan es la desinformación de las administraciones. Por ello, han enviado una carta a la regidora del Valle de Tobalina para que sea consciente de cómo se sienten los vecinos de las zonas afectadas. «Sentimos abandono e indiferencia por la actitud del Ayuntamiento del Valle de Tobalina y de los alcaldes de las pedanías. Han optado por el silencio, la desinformación y la falta de claridad», aseguran los vecinos en esta misiva.

En un primer momento, la alcaldesa se mostró contraria a esta macrogranja fotovoltaica. Rodríguez señala que el Ayuntamiento pedáneo de Tobalinilla también estaba en contra. «Pero ningún Consistorio presentó alegaciones», asegura esta vecina.

Los habitantes se preguntan cómo es posible que no se haya convocado a una consulta a la gente del valle. Se han encontrado con la publicación del BOE sobre algo que afectará a 126 hectáreas de su entorno natural.

«Lo que entendemos es que el Ayuntamiento se ha mantenido en una posición muy poco clara», lamentan los vecinos. «Si realmente están en contra, deberían haber hecho algo. Los vecinos hicimos una manifestación e hicieron como que no existiéramos, aunque tuvimos mucho apoyo popular», explica Rodríguez.

«Hubo alegaciones de una asociación y la empresa lo que ha hecho ha sido buscar soluciones rápidas», lamenta Rodríguez. En el BOE se puede leer que el promotor manifiesta que «el proyecto no afecta a ningún paisaje sobresaliente que haya sido protegido en virtud de la ley de Patrimonio Natural». Asegura que esto no afecta a la planta solar fotovoltaica y su impacto visual porque «se encuentra fuera del ámbito de aplicación del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales».

Mesa Eólica Merindades de Burgos señaló en las alegaciones que no se había realizado un estudio pormenorizado del número de observadores potenciales de las infraestructuras visibles de las nuevas plantas solares proyectadas y de las principales vías de evacuación desde las localidades, las carreteras y los caminos históricos. También señalan que no se tiene en cuenta el movimiento de personas en el entorno y los paisajes relevantes. En cambio, el promotor considera que la afección al paisaje más valioso es «muy moderada» y añade que «no afecta a los entornos centrales de los cañones que se desarrollan en torno al tramo embalsado actualmente del río Ebro».

Algunas de estas soluciones que el promotor ha propuesto para la integración paisajística son las que Rodríguez considera «soluciones rápidas». Por ejemplo, medidas como «el enmascaramiento de las instalaciones mediante las labores de revegetación a realizar en las zonas residuales de la misma».

También propone la creación de una pantalla de vegetación en el límite de la planta, en el perímetro que limita con las carreteras más frecuentadas, con especies perennes y autóctonas para «mitigar lo máximo posible el impacto visual», según lo recogido en el BOE. Asegura el promotor que el soterramiento de la línea de alta tensión disminuirá «mucho la afección al paisaje de la lámina de agua y su vegetación acompañante en las riberas».

Igualmente, se compromete a preservar los elementos del paisaje, así como otros elementos que puedan ayudar a mantener la conectividad territorial. Por otro lado, garantiza que empleará «materiales y colores que permitan la integración paisajística de las instalaciones en el entorno, como materiales opacos para evitar destellos o tratar los módulos con un tratamiento químico antirreflectante».

El grupo vecinal de Orbañanos se pregunta cómo se ha aprobado «con tanta urgencia un proyecto que se sitúa en una zona medioambiental de tanto valor. Las soluciones que se proponen a las alegaciones presentadas no nos parece que estén a la altura. El impacto va a ser terrible. Las placas van a terminar como a 20 metros del parque natural. En teoría, la zona que rodea a un parque natural está también protegida, no al mismo nivel que el parque, pero el área alrededor se considera protegida», asegura Rodríguez.

Orbañanos y Tobalinilla se encuentran a unos 10 kilómetros de distancia, a mitad de camino se encuentra la central nuclear de Santa María de Garoña. Al sur delimitan con el parque natural de Montes Obarenes-San Zadornil y al norte con el parque natural de Valderejo. Son pueblos pequeños, con pocas personas censadas, en Tobalinilla, por ejemplo, viven dos personas continuamente.

Pero Rodríguez señala que la preocupación vecinal «no es tanto por el impacto a estas personas, sino por los puestos de trabajo que quita». Se refiere a la agricultura. «Nuestro miedo es que los agricultores se queden sin tierras porque el terreno que trabajan pertenece a tres o cuatro grandes propietarios. Con estas empresas energéticas, los propietarios van a preferir alquilárselas a las promotoras que a los agricultores porque hay que reconocer que sale mejor, pagan más», explica esta vecina.

Además del impacto medio ambiental que afectará la fauna, la flora y a las personas, señalan los vecinos. Tienen claro que aquí viven pocas personas, «pero hay más que tienen casa aquí y acuden a menudo y ellos también hacen pueblo, ayudan a mantener la zona. La instalación de estas placas y el destrozo del medio ambiente desvaloriza las casas. Al final, los propietarios de tierras son pocos y por beneficios de cuatro propietarios se destroza un terreno valioso», lamenta Rodríguez.

Los vecinos explican que no están en contra de la instalación de placas solares, «pero no a costa del medio ambiente». «En otras zonas lo que se está haciendo es instalarlas en terrenos degradados, como cerca de autopistas o polígonos industriales, pero no en zonas protegidas y no tantas hectáreas juntas», ejemplifica la vecina Ane Rodríguez.

Esta también reconoce que están expectantes porque el alcalde pedáneo de Orbañanos cambia tras estas elecciones municipales y saben que no es favorable a la cesión de las tierras del pueblo a la promotora. «Hay 15 hectáreas de estas 126 que son terreno municipal, pero el pueblo no ha firmado el alquiler de las tierras, aunque la promotora parece que lo da por hecho en el proyecto al incluirlas», añade Rodríguez.

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