Burgos pierde 55 oficinas bancarias en municipios de menos de 5.000 habitantes en cinco años
Castilla y León acumula la desaparición de 399 sucursales entre 2016 y 2019, al pasar de 950 a 551
R. Travesí / ICAL y BURGOS conecta
Burgos
Lunes, 2 de mayo 2022
Castilla y León continúa en su escalada para ser la autonomía que más sufre la exclusión financiera en el medio rural. No en vano, la Comunidad acapara casi uno de cada cuatro cierres de oficinas bancarias de España en municipios de menos de 5.000 habitantes en los últimos cinco años. En concreto, acumula el cierre de 399 sucursales entre los años 2016 y 2021, al pasar de 950 a 551 oficinas. El conjunto del país suma 1.714 pérdidas de establecimientos en ese periodo en las pequeñas localidades, ya que en 2016 existían 5.605 y el año pasado cerró con 3.891.
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En la provincia de Burgos se han cerrado en total 55 sucursales bancarias en los últimos cinco años, el 32%, dato que la sitúa en cuarta posición en el conjunto de la comunidad, superada por León, que ha perdido 85 oficinas en sus municipios de menos de 5.00 habitantes. Es decir, el 21 por ciento del total de cierres registrado en la Comunidad. Le sigue, por número, Zamora con 59 Salamanca con 58 oficinas cerradas.
Completan el listado, las 49 sucursales que se han cerrado en los últimos cinco años en la provincia de Valladolid, las 34 Palencia, las 22 en Ávila, las 20 en Segovia y las 17 en Soria.
Gráfico con el cierre de sucursales entre 2016 y 2021
Además, solo en el 2020, la provincia de Burgos perdió 34 oficinas bancarias en sus pueblos. Y entre enero y junio de 2021, un total de 27 sucursales bancarias echaron el cierre en la provincia, que ha visto desaparecer más de la mitad de las oficinas con las que contaba en 2008. En total, Burgos ha perdido 300 sucursales en 13 años.
En 2021 el número de oficinas en la Comunidad se redujo en 120. Un dato superior a los 86 cierre registrados un año antes pero por debajo de la desaparición de 123 sucursales en 2019.
Los datos del Banco de España recogidos por Ical muestran una de las peores caras de la llamada España Vaciada, con el cierre progresivo de las entidades bancarias en los municipios de menos de 5.000 habitantes. Una realidad que deriva de los procesos de concentración, la digitalización, el cambio del modelo de negocio y la falta de rentabilidad por la elevada despoblación en estas localidades más pequeñas.
Por lo tanto, el Banco de España tenía contabilizadas en las localidades de menos de 5.000 habitantes en Castilla y León el año pasado 117 oficinas operativas en Burgos, seguido de las 97 de León, las 58 de Segovia y las 53 en Zamora. Les siguieron las 49 de las provincias de Salamanca y Valladolid, las 48 de Ávila, las 46 de Soria y las 34 radicadas en Palencia.
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De esta manera, a finales de 2020, el 82% de los municipios de Castilla y León carecía de oficina bancaria presencial mientras que el 38 por ciento de las sucursales se concentraba en las capitales de provincia, fruto del proceso de concentración llevado a cabo por las entidades.
Oficinas móviles
Ante este panorama, las diputaciones provinciales tratan de impulsar servicios financieros itinerantes o instalar cajeros automáticos en los pueblos. En Burgos, la Diputación se comprometía en el pleno a estudiar esta posibilidad para llevarlo a cabo.
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También los bancos tratan de compensar los cierres de las sucursales con la puesta en marcha de las oficinas móviles. A modo de ejemplo, CaixaBank prestó servicio el año pasado a 203 municipios de las provincias de Ávila, Burgos y Segovia, donde la población media por localidad apenas supera los 260 habitantes. Un servicio que permite a los usuarios, sean o no clientes de la entidad, realizar las operaciones bancarias más habituales, entre las que destacan retirar efectivo, realizar ingresos y pagar recibos e impuestos. En 2021, los utilizaron más de 9.300 usuarios de la Comunidad, un 79 por ciento de los cuales es mayor de 60 años, y en ellas se realizaron más de 113.000 operaciones.
En la última Junta General de Accionistas de Caixabank, su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, se comprometió a mantener las sucursales de los 55 municipios de Castilla y León donde opera en solitario. La provincia más beneficiada es Ávila, donde es el único banco que puede encontrarse en las calles de 18 de sus municipios.
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Le sigue a corta distancia Segovia, donde sucede lo mismo en 16 municipios. Se da la circunstancia de que las antiguas cajas de ahorro que llevaban el nombre de estas dos provincia acabaron integradas en Bankia, que se fusionó con Caixabank en una operación que finalizó hace menos de un año.
Valladolid, León y Burgos registran cinco localidades con la característica que exige Caixabank para mantener su presencia activa allí. Palencia con tres, Zamora con dos y Salamanca con uno.
Se trata de un propblema que afecta a un gran número de burgaleses, especialmente de edad avanzada, ya que cerca de un 14% de la población de Burgos vive en municipios sin cajero automático. En la provincia de Burgos hay 1,8 cajeros automáticos por cada 1.000 habitantes. De los 371 municipios, solo 60 tienen punto de acceso al efectivo mientras que 311 no lo tienen.
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