El girasol gana terreno en los cultivos burgaleses y dejará una buena cosecha
La pipa es el tercer cultivo más importante de la provincia y, a una semana de que termine la cosecha, los agricultores están satisfechos con las cifras de recolección
El girasol tiñe los campos burgaleses. Lo que antes era un cultivo de menor relevancia para los agricultores ha ido cobrando fuerza hasta convertirse, por extensión, en el tercero de la provincia. Por detrás del trigo y la cebada, que esta campaña han estado muy igualados en hectáreas cultivadas, el girasol representa entre un 20 y 25% del campo trabajado.
La pipa es cada vez más rentable, en términos de facturación y de costes de producción, y tiene un peso específico en las cuentas de los agricultores burgaleses. La ausencia casi total de cuidado, no requiriendo emplear los tratamientos que resultan imprescindibles en el cereal, hacen que el cultivo aporte una gran rentabilidad entre los costes de producción y el precio de venta.
A una semana para que termine la cosecha del girasol, los sindicatos agrarios coinciden en señalar que será una campaña de pipa buena, aunque sin llegar a muy buena. Según explica Gabriel Delgado, presidente de UPA-COAG en Burgos, queda alrededor de un 15% por cosechar, a la espera de que el girasol seque. Para él, se cerrará una campaña favorable, especialmente en Merindades, Bureba, Arlanza y Arlanzón y no tanto en Ribera, Páramos y Demanda, donde es rendimiento ha sido inferior, en parte por las temporadas sin precipitaciones que se han registrado estos últimos meses.
El girasol es el tercer cultivo, por extensión, de la provincia, por detrás del trigo y la cebada
Y es que el rendimiento de las tierras a lo largo y ancho de la provincia es muy dispar. No en vano, la gran extensión y diferencias de suelo existentes hacen que los cultivos más productivos, con ayuda de abonos y cuidados, pueden alcanzar los 3.000 kilos por hectárea cosechada. Sin embargo, en el extremo contrario, los que no han tenido una correcta rotación y no disponen de los nutrientes necesarios no llegan a la media tonelada. En cualquier caso, la media de cosecha rondará los 1.500 kilos por hectárea.
En cuanto a la demanda, la pipa, empleada para realizar aceite de girasol, ha aumentado, ante el denostado aceite de palma que aparecía en casi cada contraetiqueta de cualquier producto del supermercado. Es por ello que se copará la producción total, aunque eso no supone una novedad, dado que España necesita importar aceite de otros países para cubrir toda la demanda, explica Susana Pardo, presidenta de UCCL.
Por último, son ya muchos los agricultores que están cultivando pipa de alto oleico, por su mayor producción de aceite. Esta pipa más productiva ha ido ganando terreno y ya representa el 70% de cuanta se cosecha, dejando a la pipa tradicional en el 30% restante.
